lunes, 4 noviembre 2024 - 23:21

Poor Things. De reformulaciones steampunks clásicas y cuestionamientos sociales

Enfrentarse a una película de Yorgos Lanthimos no es un reto que aparezca todos los días. Teniendo una filmografía harto prolija que va a la par de lo intrincado y lo eximio, se podría nombrar tranquilamente al griego como uno de los precursores de la vanguardia de cine de autor moderna, nombrando a algunas de sus obras como The Lobster, The Favourite, The Killing Of A Sacred Deer o Dogtooth como algunos de los ejemplos a considerar de lo mejor del séptimo arte en el segundo milenio.

El 2023, con estreno este jueves 18 de enero de 2024 en Argentina, vio nacer una incursión fílmica en la vida de Yorgos. Poor Things, en la vista grande, sería una reformulación steampunk de la historia de Frankenstein y la creación de su monstruo, entre vueltas de tuercas y planos explícitos de lo más mundano y al mismo tiempo pulcro del ser humano; pero si bien abarca este tópico, estaríamos considerando meramente la punta del iceberg. Poor Things se convirtió, sin pedir permiso ni avisar, en la mejor película de la temporada 2023/24 del cine para quien escribe. Su mirada existencialista hacia la familia, los modos, las formas y costumbres, lo políticamente correcto, lo simple y lo complejo, los ideales, los valores, el alrededor, el hoy, el ayer y el mañana, vertidos en una cascada de sentires donde un creador se vuelve espectador de su creación y un nacimiento siempre deviene de una muerte.

Una toma de decisiones cambia paradigmas y se revuelve en las vísceras como una marea incontrolable o una ola inmersa en la curiosidad de inspeccionar un mundo que en la superficie es bello y en sus adentros olvidó su hermosura.

Willem Dafoe encarna a un deteriorado con complejos paternales e idílicos por donde se lo mire e inmenso cirujano de altísimo coeficiente intelectual llamado Godwin Baxter, quien intenta controlar y criar a Bella Baxter, en la piel de una Emma Stone que pide y merece todos los galardones que le presenten y nominen, embelesada por Duncan Wedderburn, quien en Mark Ruffalo encontró su voz, su desprecio y su mezquindad, tremendamente secundados por Ramy Youssef haciendo de Max McCandless y una tremenda gama de actores y actrices que conforman una historia simplemente perfecta.

Poor Things plantea demasiadas preguntas que van encontrando respuesta a medida que transcurre, develando la verdadera cara de la sociedad y todo lo que esconde en sus entrañas. Todo bajo una cinematografía y fotografía directamente venidas de los sueños y pesadillas del director impactando desde cada arista para poder lograr un producto que lejos de ser justamente un producto, pasa a ser una confrontación hacia el estatuto social, las creencias y lo antepuesto moralmente.

Pocas veces una película se hincó tanto en el pecho, con el fin de corromper lo impuesto por la tendencia momentánea y pasajera de infinitas secuelas, reboots, franquicias, sagas innecesarias y pastiches pochocleros con el fin de que tanto espectador como espectadora, entren y salgan vacíos de salas llenas. No, Poor Things va más allá, queda en cada uno y una ustedes darle la oportunidad a una de las producciones más interesantes del séptimo arte de los últimos tiempos.

Lanthimos no decepciona.

Cuestiónense todo.

Matías Digiano

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