Desde hace varias semanas, un pueblo movilizado acorrala al Gobierno de José Raúl Mulino. Décadas de descontento social han estallado en protestas masivas a las que el Gobierno responde con su estrategia de mano dura, con la que no logrará pacificar el país.
Bocas del Toro, el centro de la rebelión
Aún cuando muchos sectores populares han salido a la calle con una combatividad ejemplar, hoy a la vanguardia de ese proceso se encuentra la provincia norteña de Bocas del Toro, fronteriza con Costa Rica. Durante décadas, la industria bananera y el turismo marcaron el ritmo en esta región que se ha convertido en sinónimo de las manifestaciones que sacuden el país desde abril.
Recordamos que la reforma de pensiones, los planes para reabrir una mina de cobre, el acuerdo para imponer los embalses en el río Indio y la firma de un memorándum de entendimiento entre Panamá y Estados Unidos; fueron los detonantes de las protestas, que se han traducido en paros de docentes, trabajadores bananeros, obreros de la construcción y estudiantes.
La situación ha provocado una violenta polarización del país y una generalizada crispación social que expresa, no solo el descontento de lo que está haciendo el Gobierno de Mulino, sino la acumulación de problemas y reclamos que durante décadas nunca se resolvieron, como la seguridad, salud pública y acceso al agua potable.
Las últimas protestas han demostrado la decisión del Estado a ignorar la ley y la Constitución en función de defender los intereses de los grandes grupos económicos, y ha confirmado una vez más la justificada desconfianza del pueblo panameño hacia sus instituciones.
El Gobierno y una única respuesta: Represión
El Gobierno del presidente Mulino ha respondido con saña y brutalidad, reforzando la presencia policial, cortando Internet y suspendiendo las libertades de reunión y movimiento, aplicando lo que ha denominado Operación Omega, que ha provocado la denuncia incluso de numerosas desapariciones en Bocas del Toro, entre ellas las del reconocido activista del Magisterio Santiago Lorenzo, mas de 300 detenidos y al menos 2 muertos por las balas policiales.
Por estas horas, además, se ha anunciado la prolongación del estado de excepción en Bocas del Toro y Changuinola.
Los espacios de dialogo impulsados desde sectores de la oposición o la propia iglesia católica no han logrado establecer un puente de comunicación, generando incertidumbre, incluso entre los sectores dominantes que no encuentran aún un canal para desmontar las protestas.
La importancia geopolítica: el canal de Panamá
Actualmente, Panamá no solo libra una batalla doméstica, sino que también el memorándum de entendimiento en materia de Defensa, que el Gobierno de Mulino firmó con Washington en abril pasado, es uno de los detonantes de las protestas.
El acuerdo permite a Estados Unidos tener presencia en áreas específicas, sin embargo, gran parte de la población teme que se trate de bases militares camufladas. Para Estados Unidos, el Canal de Panamá es una necesidad, y lo que ha hecho es inventarse una mentira con respecto a la presencia de China en Panamá, para generar este acuerdo de entendimiento, que evidentemente viola todas las normas de derecho internacional.
Ausencia de la oposición
La respuesta de los partidos políticos burgueses y los representantes públicos ha sido tibia. El 30 de abril, una coalición de activistas, políticos independientes y representantes de todos los partidos patronales, firmó una declaración condenando el memorándum y llamando a los panameños a defender su soberanía en los foros internacionales. La declaración, destinada a mostrar un consenso en la clase política tradicional, no incluía las cuestiones relacionadas con la mina y la privatización de la seguridad social.
El panorama político partidario tradicional de Panamá se ha basado históricamente en la corrupción, el clientelismo, las luchas entre élites y diversos grados de lealtad a Estados Unidos y al libre mercado. Esto ha sido aún más cierto bajo la administración de Mulino, ya que las líneas entre el gobierno y la oposición en Panamá son más difusas de lo habitual. El Partido Revolucionario Democrático (PRD), de supuesta tendencia socialdemócrata, a pesar de ser la única fuerza que votó en bloque contra la privatización de la seguridad social, colabora a menudo con Raúl Mulino en materia legislativa.
Profundizar la coordinación y organizar la Huelga General
Entendemos entonces que las condiciones exigen la más amplia unidad y la coordinación de todos los sectores en lucha, para lanzar la huelga general hasta la caída de Murilo. Diferentes sectores se van sumando a esa exigencia y comienza a debatirse como seguir.
Una salida alternativa revolucionaria y socialista
Urge comenzar a unir a los distintos sectores en lucha hasta derrotar a Murilo y que desde abajo surja el llamado y la organización de una Asamblea Constituyente, donde se debata como reorganizar el país en beneficio del pueblo pobre. Y que se organicen los sectores que son conscientes de que la pelea debe continuar hasta alcanzar un gobierno de los trabajadores, pueblos originarios y jóvenes, que son quienes hoy enfrentan en las calles al gobierno.
La búsqueda de esa salida es el único camino para defender los derechos democráticos y sociales, que solo alcanzaremos derrotando al estado capitalista e imponiendo un gobierno con participación real de los explotados y oprimidos en la toma de decisiones y donde el rumbo de la orientación económica y política surja desde abajo, de los distintos sectores populares.
La elaboración conjunta entre camaradas panameños y nuestros compañeros del resto del itsmo centroamericano nos ha permitido acompañar desde toda la LIS la experiencia y la deliberación política con los sectores en lucha y proponer un programa político para la coyuntura. Hemos participado en la campaña por la libertad de los dirigentes y contra la represión y el congelamiento de cuentas del SUNTRACS y contra la expulsión de la Universidad de Panamá del compañero estudiante Eduardo García, del FER-29 (en cuyo caso, la sanción afortunadamente se suspendió por la presión nacional e internacional). La colaboración con camaradas que se encuentran en el terreno ha sido y es muy importante y hacemos un llamado a los revolucionarios anti capitalistas panameños a organizarnos y reagruparnos detrás de estas tareas fundamentales para incidir realmente en este importantísimo proceso en curso.
Avanzar hacia la construcción de una alternativa política revolucionaria, democrática y socialista nos urge en Panamá y el mundo. Es una tarea inmediata, no un proyecto a futuro. Los socialistas revolucionarios no debemos desaprovechar la oportunidad de contribuir a la organización de los trabajadores jóvenes y poblaciones hoy en lucha y radicalizados. La Liga Internacional Socialista compromete todos sus esfuerzos detrás de esa tarea.
Por Alberto Giovanelli