Un nuevo acuerdo de la burocracia de Daer fijó aumentos a la baja en tres tramos con un adicional no remunerativo. Las patronales y el gobierno tienen una preocupación menos hasta octubre con el pacto sellado. Los trabajadores y las organizaciones independientes no nos quedamos de brazos cruzados, hay que organizar la bronca.
Una vez más la directiva del sindicato (Celeste y Blanca) firmó un acuerdo salarial inconsulto que convalida la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores de sanidad. El mismo consiste en aumentos en tres tramos para los meses de agosto (1,9%), septiembre (1,7%) y octubre (1,6%). Además, se agrega una suma no remunerativa de $60000 por cada mes, que no impactará en el salario básico. Es decir, se fijan porcentajes por tres meses que tienden a bajar mes tras mes cuando lo más probable es que la inflación sea alcista.
Con este nuevo acuerdo lejos de haber una recomposición salarial lo que se consolida es la convalidación de la rebaja salarial. Es vergonzoso que los básicos iniciales ni siquiera en octubre ($950.834,98) alcanzarán la línea de pobreza de julio ($1.149.353). Es contundente, el acuerdo no garantiza una mejora en el poder adquisitivo. El bolsillo de los trabajadores seguirá por el piso, con básicos por debajo de la línea de la pobreza a 350 mil que se desempeñan en hospitales privados, clínicas, geriátricos, mutuales y servicios de emergencia en todo el país.
La triste costumbre de cerrar pactos a la baja, con indiferencia hacia la situación económica real que atraviesan los trabajadores, ya tuvo su expresión más brutal cuando en 2024 la paritaria congeló el salario 75 puntos por debajo de la inflación. Al día de hoy, la sumatoria de los aumentos de los trimestres de febrero-abril (1,9%, 1,7% y 1,6%), mayo-julio (1,5% cada mes) y el recientemente acordado para agosto-octubre (1,9% 1,7% y 1,6%) siguen sin actualizar el salario con respecto a la inflación acumulada en 2025 en lo que va del año (17,3% entre enero-julio, frente a un aumento salarial total del 15,96% entre enero-octubre). Es decir, ni siquiera cobrando todo el aumento llegaremos al porcentaje de inflación actual y para octubre ya estaremos como mínimo 6 puntos aboajo. Aunque la Celeste y Blanca lo presente como un logro, es más que evidente que se trata de una nueva traición.
Codo a codo con los patrones y el gobierno
Este acuerdo salarial intenta tirar paño frío en una situación que se recalienta. Alto favor le hace la burocracia sindical al gobierno de Milei para intentar que no haya desbordes hasta las elecciones. Tiran migajas, pretenden blindar un acuerdo a la baja y no hacer nada hasta después de octubre. Una verdadera canallada para los miles de trabajadores y trabajadoras de la sanidad que vienen sufriendo los ajustes.
Mientras tanto las patronales siguen festejando estos aumentos a cuentagotas, mientras aumentan prepagas coseguros y se benefician de las nuevas leyes laborales e incluso profundizando la precarización, pagando aguinaldo en cuotas en muchos establecimientos, contratando en negro, reduciendo personal o tercerizando servicios.
La voz de los trabajadores está ausente en toda esta negociación. No hubo instancias informativas ni mucho menos de decisión. De la falta de democracia en las discusiones sólo se puede esperar como resultado un acuerdo a la medida de las patronales y la perpetuación de los privilegios de Daer, Pokoik y compañía.

La bronca en las calles pone contra las cuerdas al gobierno
El destape del escandaloso entramado de coimas en discapacidad de Karina Milei, en asociación con los Menem, embarró por completo la imagen del gobierno. Es otro caso que se suma a la lista de corruptelas de la gestión libertaria, pero esta vez sin dudas se abrió un momento de mayor crisis que antes. Se debe a que la paciencia de la clase trabajadora está llegando a su límite y cada vez tolera menos ver cómo los de arriba se enriquecen a la vez que imponen condiciones miserables de vida para los de abajo.
La debilidad del gobierno, sostén fundamental de las patronales, genera condiciones para pelear y romper el techo salarial como lo están haciendo las y los trabajadores del Garrahan. No solo echaron a patadas a los funcionarios del gobierno cuando vinieron a decirles que no podían parar, sino que también impulsaron acciones masivas en la más amplia unidad. Este camino los llevó a haber logrado la ley de Emergencia Pediátrica después de más de tres meses de lucha. Al principio muchos decían que no se podía hacer nada, sin embargo, luchando se llegó hasta acá. Por supuesto que no hay que bajar los brazos y de hecho se siguen preparando con más medidas, pero hay una conclusión que tenemos que sacar: luchar sirve, callarse no.
Aumenta la temperatura y el rechazo a la política de ajuste, es necesario forjar al mismo calor una nueva dirección para encarar la lucha por una verdadera recomposición salarial y condiciones dignas de trabajo. Cada vez somos más los que nos estamos organizando con este propósito. La Agrupación Bordó demuestra que es posible construir alternativas sindicales de lucha e independientes para pelear con las manos limpias y sin tranzar con las patronales. El único compromiso es con los trabajadores de sanidad, con unidad y organización podemos arrebatar las conquistas que nos pretenden negar.
Basta de dirigentes vendidos
Por salarios igual a la canasta familiar con cláusula de ajuste mensual
Por un sindicato al servicio de las y los trabajadores
Antonio Vera