lunes, 23 diciembre 2024 - 10:36

Paraísos fiscales. Nuevas formas de sangre y lodo

El año que hace tres días finalizó, tuvo como hito importante la revelación de los Pandora Papers. Una investigación periodística -realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación- que reveló cómo personajes de la política, empresarios, del espectáculo y deportistas, eran grandes fugadores de capitales. Los paraísos fiscales se habían puesto en boca de todos cuando esta estafa cobró visibilidad en todo el mundo. Por estos días, ya entrado 2022, comenzó a recobrar importancia el informe de 2021 de “El estado de la justicia fiscal”, de Tax Justice Network, un documento que retrata la evasión fiscal a nivel mundial. Los números arrojados por el estudio revelan que, durante todo el año pasado, no pudieron ser cobrados en materia impositiva un total de US$483.000 millones de dólares.

La cantidad de dólares aludidos, como lo muestra el informe, equivale a la cifra necesaria para vacunar contra el Covid-19, en forma completa, a toda la población mundial. Pensar que estamos atravesando la cuarta ola de esta pandemia y saber que existen latitudes donde las vacunas son inalcanzables, no termina de graficar de forma completa las pulsiones destructivas de este capitalismo descarado. Las empresas y las personas físicas que por diversas vías ubican su capital en guaridas fiscales, como también lo demostró la investigación de los Pandora Papers y ahora lo refresca este nuevo trabajo, revela que “un reducido club de países ricos, con control real sobre las normas tributarias mundiales, es el responsable de la mayoría de las pérdidas fiscales sufridas por el resto del mundo, siendo los países de menos ingresos los que más sufren”.

Siguiendo este paralelo entre la nueva forma de piratería y la salud, lo fugado por el 1% más rico de la población mundial, ya sea mediante alguna firma que le pertenezca o a título personal, desangra los presupuestos de salud de los países del sur global. Volviendo al “El estado de la justicia fiscal” de 2021, por este mecanismo, “(…) los países de ingresos más bajos pierden colectivamente el equivalente a casi la mitad (48%) de sus presupuestos de salud pública”.

La fuga en Argentina

Nuestro país, lejos está de no ser una víctima de las maniobras del capital financiero. Como lo resalta el informe de Tax Justice Network, US$ 1.255 millones, se perdieron en materia fiscal. De forma desglosada se destaca que US$ 957 millones corresponden a compañías, y otros US$ 299 millones a la riqueza financiera de piratas locales que tantos despotrican por mejores condiciones para implantar nuevas inversiones en su patria de origen.

En los números repasados residen las respuestas sobre porqué el año pasado los presupuestos de salud, asistencia social y demás ítems que hacen a las necesidades urgentes de las mayorías, fueron desatendidas. A pesar de entonar un discurso agresivo por parte de los mandamases del gobierno, entiéndase Alberto y Cristina Fernández, la fuga de capitales sigue vigente hoy y más que nunca. La cifra expuesta por el informe aludido casi que equipara la farsa del Aporte Solidario y Extraordinario que, como explicitó Máximo Kirchner, fue una medida que no se volverá a repetir para intentar revertir lo regresivo del sistema tributario argentino. En síntesis, que los ricos sigan ganando y sin control alguno.

Las conexiones sobre esta nueva forma de saqueo también reflejaron un nuevo dato para el caso argentino. El destino para la fuga tiene nombre y apellido para el casi 100% de los casos: Estados Unidos. La vicepresidenta pidió (al Fondo) ubicar las divisas que se eyectaron del país para, de esa forma, pagar la deuda ilegítima que dejó el gobierno de Cambiemos. ¿Dónde descansan parte de los dólares faltantes? ya se sabe. Ahora resta saber si se van usar para saldar la 13° estafa del Fondo con el país o se buscarán para paliar la deuda interna.

Marx dijo, al explicar las formas de acumulación originaria de la nueva sociedad, que el capital vino al mundo chorreando sangre y lodo. En una versión actualizada esta forma de despojo y acumulación, es la continuidad de un crimen que los gobiernos como sus administradores de negocios, buscan perpetuar.

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