A un día de cumplirse el tercer aniversario del asesinato de Gabriel Gusmán, Paraná (Entre Ríos) fue testigo de una marcha muy concurrida que reclamó justicia. La denuncia contra este emblemático caso de gatillo fácil, perpetrado por Diego Íbalo y Rodrigo Molina, dos integrantes de la fuerza represiva de la PER (Policía de Entre Ríos), se hizo eco en las organizaciones sociales y políticas que participaron de la acción.
La marcha que partió desde la plaza 1° de mayo y terminó en tribunales, estuvo integrada por una columna en la que participaron el MST en el FIT-Unidad y el MST Teresa Vive. Como lo sostuvo Maira, hermana de Gabriel, la potencia de la marcha estuvo en función de “reclamar por justicia para Gabriel y visibilizar que el gatillo fácil sigue existiendo en la provincia”.
Nadia Burgos, candidata a Diputada Nacional y dirigente del MST, estuvo presente en la movilización y en su participación en la radio abierta, expresó: “Cada minuto que pasa de impunidad, es minuto que se sigue reforzando una política represiva. Esto no sólo se ve en la inacción para que se de la reapertura de la causa y el llamado a indagatoria de los policías responsables de este caso de gatillo fácil, si no en los últimos movimientos en el gabinete del gobierno. La designación de Aníbal Fernández en el Ministerio de Seguridad, es un refuerzo a la política de la criminalización de la protesta, la juventud y la pobreza”.
Además, también añadió que: “De cara a la reapertura de a causa no vamos a parar de organizarnos y estar en la calle para reclamar que haya justicia. El juicio y castigo, así como tiene que ser para Molina e Íbalo, también tiene que afectar a los responsables políticos. Rosario Romero tiene que renunciar a su cargo de ministra de Gobierno y Justicia”.
Como lo demostró esta gran marcha, las reservas democráticas y antirepresivas siguen siendo contundentes ante los gobiernos represores y criminalizadores de la juventud. La presencia en la calle va a ser motivo importante para seguir haciendo fuerza por la reapertura del juicio de Gabriel. De la movilización en la calle va a depender la conquista de la justicia, el fin de los casos de violencia policía y la disolución del aparato represivo.