lunes, 18 noviembre 2024 - 16:26

Paro general del 13 de diciembre de 2001. El preámbulo del Argentinazo

Se cumplen 19 años de aquel paro general de nuestra clase obrera contra el terrible ajuste que estaban descargando De la Rúa y Cavallo. En esos tiempos de rebajas salariales y jubilaciones, de recurrentes ajustes para pagarle al FMI, de corralitos y otras yerbas, obligados por la enorme presión, los dirigentes de la CGT oficial, la CGT disidente y la CTA, convocaron, sin muchas ganas, a un paro general. El paro fue total, contundente.

Muchos analistas señalan la ausencia de la clase obrera organizada, a través de sus sindicatos y cuerpos de delegados, en los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Un hecho cuya responsabilidad central le corresponde a la traidora CGT, que solo llamo a la huelga general, cuando De la Rúa estaba mortadela, el país ya se había paralizado, con el objetivo de evitar que la gente se siguiera movilizando. Los obreros concurrieron en forma individual a los acontecimientos de aquellas históricas jornadas de lucha.

Pero también es justo recordar, que apenas unos días antes, una enorme huelga general había paralizado al país, un hecho enorme, que junto el resto de los elementos que conformaban una crisis terminal del gobierno de De la Rúa, llevó a los compañeros redactores de nuestra Alternativa Socialista, que salió a la calle el día posterior, a titular en la tapa del periódico “Se viene el estallido”.

Los acontecimientos previos

El modelo menemista de privatización de las empresas estatales y los fondos jubilatorios, en una economía que dependía de la exportación de productos primarios y de importantes préstamos del FMI a tasas siderales para mantener la convertibilidad, venía en picada desde el fin de su mandato.

De la Rúa y el Chacho Álvarez, habían ganado las elecciones de 1998, aprovechando la bronca popular con las medidas de ajuste de Menem, prometiendo mejorar la situación de las amplias mayorías populares y mantener la convertibilidad. Lo cierto es que rápidamente se diluyó la careta progresista de su gobierno y sus medidas continuaron las políticas anti obreras y pro FMI que habían denunciado en su demagogia electoral. Luego de fracasar dos ministros de economía, Machinea y López Murphy, fue llamado Cavallo a ocupar, incluso con superpoderes, ese sitial clave que es el manejo de la economía.

Sus políticas de ajuste fiscal, para cumplir los compromisos leoninos que el FMI exigía, fueron duramente resistidas por los trabajadores y las mayorías populares, desatando una enorme crisis política y económica que llevó a que el sistema bancario colapsara, por que se estaba produciendo una enorme fuga de capitales, que el gobierno había dejado correr.

El 3 de diciembre, el ministro Cavallo anuncia el primer corralito, que consistía entre otras medidas, que nadie podía retirar más de 250 pesos semanales de sus cuentas bancarias y un tope de 10.000 dólares para los que viajaban al exterior. La medida, en una economía dolarizada, va a afectar duramente a las clases medias y a los sectores de la economía, especialmente del trabajo informal, que dependían de sus ingresos para poder funcionar, con lo cual se agravaron enormemente las penurias de gran parte de los trabajadores y el pueblo pobre del país.

El paro general del 13 de diciembre

En un panorama nacional cruzado por cotidianas protestas, la conducción sindical lanzó un paro general de 24 hs., sin intención de darle un carácter activo. Fue el séptimo contra las políticas del gobierno de De la Rúa. Lo convocaron la CGT oficial de Daer, la CGT disidente de Moyano y la CTA, en repudio a la retención de dinero en efectivo por el corralito y en rechazo a las medidas económicas de De la Rúa y Cavallo.

El INDEC hacía públicos en esos días las cifras de la crisis: 18,3 % de desempleo, lo que significaban 2.800.000 personas sin trabajo, a lo que había que sumarle un 16,4 % de subempleo, de la población económicamente activa. ¡Casi 35% de argentinos sin empleo o sobreviviendo de changas!

El paro fue total. Así lo reflejaban los diarios de la época: “La fuerza de la medida se apoyó sobre la adhesión prácticamente total en los transportes y la administración pública que afectó a las demás actividades”, “a diferencia de otras oportunidades, en que sólo se paralizaban los sectores de la producción y dependencias estatales, esta vez se notó la adhesión de buena parte del comercio, aun de aquellos que atienden sus propietarios. Un indicador más de que la crisis golpea fuerte a todos los sectores”.

“En la Capital Federal, los trenes no anduvieron, en tanto que lo subterráneos funcionaron con intervalos de entre 8 y 11 minutos, al igual que los días feriados. El paro en el transporte colectivo fue casi total y era imposible conseguir taxis durante la madrugada”, “en Capital Federal y Gran Buenos Aires al menos diez taxis fueron incendiados y hubo ataques con piedras a tres colectivos.”

