Este lunes 13/12 el ministro Guzmán defendió el proyecto de Presupuesto 2022 en la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados. El dibujo presupuestario da una pauta de los ajustes que se proyectan para cumplir con el FMI. La defensa del ministro estuvo llena de mentiras y maniobras para ocultar el tremendo ajuste en curso y el proyectado. La derecha exige más recortes y critica, pero va a dar quorum para aprobarlo. Soló los diputados del FITU enfrentaron este presupuesto para el Fondo Monetario.
Cuando apenas habían pasado pocos días de la plaza del Alberto y Cristina, que lleva derecho al acuerdo con el FMI prometiendo no “comprometer el crecimiento”, Guzmán fue a la Cámara de Diputados para apurar la sanción del proyecto de Presupuesto 2022, enviado el pasado 15 de diciembre. Todo indica, como ya lo señaló Georgieva en estos días, que falta bastante para cerrar el acuerdo (1) y el Banco Central se está quedando sin reservas liquidas. Por eso el gobierno necesita al menos, tener esta herramienta de la “ley de leyes” aprobada como un paso anterior al tan anunciado y muy demorado “programa plurianual”. Para luego llegar a la firma de la Carta de Intención con el FMI, que como indican los especialistas, no se firmará antes de los primeros meses del año que viene.
El dibujo del ajuste
Es reconocido por todos los especialistas que nunca los presupuestos votados en el Congreso se cumplen al pie de la letra. Con los poderes discrecionales que tiene el Poder Ejecutivo los modifica a su antojo, sub ejecutando o cambiando partidas de un lado para el otro. Por eso la discusión sobre el presupuesto debe tomarse como un indicador general de la orientación económica del gobierno.
Estas trampas y manejos discrecionales son más sencillas cuando existen los altos niveles de inflación que hoy atraviesan al país. Veamos: en el presupuesto 2021 se preveía una inflación inter anual del 29%, luego tuvo que ser corregida al 45%. Pero toda la inflación proyectada oscila en el 52% para el 2021.
¿Qué utilidad tiene esto? Le sirve al gobierno del Frente de Todos para licuar el gasto social (jubilaciones, pensiones, asignaciones, asistencia social) y los salarios estatales, que se ajustan por debajo de la inflación real y a su vez ocultar la mayor recaudación impositiva del Estado, que se hace sobre valores muy superiores a los proyectados y que maneja el Poder Ejecutivo discrecionalmente.
Podemos remitirnos a la discusión entre Guzmán y Cristina, cuando el primero, respondía a la furiosa Carta de Cristina, después de la derrota de las PASO, donde la jefa se quejaba de que la enorme pérdida de votos se debió al tremendo ajuste realizado por el ministro en los primeros meses del año para reducir el déficit fiscal, de acuerdo a las indicaciones del Fondo. En su respuesta, el ministro sostuvo que no había achicado las partidas presupuestadas y que el achique del déficit se debió a los mayores ingresos (aumento de la recaudación impositiva, aporte solidario, super precio de la soja, DEGs).
La trampa del ministro de la “sarasa”, es que licuó el gasto social nominal con el desfasaje inflacionario. Las jubilaciones, pensiones y asignaciones –que representan alrededor del 60% del gasto- perdieron durante el año un 6% más, con lo que suma un 17% lo perdido desde el 2015. Los salarios estatales que arrojan una pérdida desde hace tres años del 20%, este año perdieron otro 4%.
Si esto fue así durante el 2021, imagínate lo que se viene en el 2022, en el que la pauta inflacionaria arranca del 33% en el proyecto de presupuesto, pero el propio Banco Central habla de que el piso de la inflación se estima superior al 50% y muchos analistas hablan del 65% de promedio.
Por eso el ministro que tuvo un déficit del 6,5% del PBI en el 2020, proyectó en el presupuesto 2021 un 4,5% de déficit y con los tremendos ahorros del primer semestre, va a terminar con un 3,5% de déficit total. No sirvieron de mucho las protestas de Cristina, el plan de mejoras sociales fue muy escaso. Por ejemplo, el bono para los jubilados previsto para la campaña, va a terminar en miserables 5 mil pesos para los que cobran la mínima.
El otro tema oculto es la inminente devaluación. Guzmán ahora dice que no va a ser un salto brusco. Ya el Banco Central está actualizando el valor del dólar al ritmo de la inflación mensual. Pero la brecha del 100% entre el dólar oficial y el libre ya se comió las reservas y nadie cree en el dólar a $ 131 que proyecta el presupuesto. El Fondo tampoco quiere que se gasten los dólares que necesita se acumulen en las reservas, para cubrir con los pagos de deuda, tratando de mantener la brecha. Los economistas hablan de un dólar a $ 161, si no estalla todo antes. Y esto va a pegar fuerte sobre los precios, o sea sobre los bolsillos de los trabajadores que cobran sueldos en pesos.
Igual al Fondo no le alcanzaría con el déficit primario (2) proyectado por Guzmán del 3.3% (2 billones de pesos) y el financiero a 4,9% (2,9 billones de pesos) para 2022. En los trascendidos sobre las discusiones con el organismo se señala que el FMI quiere un 2,5% de déficit primario, porque el 2023, al ser un año electoral, es más complicado el ajuste. Igual al mago de la sarasa, que especula con el impuesto inflacionario, va a utilizar seguramente este recurso para ajustar sus metas, aunque haga otro dibujo para intentar quedar bien políticamente.
El presupuesto 2021, en medio de lo peor de la pandemia, vino con enormes recortes adicionales. Se ahorraron el IFE obligando a exponerse a millones de trabajadores cuando las vacunas todavía no habían llegado, bajaron el presupuesto social, licuaron jubilaciones, asignaciones, asistencia social, salarios estatales, bajaron transferencias a las provincias. En el proyectado para el 2022 recortan además el presupuesto para las universidades en un 7%, el dedicado al ministerio de la Mujer en un 39% menos en términos nominales, el gasto previsional está presupuestado en $ 4.050.339 millones, que es un incremento del 38,4% interanual (contra un mínimo del 52% proyectado de inflación).
Pero aun así no alcanza para llegar al ajuste requerido. Todo indica que el otro gran recorte es en las tarifas de los servicios. Los subsidios invertidos en este sector rondan los U$S 10.000 millones (al valor del dólar oficial). La famosa segmentación va a terminar con un fuertísimo incremento de las tarifas que, por su volumen poblacional, va a castigar centralmente a los trabajadores y sectores medios.
Con cara de piedra, Guzmán sigue sosteniendo que no hay ajuste. Un estilo cada vez más gastado en el Frente de Todos, cuyos dirigentes, desde Cristina hasta Alberto, nos repiten que “no van a pagar la deuda con el hambre del pueblo” y este año, con la cuota de capital del 22 de diciembre próximo, le van a pagar al Fondo cerca de 5 mil millones de dólares, mientras la pobreza –según la UCA- está en un 43% de la población y el 65% de los niños y adolescentes son pobres.
Guzmán nos promete un despegue paulatino acompañando el crecimiento de la economía, que derramaría sobre los trabajadores y los pobres. Promete un crecimiento del 4%, una cifra que muchos economistas cuestionan, porque este año que viene, no van a entrar ni los DEGs, ni el Aporte Solidario, los precios de las exportaciones van a bajar, en una economía mundial que aumenta sus tasas de interés y absorbe capitales en los centros, y un Brasil que ya muestra índices recesivos. Además, el rebote actual, según señalan varios economistas, se estaría amesetando.
La economía rebotó un 10% este 2021, recuperando el gran retroceso del 2020, y los salarios no crecieron. Mientras que los asalariados perdieron cerca del 10% en el reparto de la torta de la economía, los grandes empresarios, a los que el gobierno crítica demagógicamente pero con los cuales negocia todo, aumentaron su participación en una cifra similar, mientras las cifras de pobreza, indigencia, desocupación y precarización laboral registrarán valores históricos.
El curso del trámite parlamentario
Este martes 14 y miércoles 15 el proyecto seguiría el tratamiento en las comisiones de Diputados y entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio están negociando se trate el próximo jueves 16 en sesión especial, para que una vez obtenida su media sanción pase rápidamente al Senado y pueda aprobarse antes de fin de año.
