En la cotidiana conferencia de prensa que brinda la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, anunció que “no existe esa posibilidad por el momento”, contestando una pregunta de una periodista de Ámbito Financiero. Entre muchas mentiras la funcionaria comentó, sin referirse específicamente al acuerdo, muchas de las acciones que el gobierno está tomando para cerrar con el FMI.
La gran mayoría de los jubilados que cobran los haberes mínimos, con el aumento de diciembre cobrarán $ 29.961. Han venido perdiendo durante todo el año su poder adquisitivo sobre la base de niveles que están debajo de la canasta de indigencia, hoy valuada en $ 30.925. A este nuevo recorte se suma la ya anunciada eliminación de $ 12.000 millones de las partidas destinadas a pagar lo juicios de los jubilados.
¿Por qué el gobierno se ensaña contra uno de los sectores más débiles de la población? La respuesta es simple, el gasto de jubilaciones y pensiones representa el 60% del gasto social. En las negociaciones actuales con el FMI una de las prioridades es bajar el déficit fiscal sobre la base de achicar el gasto social. Los anuncios de recortes al sector pasivo coinciden con la ratificación del pago al FMI de la cuota de capital por U$S 1892 millones el próximo 18 de diciembre.
Consultada sobre el deterioro educativo que mostraron las pruebas de la Unesco de 2019 (recorte presupuestario en educación del 6%, menos fondos para educación superior, los recortes a los jubilados y al transporte del interior), la funcionaria, repitiendo el discurso electoral pasado le echó la culpa a Macri primero, señalando que ahora Perczyk, el ministro de Educación, está trabajando “muy duro” para revertir esa situación; y agregó además los problemas que trajo aparejados la pandemia, sin hacerse cargo del achique presupuestario.
Sobre todos los recortes mencionados por el periodista de Cadena 3 que la interrogó señaló, sin ruborizarse un segundo, que “es un presupuesto de crecimiento, que refleja los índices que la Argentina está teniendo. Este gobierno no va a hacer ajuste, lleva adelante una política de crecimiento con inclusión y se verá en el presupuesto. El presupuesto es un modelo de gobierno y el nuestro es un modelo de crecimiento con justicia social”.
Sin referirse a los graves y crecientes índices de pobreza e indigencia, Cerruti afirmó que el nivel de empleo creció un 1% con respecto al nivel de trabajo registrado previo a la pandemia y que “con este nivel y ritmo de crecimiento nos encontraremos habiendo recuperado el empleo perdido durante 2018 y 2019, en una senda de crecimiento consolidado”. No aclaró que los modestos avances actuales son apenas un rebote de lo caído en la pandemia (10% del PBI), para alcanzar niveles de una economía sumida en una profunda recesión en los años previos a la pandemia.
Esta manera de desmentir lo obvio en torno al tremendo ajuste en curso y a lo que el propio presupuesto delata, manipulando las cifras de crecimiento, se parece mucho a esa triste frase de “miente, miente que algo quedará”.
Finalmente, entre otros temas, la funcionaria se refirió a la reunión que el ministro amigo de los empresarios del campo, Julián Domínguez, titular de la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca realizará el próximo 9 de diciembre con los representantes de la carne, para presentar el plan 2022/2023 de carne, maíz y trigo. Llamó la atención que, en vez de referirse a los precios impagables de la carne que junto con el resto de los alimentos son el mayor peso sobre los bolsillos de la población trabajadora, en esta oportunidad Cerruti afirmó que el gobierno “va a garantizar que los productores puedan producir lo máximo posible, exportar lo que tengan que exportar”.
Es que parte de las negociaciones con el Fondo es que el país aumente sustancialmente sus exportaciones de materias primas y alimentos para juntar los dólares para pagarle. Reforzando así la matriz extractivista y primarizadora de la economía. O sea, mucho aliento a los pulpos productores y exportadores, y alimentos a precios internacionales para la población.
Si completamos con las reuniones con los empresarios de la UIA que Manzur y Cafiero tuvieron en Parque Norte, según refirió la vocera, nos encontramos con tres patas de lo que se está negociando: brutal achique del presupuesto estatal destinado a gasto social, aliento al aumento de las exportaciones dándole seguridades y concesiones a los pulpos del agro negocio, salarios baratos y flexibilidad para los empresarios.
Todo con el apoyo de la CGT, con la que se entrevistó ayer Guzmán, la central que después de haber avalado el fin de la doble indemnización y bendecido el acuerdo con el Fondo, pudo escuchar del ministro de la zaraza que no va a haber ajuste. Una mano lava la otra, entre estos bandidos de la mentira y la entrega del país.