“En las ciudades del interior, el panorama era verdaderamente desolador, con las calles desiertas y los comercios cerrados”, “las manifestaciones más violentas tuvieron lugar en Córdoba, Neuquén, Rosario y Pergamino, donde hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías y destrozos en edificios públicos. Algunas sucursales bancarias fueron agredidas con bombas molotov. En varios puntos del país hubo cortes de puentes, rutas y calles, protagonizados por militantes y piqueteros.”

 (fuentes Página 12 y Clarín del 14/12/2001)

Los intentos de sostener al gobierno

Mientras el paro general se desarrollaba en todo el país. Ese mismo día, el presidente Menem se entrevistaba con De la Rúa en señal de apoyo. El presidente del radicalismo de ese entonces, Ortiz de Rosas, eludía la foto en común con el personaje que significaba la corrupción y todo lo que el gobierno de la Alianza había tratado de diferenciarse.

Pasquini Duran en su Editorial para Pagina 12 señalaba con agudeza: “No se sabe si las dos CGT también van a sentarse a esperar que garúe finito o si van a aprovechar el impulso para organizar nuevas formas de resistencia. El hábito de la experiencia diría que después del bramido de ayer van a esperar a ver si alguien pasa por caja con alguna propuesta de pago, pero, en fin, estos son tiempos raros y cuando el piso quema hasta los elefantes bailan. “

Lamentablemente en el mismo editorial, siguiendo la política del diario, en lugar de llamar a profundizar el plan de lucha, llamaba… a votar en la encuesta de De Gennaro y el FRENAPO.

Como señalábamos en Alternativa Socialista del 14/12/2001 en torno al balance de ese paro: “Nadie duda de la masividad del paro general. Sin embargo, el día anterior la convocatoria a manifestación de los sindicatos fue debilísima. Daer no convocó a nada. Moyano llamó a un acto en Congreso y la CTA a otro en Plaza de Mayo. La mayor y más combativa columna del acto de Moyano fue la de la izquierda unificada ya que los sindicatos llevaron poquísima gente. Y la manifestación de la CTA no pasó de unos centenares.

La masividad del paro tuvo poco que ver con los dirigentes que lo convocaron. Fue la inmensa bronca contra el gobierno la que motorizó el paro. Después Daer habló de un paro de 48 horas. Pero nadie sabe si se concretará o es parte de otra negociación política. Moyano, Daer y la CTA a contramano de la lucha Estos dirigentes están cada día más lejos de las bases a las que dicen representar. Daer se reúne todas las semanas con los grandes empresarios. Moyano amaga en sus discursos, pero nunca pega y nada dijo de la continuidad del plan de lucha. La CTA, encabezada por De Gennaro, lejos de ponerse a la cabeza de una conducción alternativa apoyando al Congreso Piquetero, organiza plebiscitos truchos en el Frente contra la Pobreza. Todos ellos son responsables de sostener a este gobierno y de estar al servicio de recambios patronales, con el PJ o la centroizquierda en el caso de la CTA.  Los trabajadores necesitan con urgencia de una nueva dirección para pelear por su propia salida ante la crisis nacional.”

“Se viene el estallido”

La enorme crisis que atravesaba el país, el derrumbe de su economía, las enormes luchas y el desprestigio completo de todo el régimen político, de sus partidos, instituciones, conducciones gremiales, nos hizo después del paro del 13, prever el estallido inminente y señalar los grandes trazos de la oportunidad que se abría.

Así lo reflejaba el editorial de AS del 14 de diciembre: “Lo nuevo es la izquierda La crisis brutal por la que atraviesa el país nos pone en un cruce de caminos. Hay condiciones de sobra para encontrar una salida de los trabajadores y el pueblo. Pero también hay grandes limitaciones que pueden hacer que algunos sectores populares se desmoralicen y no vean una solución. La más importante de todas ellas es la falta de una dirección política y sindical capaz de conducir las luchas de manera consecuente y llevarlas al triunfo.

Pero que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Al mismo tiempo ha comenzado a surgir un polo de referencia para empezar a construir esa dirección. Un primer dato que se puede tomar en cuenta es el resultado electoral de la izquierda y de Izquierda Unida en particular el 14 de octubre. Desde este punto de vista se puede afirmar que la Izquierda Unida ha logrado la simpatía de un sector importante de los trabajadores y el pueblo. Otro es el avance que han logrado los sectores más combativos de los trabajadores y los jóvenes, gran parte de ellos identificados también con partidos de izquierda en la conducción de sectores del movimiento de masas. Desde el MST creemos que se están dando los primeros pasos y todavía queda mucho por recorrer. También creemos que el estallido se viene y con él una prueba de enorme responsabilidad para la izquierda.”

Conviene reflexionar frente a la enorme crisis que vive hoy nuestro país y la posibilidad de un nuevo estallido, pandemia mediante. Un nueva crisis, más fuerte y más profunda que la de diciembre del 2001. Pensar en las lecciones que aquellos días nos dejaron, nos servirá seguramente para enfrentar los desafíos del presente.

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