Los discursos de la oposición de derecha oscilaron entre la crítica a las incoherencias del dibujo de Guzmán, su exigencia de mayor reducción del déficit fiscal, en particular del gasto previsional, y el beneplácito a acompañar el acuerdo con el Fondo. No está claro si votaran a mano alzada o con el culo, o sea dando quorum para que se vote positivamente, condicionando este voto a que se incorporen alguno de sus aportes.
Quedan muchos cabos sueltos. Como ¿de donde va a sacar Guzmán U$S 12.000 millones de crédito internacional que necesita para cerrar las cuentas?; ¿cuál será la magnitud el efecto que tendrá el pedido del Fondo de tasas de interés positivas?; ¿generarán estas tasas un curso recesivo frenando el consumo y aumentarán a su vez, los intereses que pagan los títulos públicos con que se financian?, ¿se reducirá sustancialmente la emisión monetaria como está presupuestado, y como se manejara el déficit cuasi fiscal, en una economía que tiene 4 billones de pesos en Leliqs, pases y otros instrumentos y que sigue incrementándolos?. (3)
Lo que, si está seguro, es que el ajustazo que se viene con el acuerdo con el Fondo y que ya se muestra parcialmente en este proyecto de presupuesto 2022, lo vamos a pagar los trabajadores y sectores populares con más hambre y miseria. Esta cantado que los sectores exportadores del agro y la mega minería, los pulpos concentrados de la economía, van a tener todo tipo de incentivos para exportar y así juntar los dólares para las reservas y el pago de la deuda. Está claro que los alimentos van a seguir a precios internacionales mientras que, en el país de la carne, los argentinos comen cada vez más harinas y vegetales baratos.
Pelear por romper con el Fondo e imponer otro plan
Y lo que está más claro de todo es que si no queremos seguir cayendo en una degradación mayor de nuestras vidas, los trabajadores no tenemos más alternativa que enfrentar este acuerdo de miseria y dependencia con el FMI. Tenemos que denunciar este presupuesto 2022 de ajuste y pelear por imponer otro plan económico al servicio de las necesidades populares. Un programa que empiece con un aumento general de salarios y jubilaciones, congele precios realmente, y controle las divisas que genera el país nacionalizando la banca y el comercio exterior.
A diferencia de lo que nos defensores del “no se puede”, lo cierto es que este año el resultado del comercio internacional del país, la diferencia entre las exportaciones e importaciones, va a dar un saldo favorable de U$S 16.400 millones. De ese dinero quedan U$S 50 millones. Se escaparon entre el pago de subsidios a las energéticas, los pagos de deuda externa al FMI, organismos internacionales y a los bonistas privados, las inversiones del Banco Central para mantener la brecha cambiaria y la fuga de divisas. (4) Generamos esos recursos que podrían levantar la economía y se los llevan los buitres internacionales o los fugan los grandes empresarios y banqueros.
Son ellos o nosotros. La gran marcha del 11D impulsada por el FIT Unidad junto a más de cien organizaciones, fue un gran paso en este sentido. Se trata de extender ese camino de unidad al apoyo a todas las luchas y acciones que libran y libraran nuestros trabajadores y sectores populares, de darle continuidad a la pelea en un fuerte plan de lucha nacional contra este ajuste al servicio del pacto con el Fondo que, tanto el gobierno, como la oposición de derecha, pretenden imponernos.
- En las últimas horas se conoció que el Board postergó la definción sobre la eliminación de sobretasas pedida por el gobierno argentino.
- Se llama déficit primario al que se contabiliza antes de pagar los intereses de la deuda y financiero al que los incluye.
- La actual tasa de interés que tienen las Leliqs es del 38% anual, pero como vencen a los 30 días, el interés acumulado puede llegar al 46%. Para que haya tasas positivas en la economía debería partirse de al menos un 55% (52% de inflación + un 3%), lo que llevaría el costo del financiamiento a las nubes.
- Datos del artículo “Se puede evitar una devaluación”, publicado en Clarín el 12/12/2021