martes, 5 noviembre 2024 - 01:15

Opiniones sobre el fin del mundo. El relato económico y las luchas en curso

Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.

La economía y la política entre los claros y oscuros deseos libertarios

Parece que siguen los tiempos de bonanza y las luces verdes en las pantallas que reflejan las acciones y bonos. El riesgo país sigue a la baja. Los dólares paralelos, en sus diversas variantes crecieron, pero de forma escueta y sin provocar ningún sobresalto en la Rosada ni rumores de nuevas corridas. El gobierno se siente fortalecido  y siente que puede hacer y deshacer a su antojo. Milei sacó a Mondino con quien hacía rato las cosas no estaban bien, pero extasiado por sus números le pareció propicio mostrar que, además de números, su formato de poder será sobre la base de, como lo llamó Pagni en esta semana en su editorial, “un gobierno fuerte, sobre una república debilitada”. Milei demuestra que quiere llevarse todo puesto, por abajo crece el rechazo, la bronca y el desánimo.  Es que sus números macro no los pueden disfrutar los miles de trabajadores que no llegan a fin de mes, ni los miles de pobres que caen en la marginalidad según las estadísticas, además de los pronósticos a largo plazo donde también sus números festejados pueden ser solo una foto de hoy. La pregunta de muchos tanto de arriba como de abajo es cuándo empezará a derrumbarse el castillo de naipes de los Milei.

“¡Es la economía, estúpido!”

“Durante la campaña estadounidense de 1992, el candidato demócrata Bill Clinton siguió el consejo del consultor James Carville. Para contrarrestar la política exterior que se consideraba exitosa del presidente George Bush con la primera invasión de Irak, hizo girar su proselitismo sobre el frente interno y la situación económica. Esto se sintetizó en la frase ‘Es la economía, estúpido’ que Carville escribió en una pizarra. Clinton la hizo popular y así llegó a la Casa Blanca.

Si esta fuera una ley automática, ni Joe Biden hubiera renunciado a buscar su reelección, ni estaría en duda la victoria de su vicepresidenta Kamala Harris sobre el expresidente Donald Trump, dado que han establecido más programas nacionales nuevos que cualquier presidente demócrata desde la Gran Sociedad de Lyndon Johnson, y tal vez incluso desde el New Deal de Franklin Roosevelt. Así lo afirma la revista Newyorker. Los comicios se realizarán dentro de 48 horas y no hay consultor que se anime a vaticinar un resultado, porque las diferencias entre ambas fórmulas no llegan a un punto, muy debajo del margen de error que se declara en cada encuesta.

La preeminencia de la estructura económica sobre la superestructura política se puede encontrar en escritos de Marx y de Gramsci, aunque no referidos a una elección. Es que entran en juego factores como las condiciones objetivas y subjetivas y el tiempo necesario para que los efectos de las reformas surtan efectos inocultables para todos. Esto también es válido para la Argentina, donde la economía se derrumba como el hotel Dubrovnik y el gobierno de los hermanos Milei está golpeado pero entre los sobrevivientes. Cuánto tardará el delay es la cuestión…” Así arranca Horacio Verbitsky su editorial de fin de semana.

Y no es casual la relación, la perspectiva a largo plazo de Milei tiene mucho que ver con quién gane las elecciones en Estados Unidos próximamente, la necesidad de que gane Trump es total para el gobierno argentino, para lograr la restructuración de deuda que necesita. De darse un resultado contrario, el escenario sería abierto. Hay que ver cómo podría entablar Milei una relación Kamala Harris, promotora de la agenda 2030 que el libertario tanto aborrece. Sin embargo, el pragmatismo para los negocios y la sumisión ya son marca de la nueva gestión que habita la Rosada. Basta ver cómo el presidente cambió su percepción sobre China para poder tener una renovación del SWAP.

Un escenario complejo, de todos modos, también se podría dar con una victoria de Trump. Jorge Liotti escribe en su columna: “Está claro que en la Casa Rosada prefieren un triunfo de Donald Trump, no solo por afinidad ideológica, sino porque se imaginan que potenciaría el mensaje de Milei a nivel global y su sueño de construir una liga de líderes “antisistema”. También porque piensan que el jefe republicano podría involucrarse más para que el FMI no solo habilite fondos sino para que flexibilice sus requerimientos de lo que se podrá hacer con ese dinero (en sordinas se quejan de que la administración Biden hizo pocos esfuerzos por interceder en el Fondo a su favor).

Sin embargo, Trump también prometió apelar a un mayor proteccionismo comercial, un principio que se contrapone con el aperturismo de Milei, y sugirió que la guerra de Ucrania se debería clausurar con un acuerdo que incluya concesiones territoriales a Rusia, una lógica que colisiona con el apoyo del gobierno a Volodimir Zelensky.”

La política internacional, si gana el preferido de Milei en Estados Unidos, también podría significar una molestia permanente en política internacional. Como se menciona, podría haber diferencias ante el magnate en un supuesto nuevo mandato en frente del imperialismo decadente, sumado al marco de un mundo en permanente tensiones entre las grandes potencias. Algo que siempre, para un país semicolonial como el nuestro, termina siendo un elemento que puede golpear en la economía.

Volviendo al plano local, es muy probable que los resultados finales del ajuste de Milei en estos meses aún no hayan tocado fondo, y sus efectos finales tarden en ser percibidos por todos. Aunque teniendo en cuenta que van 10 meses de gobierno también es verdad que, sin desmoronarse, las encuestas lo muestran perdiendo imagen positiva e intención de voto.

La expectativa del gobierno en las elecciones de Estados Unidos son seguidas minuciosamente por la propia burguesía, que quiere la garantía de un estado de situación permanente y sin desmoronamiento alguno.

Como pocas veces antes, la administración argentina tiene puestas enormes expectativas y esperanzas (tal vez demasiadas) en lo que ocurrirá en los comicios norteamericanos; casi como si fueran propios. Las señales auspiciosas de los mercados y los números verdes de algunos indicadores macroeconómicos fundamentales le dieron aire al gobierno para ponerse en modo electoral. No solo en clave nacional. A pesar del paréntesis que impuso otro de esos errores no forzados políticos y de gestión que suele infligirse el oficialismo.

Mientras avanza el armado libertario nacional, las luces bajas enfocan directo a la infartante elección presidencial de los Estados Unidos, que se celebrará este martes, sobre cuyo desenlace ni siquiera los más expertos se animan a pronosticar con algún grado de certeza. Luego del nuevo sismo en el Gabinete con el intempestivo desplazamiento de Diana Mondino, lo que ocurra con Donald Trump, el ídolo mileísta y candidato a volver al poder en los Estados Unidos, ocupa una muy buena parte de la atención de la plana mayor de la administración”, dice Claudio Jacquelin en La Nación.

Hay que sumar también que el espejo entre las dos figuras de la allright se puede encontrar, también, en elementos como los que señala Nicolás Lantos en El Destape: “Si gana, Trump promete profundizar su deriva autocrática, alentada por los megamillonarios que lo rodean, como Elon Musk, protagonista del tramo final de la campaña y dueño de la red social X, el foro más importante donde se exhiben y exponen todos los candidatos. La elección se celebra bajo el supuesto tácito de que Musk no hace nada indebido para beneficiar a su candidato.”  Toda un camino político y económico, que agudizará la polarización social en el país del norte, pero que seguro repercutirá en el resto del mundo.

Pero advertimos que los resultados aún no están y Donald Trump, mientras tanto, agita el fantasma de un posible fraude durante este domingo pasado. Un escenario que a Milei lo complicaría bastante en su perspectiva macroeconómica y obvio terminaría profundizando la economía real que desalienta día a día.  En definitiva, es la economía, estúpido, podríamos decir la que tarde o temprano desnudará a Milei.

Siguen las luchas

El paro del pasado 30 de octubre que decretó la Mesa Nacional de Transporte y al que se adhirieron la ex AFIP, la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), la Multicolor en provincia de Buenos Aires y más tarde todo el FUDB, entre otros, fue observado por el gobierno que criticó fuertemente la medida. “Los que paran no hacen más que definir algo que ya sabemos: paran los privilegiados. Los que pueden darse el lujo de parar. Porque los argentinos de bien, los argentinos de trabajo, los que queremos un país mejor no tenemos esa posibilidad y además no queremos parar”, analizó el vocero presidencial.

El paro fue fuerte en todos los sectores que adherían pero también   podría haber sido casi un paro nacional si la UTA hubiera adherido ese día.  Aunque finalmente este sector arregló y no hubo ninguna medida de fuerza por su parte.

El paro fue contundente igual y muestra un escenario de luchas que se suman a las universidades con sus acciones y a los trabajadores de la salud. Un ascenso aun parcial pero que demuestra que hay resistencia a las políticas de ajuste.

“Aunque los libertarios se feliciten entre ellos por la desaceleración de algunos índices económicos, no es muy difícil saber que la situación en los hogares de los trabajadores empeora mes a mes, cada vez más insostenible.

Que aun con el afán de las burocracias para no unificar luchas, distintos sindicatos terminen coincidiendo en el paro de hoy demuestra la presión que existe por abajo.

La solución no parte de seguir dividiendo aguas, es necesario unificar las luchas en curso en una gran acción nacional, e impulsarlas y coordinarlas con fuerza desde abajo. A la vez, necesitamos que la CGT y las CTA dejen de dormir la siesta y convoquen a un paro activo y a un verdadero plan de lucha. Una fecha en el horizonte, es el 12 de noviembre, día para el cual se prepara una tercera marcha federal educativa por la educación pública, que podría ser un punto para catalizar todas las luchas en curso, así lo sintetiza bien Periodismo de Izquierda en la nota del día .

La novela peronista ya tiene el finalista que necesita Milei

La Justicia rechazo las pretensiones de Quintela y dio como única lista para las elecciones del PJ la lista que encabeza Cristina Fernández.  Paradójico es que quien es señalada por propios como la responsable de los vaivenes del PJ y la tragedia del gobierno pasado de ese signo por abrirle la puerta a Milei; será quien pretenda ordenar a este espacio. Después de semanas matándose  por elecciones alejadas de las necesidades de la gente aparece un escenario que lejos de resolver trae incertidumbre. ¿Es otra vez CFK?

“La interna partidaria Cristina-Quintela es solo un episodio, el primero, de la verdadera interna: Cristina-Axel. Este primer episodio ofrece fuertes desafíos. Por el lado de Cristina, porque una cosa es el voto de la gente común y otra el del afiliado al PJ, que no necesariamente es kirchnerista. Además, para erigirse en dirección indiscutible, no solo debe ganar, debe arrasar.

Por el lado de Axel, más allá del resultado, es claro que él no puede ser candidato en 2025, ¿va a poner algún reparo en que lo sea Cristina? Y si Cristina le gana al candidato de unidad entre Macri y Milei, ¿alguien le puede objetar el dedo para 2027?

Los cambios en la dinámica política

 Si vamos más allá de la cuestión personal, vemos que a partir de la llegada del nuevo gobierno las rupturas están afectando a todos los espacios. Estamos ante la reconfiguración de todo el sistema político y el kirchnerismo no es la excepción.

Sin embargo, el caso que nos convoca tiene tres características muy especiales. La primera es la debilidad de Cristina. “En otro momento, para designar candidatos y ordenar su espacio, le hubiera bastado con señalar con el dedo, o con un posteo en Twitter. No solo eso: tampoco lo puede resolver reuniendo a los principales dirigentes. Por eso apela directamente al voto directo de los militantes de base. Claro, se trata de una debilidad que puede transformarse, rápidamente, en una fortaleza” dice el periodista Fabian Harari en Perfil este fin de semana.

Sobre la posibilidad de convertirse en fortaleza, por ahora más bien esta nueva grieta Milei-CFK fortalece a Milei, “desde nuestra visión de izquierda anticapitalista y socialista discrepamos con el análisis y con la propuesta de CFK. En realidad, consideramos que no hay ninguna posibilidad de que el peronismo sea una alternativa positiva a futuro, por la sencilla razón de que su estructura y su programa no están puestos en función de garantizar derechos de las grandes mayorías, sino de volver a administrar el país bajo las premisas de orden capitalista en el marco de una crisis  global. Es por eso que sus fracasos recientes no sucedieron por  haberse torcido, sino por aplicar de una u otra forma un proyecto que  tiene esa direccionalidad, siempre inclinada a mantener los negocios  capitalistas, de esos mismos grandes empresarios a quienes CFK les  habla en su carta, recordándoles una y otra vez que con el peronismo  en el poder, siempre han ganado mucho. En otras épocas pudieron  garantizar esas enormes ganancias para unos pocos, combinadas  con cierto grado de contención social y conquistas sociales parciales.  Cuando la crisis capitalista mundial y la fuerte polarización en curso  no dejan margen para eso, obligando a optar, nunca el peronismo se  decide por patear el tablero a favor de los que menos tienen. Siempre  se ordena por la gestión ‘responsable’ dentro de los marcos del  régimen y el sistema”,  sentencia con objetividad Sergio García en su editorial política .  Es hora de un proyecto nuevo con la izquierda y uniendo las luchas.

Por eso insistimos en que el Frente de Izquierda Unidad, que integramos y valoramos, tiene que ser parte a fondo de este debate y ponerse a disposición de ayudar a construir esta alternativa. El significado positivo que tiene la unidad de izquierda electoral que hemos conquistado es un gran punto de partida, pero no el final del camino”, termina Sergio García .

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