En un marco de inestabilidad marcado por la corrida cambiaria, Sergio Massa se reunió con dirigentes de la CGT y movimientos sociales. ¿La razón? Como les adelantó a los mencionados, también va a juntarse con empresarios para cerrar un nuevo “pacto social”. Otra vez el Frente de Todos con la misma receta. Se prepara otro golpe para los ingresos de los trabajadores y sectores populares.
Con la presencia de Héctor Daer, Carlos Acuña, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez, Jorge Sola, José Luis Lingeri y Armando Cavalieri por parte de la CGT; más Emilio Pérsico, “Chino” Navarro y Daniel Menéndez en representación de los movimientos sociales oficialistas, el ministro de Economía tuvo su primer paso en el edificio de Hacienda para empezar a cocinar el nuevo “pacto social”. En la reunión ni siquiera se presentó la intención por parte de los dirigentes sindicales de discutir un aumento general de los salarios, jubilaciones y programas sociales.
Tras desatarse una corrida cambiaria que en las últimas semanas aumentó los dólares financieros y el paralelo en más de un 100%, junto a un enorme incremento de la brecha con el oficial, el gobierno se apronta al saldo que va a dejar esta situación: el recrudecimiento de la espiral inflacionaria. No es novedad para nadie que visita algún negocio de cercanía que los precios aumentan sin pausa. Consultoras privadas ya avizoran que para el mes de abril la inflación puede escalar a un 8% o 9. Cifra muy lejana a la promesa que había realizado Massa para este mes, que declaró que iba a ser de un 3%. Además, diferentes consultoras y organismos internacionales, producto de la misma espiral inflacionaria, también prevén que la inflación anual supere el 100, y que seguramente algún mes tenga dos dígitos en el indicador de aumento de precios.
Sin luchas generalizadas, el gobierno igualmente teme que pueda llegar a producirse algún desborde por el deterioro que perciben los salarios, jubilaciones, pensiones y programas sociales. Necesita asegurar la paz social que aún reina para llegar al proceso electoral. Para esta tarea nada mejor que la burocracia sindical que hoy dirige la CGT y sus pares de los movimientos sociales oficialistas. Las palabras del ministro reflejan el espíritu de la reunión: “Es clave sentar a la mesa a empresarios y los trabajadores para establecer el sendero de los próximos 90 días, que no haya trampas justificadas en esto que algunos vivos intentaron generar sobre la base de rumores y de versiones”.
De todos modos vale preguntarse qué tenemos que hacer los trabajadores y los movimientos sociales en una mesa con los responsables de las remarcaciones constantes. ¿Hay que admitir un congelamiento de precios sin que los salarios recuperen el poder real que se perdió durante los últimos años? ¿Tendrán los “vivos” mencionados por Massa alguna sanción? Ante la inflación, en lugar de un pacto, ¿no se debería discutir un aumento por decreto de salarios, jubilaciones y programas sociales?
Los gordos de la CGT y los movimientos sociales reunidos en la tarde de ayer con Massa se aprontan a acordar un pacto social que seguramente ponga en discusión el congelamiento de los salarios.
No es una política novedosa, el peronismo tiene retratos iguales en cantidad. Uno es el pacto tan propagandizado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, entre Perón y Gelbard. Todos han sido acuerdos que no han modificado el estado de cosas. Hoy, en 2023 sería mantener un reparto de la torta nacional donde los trabajadores han caído a percibir a penas algo más del 40% de la riqueza nacional. Generando que, como no ocurría hace tiempo, los asalariados también se encuentren dentro del dígito del 40% de pobres que existe en el país, un porcentaje que en cifras nominales representa a 19 millones de personas.
Las paritarias este año se negociaron bajo el mantra del presupuesto trucho que Massa logró sancionar con todas las fuerzas del Frente de Todos y algunas de Juntos por el Cambio, donde la inflación del 60% fue el parámetro. No hay acuerdo social que valga para los bolsillos de los trabajadores. Lo que hay que discutir es un aumento generalizado a todos los asalariados para que dejen de perder ante la inflación. El gobierno habla de pacto, pero a la misma vez en la paritaria con las patronales se comporta de otra manera. Se comprueba esto con el regalo al agropower del último “dólar agro”, y además en la entrega a los especuladores y bancos con el aumento de las tasas de interés para que sigan practicando la timba financiera.
La salida del laberinto de esta crisis debe realizarse por otros medios, con otra política. Exigimos a la CGT que en lugar de reuniones con el gobierno de Massa y los Fernández convoque a un plan de lucha y paro general contra el ajuste. El 1° de mayo, día internacional de las y los trabajadores, la Plaza de Mayo va a contar con la exposición, por parte del FIT-Unidad de un programa a favor de las necesidades de los trabajadores.
Como lo expuso Cele Fierro, dirigente nacional del MST: “Lo que sucede es que este modelo de país está hecho para los ricos, mandan los especuladores y grandes exportadores en alianza con el FMI, y el gobierno trabaja para ellos. Y con Juntos por el Cambio o Milei, el problema va a continuar o empeorar. Solo desde la izquierda proponemos dar vuelta todo: llenaremos Plaza de Mayo por la nacionalización de la banca y romper con el FMI, para que todas nuestras riquezas se queden aquí y se usen para las necesidades sociales”.
Dar vuelta la situación significa fortalecer la izquierda, para derrotar este plan de guerra capitalista del FMI, administrado por el Frente de Todos.