En la tarde del miércoles 21, el INDEC publicó el informe que mide los índices de ocupación del mercado laboral[i]. Todo el análisis que respecta al tercer trimestre del año mostró datos contradictorios con los que el gobierno muestra como logros de la gestión. Lo cierto es que el estudio reflejó que las tasas de actividad [ii], empleo[iii] y desocupación[iv] se ubicaron en 47,6%, 44,2% y 7,1% respectivamente, números que en comparación con el año anterior muestran una mejoría; pero a la misma vez un deterioro respecto del trimestre anterior.
La vocera presidencial Gabriela Cerruti se jacta de que interanualmente el desempleo pasó del 8,2% del tercer trimestre de 2021, al 7,1% en el mismo período este año. Esa afirmación en términos estadísticos no tiene ninguna falsedad, pero el contenido del aumento del empleo esconde una escalada inocultable de la precariedad laboral y la degradación de los derechos de los trabajadores. El mismo informe remarca que dentro de ese aumento del empleo (de todo tipo) interanual, que también se redujo en relación al trimestre anterior, el universo de personas empleadas en términos informales creció en 4,3 puntos porcentuales: pasó del 33,1% al 37,4%. A la misma vez, el conjunto de trabajadores formales, durante el mismo período, se redujo: este tercer trimestre representa un 62,6%, cuando en el mismo período de 2021 el porcentaje llegaba a un 66,9%.
Además de los trabajadores informales hay que agregar a los trabajadores cuentapropistas, quienes en gran parte son trabajadores bajo una relación de dependencia oculta. Durante el tercer trimestre de 2022 se mantuvieron en un nivel elevado: 23,5%, aumentando un 1,2 puntos en relación a la medición del trimestre pasado. Estos números, que no son explicados a fondo por parte del gobierno, demuestran una precarización que se acrecienta mes a mes en el país.
Esta nueva modalidad de empleo es la que asegura salarios de miseria. Dentro de la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores argentinos, los informales son los que se han llevado la peor parte durante los últimos 5 años. Eso explica en gran parte que mientras el gobierno se ufana de no tener un índice “alto” de desempleo, a la misma vez el Observatorio por la Deuda Social de la UCA reflejó que en el país existe una pobreza superior al 43% de la población total.
También vale agregar que el crecimiento en el desempleo del 0,2% de un trimestre a otro, está a todo de las dificultades de la economía local. Si bien una sola medición no marca una tendencia, sí es una alerta y más si se tiene en cuenta que la economía, también según el INDEC, sufrió la segunda caída mensual en lo que va del año. Entre septiembre y octubre ya se acumula una desaceleración del 0,5%. Un indicador que, como repiten los analistas mundiales, está a tono con el enfriamiento de la economía a nivel mundial, la cual como epifenómeno también podría provocar nuevos procesos de despidos y, por ende, el crecimiento del desempleo.
Mientras, la línea de la pobreza ya superó la barrera de los $ 140.000, monto que no es alcanzado por un conjunto importante de trabajadores, ni tampoco se asoma a lo que la Junta Interna de ATE-INDEC calcula que necesita una familia de cuatro personas para cubrir los consumos mínimos: $ 227.392.
[i] Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos. INDEC
[ii] Tasa de actividad (TA): mide la población económicamente activa (PEA) sobre el total de la población.
[iii] Tasa de empleo (TE): mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total.
[iv] Tasa de desocupación (TD): –personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente.