Según el gobierno nacional, su proyecto de Presupuesto incluye 55 programas para mujeres y personas LGBTI+ por 1.3 billones de pesos, lo que representaría un 15% del gasto público total y un 3.4% del PBI. ¿Cuánto hay de cierto en este anuncio?
Después de gobernar este año con el mismo Presupuesto 2019 de Macri, que fue de ajuste, Alberto mandó al Congreso su proyecto para el año próximo. Tras el acuerdo con los bonistas buitres, uno de los mayores rubros está destinado a seguir pagando deuda externa. Y tal como señalamos en otras notas de este periódico, todo ese Presupuesto 2021 tiene pleno aval del FMI para bajar el gasto público.
Como se viene más ajuste, el gobierno busca disimularlo fabricando ilusiones de cambios positivos. Por eso difunde que este es el primer Presupuesto con Perspectiva de Género (PPG). Pero las cifras no compensan la inflación de 2019-2020 y, de los “55 programas de género” que dicen, realmente nuevo hay uno solo y es muy insuficiente.
Hagamos números
Según la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Gómez Alcorta, “la adopción de la metodología de Presupuesto con Perspectiva de Género es un componente más de un conjunto de políticas públicas que estamos desarrollando desde el Estado nacional y que tienen como objetivo la reducción y eliminación de brechas de género”(1). Y la agencia Télam detalló en un cuadro cómo se distribuiría ese famoso 1.3 billón de pesos.
La principal partida “de género” es la que va a la ANSES: $ 1.1 billón. Pero ninguno de los tres programas es nuevo: ni la prestación previsional (jubilación del ama de casa), ni la AUH y la asignación por embarazo ni la pensión a madres con más de siete hijes. En cuanto al monto de la jubilación, recién a fines de 2021 se acercaría a unos magros $ 24.500 promedio, muy por debajo de la inflación de este año y el que viene.
En cuanto a Desarrollo Social, tampoco son programas nuevos la tarjeta alimentaria ni el ingreso de inclusión social. Y si hoy reciben $ 4.000 quienes tienen un hijo y $ 6.000 quienes tienen dos o más, el aumento de ese subsidio para 2021 es de un irrisorio 20%.
En el Ministerio de Mujeres hay dos programas: uno para personas LGBTI+ y otro para víctimas de violencia de género (Acompañar), que sería el único “nuevo” aunque ya se anunció el mes pasado. Este último subsidio sería de un salario mínimo vital y móvil por seis meses. Como no desglosan las partidas, se supone que ambos programas benefician a 236.700 personas. Pero si dividimos los $ 6.205 millones por esa cantidad de personas y por seis meses, da $ 4.369 por mes para cada una. O los números no cierran o la “asistencia integral” que promete Alberto es una miseria total. Los tres programas de Salud no sólo ya existen desde hace varios años, sino que considerar “de género” a los análisis para enfermedades congénitas y los preservativos es descargar en las mujeres y disidencias la responsabilidad de tales cuidados: patriarcado puro.
El programa de Educación tampoco es nuevo. Y si los docentes del país de todos los niveles son más de 800.000(2), capacitar en ESI a 20.000 es apenas un 2.5% del total: la nada misma.
De los otros gastos nada podemos opinar porque no detallan qué es. Seguramente pasa lo mismo que con las otras partidas: presentan como “de género” y pintan de violeta feminista a lo poco que ya hay.
Con “etiquetar” no alcanza
Como vemos, el famoso PPG se limita a ponerle esa linda etiqueta a 29 programas o políticas públicas ya existentes(3). Pero la crudeza de la brecha de género no se puede tapar con una pincelada violeta.
A su vez, el Ministerio de Economía distribuyó un power point que es aún más recortado(4). Allí, en vez de los $ 6.205 millones que figuran en el cuadro de Télam para el Ministerio de Mujeres, la partida es menor: $ 5.580 millones para cuatro rubros.
Al programa Acompañar irían $ 4.500 millones para “construir un proyecto de vida autónomo”. Las mujeres y personas LGBTI+ beneficiarias no serían 236.700 como dice Télam, sino 92.000. Aun así, si dividimos esos fondos por seis meses nos da $ 8.152 por persona por mes: la autonomía, te la debo.
A protección contra la violencia de género le asignan $ 700 millones. O sea apenas 34 pesos por mujer por año, mientras la ministra desecha la apertura de casas-refugio para proteger a las víctimas así como las tobilleras electrónicas para controlar a los violentos.
A “fortalecer” la línea 144 irían $ 60 millones, sin aclarar si las telefonistas especializadas que atienden 56.000 denuncias o consultas anuales dejarán de estar precarizadas como hasta ahora.
A políticas culturales para la igualdad y género le asignan $ 320 millones, lo que casi seguro será para propaganda oficialista.
El Estado es responsable
Según Gómez Alcorta, el proyecto “reconoce el valor de la economía del cuidado y su aporte significativo a la economía”. Es puro verso. La economía del cuidado es todo el trabajo doméstico femenino no remunerado: hacer las compras, cocinar, lavar, limpiar la casa, atender al compañero, a les hijes y un largo etcétera. De esa enorme tarea gratuita se benefician los capitalistas, que así tienen disponible para explotar la mano de obra actual y futura. Y el propio gobierno estima que ese trabajo equivale a más del 20% del Producto Interno Bruto.
Un verdadero PPG, entonces, debería destinar miles de millones de pesos a alivianar de manera concreta los componentes de esa pesada carga que el sistema nos asigna a las mujeres y disidencias. Es decir, el Estado debería establecer la doble jornada escolar en todas las escuelas, abrir guarderías y jardines de primera infancia en todos los barrios, comedores y lavaderos comunitarios, y establecimientos geriátricos de calidad en todo el país.
A su vez, un PPG real debería incluir un sustancial aumento salarial a la docencia y la salud, de mayoría femenina. Abrir casas-refugio suficientes para poder salir de las situaciones de violencia enseguida. Anular los convenios con la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas para asistencia a las víctimas de violencia de género. Disponer una inclusión integral a la comunidad trans. Y desde ya, implementar el aborto legal (lo que evitaría las muertes y abarataría los costos para la salud pública), también la ILE y la capacitación docente masiva en ESI con perspectiva de género y disidencia en todo el sistema educativo.
Dinero hay de sobra. Bastaría con dejar de pagar esa estafa llamada deuda externa y anular los fondos multimillonarios que se van en subsidios a la Iglesia Católica y las escuelas de todas las religiones. ¿Por qué seguir bancando con fondos públicos, que salen de nuestros bolsillos, a las instituciones que reproducen las ideologías misóginas y de odio a la comunidad LGBTI+?
Sin duda, la lucha por un verdadero presupuesto con perspectiva de género y al servicio del pueblo trabajador está ligada a la pelea por un cambio social de fondo. El capitalismo siempre será patriarcal. Sólo una sociedad socialista, en donde nadie explote ni oprima a nadie, permitirá eliminar la brecha de género y todas las demás desigualdades.
1. Comunicado de prensa oficial, 23/9/20.
2. CENPE 2014, DiEE, Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
3. El gobierno destinará el 3,4% del Producto Bruto Interno a programas con perspectiva de género; Sergio Serrichio; 20/09/2020; infobae.com.
4. Hacia una Argentina con crecimiento inclusivo y estabilidad económica.