En el día de hoy comenzó el juicio por jurados por el femicidio de María Julieta Riera, ocurrido el 30 de abril de 2020 en manos de Jorge Julián Christe, un hijo del poder. Desde las 9 de la mañana se concentró una multitud en las puertas de Tribunales, acompañando a la familia de Julieta a exigir el pedido de justicia.
Su femicida es hijo de la ex jueza Ana María Stagnaro. Él había sido beneficiado en el mes de septiembre de 2020 con prisión domiciliaria en casa de su madre, luego de pagar u na fianza de $500 mil pesos porque “no se lo consideraba un peligro para entorpecer la causa”. Estos privilegios demuestran, una vez más, el carácter clasista y patriarcal de la Justicia.
En este marco es que se desarrolla el juicio por jurados. A Christe le imputan el delito de “homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y violencia de género”. Según palabras del fiscal Ignacio Aramberry,“el 30 de abril de 2020, entre las 2:30 y las 2:50 hs.,en plena cuarentena, mientras Christe estaba con Julieta en el departamento de calle San Martín, la atacó ferozmente, la tomó del cuello, comprimiéndoselo hasta dejarla inconsciente y la arrojó al vacío”. Y que luego de cometer ese hecho, “lejos de interesarse por Julieta, Christe se dirigió a la casa de su madre y de allí a la policía a informar falsamente que se había caído su suegra”.
La defensa sostiene que “se trató de un accidente” y esa es la estrategia que están tratando de utilizar para lograr la impunidad de Christe, la cual no coincide con las pruebas presentadas por la querella, donde se evidencian claros signos de violencia y asfixia.
Juntas y a la Izquierda ha participado y acompañado a la familia de Julieta en el pedido de justicia, porque no puede haber impunidad con la responsabilidad directa que hay del Estado y la Justicia en estos casos. Seguiremos en las calles peleando por presupuesto real para combatir la violencia de género, porque Ni Una Menos no puede ser una frase vacía de la que todos los gobiernos se cuelgan para la foto, sino que tiene que ir acompañada de políticas eficaces que erradiquen de una vez por todas a las prácticas machistas que tienen su máxima expresión en los asesinatos; pero antes de eso, existe un círculo de violencia que en todos los casos sería evitable si existieran las medidas necesarias para abordarlos. Nunca se trata de “un accidente”, la realidad es que no hay voluntad política para combatir este mal que nos ataca sistemáticamente a mujeres y disidencias.