Opiniones sobre el fin del mundo es una columna que busca dar cuenta de lo que reflejan algunas de las notas de opinión dominicales de los medios masivos de comunicación y otras nuevas plataformas. Obviamente, por el medio donde se publica esta pieza, busca entender la realidad y a la vez proponer ideas para transformarla mediante políticas socialistas.
Luces verdes en las pantallas que reflejan las acciones y bonos. El riesgo país en baja. Los dólares paralelos, en sus diversas variantes, crecieron, pero de forma escueta y sin provocar ningún sobresalto en la Rosada ni rumores de nuevas corridas. Estas son algunos de los argumentos por los que, durante esta semana, el gobierno festa una estabilidad que parece ser una situación que nadie sabe cuánto durará. Hipótesis y escenarios se piensan muchos, pocos con buenos augurios para la banda libertaria. En el medio, su principal fortaleza. Las coaliciones explotaron, los partidos más añejos se debilitan de su ya gastada vida. Al mismo tiempo, sin desconocer que la situación de la calle tiene picos más altos y bajos, pareciera la llega de un nuevo momento iniciado por la toma estudiantiles, que se conjuga con otros conflictos laborales. Una jornada que adelanta los debates de la izquierda, cuando una salida se hace necesaria para los de abajo.
Tic tac ¿llega la estabilidad o todo explota?
Hoy el plano económico ocupará el primer lugar. Se sabe que el gobierno, por los diferentes conflictos que se relatan domingo a domingo, de algún modo y sin perder la primacía en las encuestas, ha horadado su caudal político. Esto tiene una explicación que, de forma contradictoria, fortalece y lima al gobierno de La Libertad Avanza.
Jorge Liotti, en La Nación, tras describir un momento donde el gobierno empezó a correr de atrás con los temas que se debaten en la agenda pública, dado el golpe que le significaron en su imagen los vetos hacia los jubilados y la universidad pública, destaca: “Pero nada contribuye más a la resiliencia de Milei que las noticias económicas. Esta vez no se trató sólo de los indicadores financieros, como la caída del riesgo país por debajo de los 1000 puntos o la suba de los bonos, sino también la mejora en las reservas del Banco Central en un mes tradicionalmente adverso. Es cierto que todos estos logros tienen varios asteriscos con aclaraciones, pero también lo es que el mercado pasó de poner a Milei contra las cuerdas a mitad de año, a asumir que puede mantener su plan provisorio sin por ahora sacar el cepo ni devaluar. Aunque no haya un megaprograma de estabilización, con cronogramas y precisiones, parecería que por ahora al Gobierno le alcanza con exponer su férrea disciplina fiscal y el ordenamiento macro para convencer al establishment económico de su rumbo”[i]. El editorial aludido, además, para ilustrar la algarabía del gobierno con este contexto, agrega la siguiente cita del economista Martín Rapetti: “si cree que puede mantener la actual situación, el Gobierno estaría dispuesto a transitar todo el año que viene sin un acuerdo para evitar tener que hacer una corrección cambiaria”[ii].
Lo dicho por Liotti, sin embargo, como él lo refleja, no deja de ser parte de una expresión de la realidad, pero no la totalidad. Sin dudas que, desde el gobierno, usan esta foto actual y muy de coyuntura para mostrar que, en términos de la patria tuitera de sus trolls a sueldo del Estado: “se domó la economía”. Otras miradas niegan rotundamente esta idea. Desde una vereda opuesta, en El Destape, Nicolás Lantos, relativiza la situación y sostiene: “El veranito de dólar pisado, bicicleta financiera y ganancias récord en la timba de Toto Caputo, que recibió esta semana en Washington una taza de Mejor Papá del Mundo, contrasta con los datos de la economía real, estancada en niveles subsaharianos. No es la primera vez en la historia argentina que el optimismo de los banqueros difiere mucho de la realidad. Hasta ahora, cada vez que se abrió esa brecha, las cosas, tarde o temprano, terminaron mal”[iii]. Terminar mal, en otros tiempos, fue un ciclo de devaluaciones (algo constante en los últimos 10 años del país) que pudiera golpear, centralmente, de forma muy aguda los ingresos ya deteriorados.
Sumado a esta duda sobre la “estabilidad” lograda por el gobierno, se suma un argumento de la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis, quien considera: “Si el gobierno utiliza este período como la previa para un programa de flexibilización de los controles de cambio existes chances de que Argentina consolide un período de baja inflación con acumulación de reservas y crecimiento económico. Para eso, el tipo de cambio de inicio debería ser uno que revierta el exceso de demanda de divisas y lo transforme en un exceso de oferta. Si, por el contrario, el gobierno prefiere evitar disrupciones y flexibiliza a estos niveles cambiarios, las chances de entrar en un período de estrés financiero aumentan. Y son aún más altas si, con cabeza electoral, las correcciones se posponen para después de las elecciones de medio término”.
Desde otro sector de la palestra política que reflejan los medios, Ricardo Kirschbaum, en Clarín, anota otra opinión sobre la economía. Primero relativiza la posibilidad de un repunte al sostener: “En las sombras, sigue emboscado el peligro de una economía a la que le falta todavía mucho para pensar que el equilibrio y el crecimiento están a la vuelta de la esquina”[iv]. Pero, algo central, también resalta que: “La mejoría de la macroeconomía no alcanzan a mitigar las penurias de las urgencias cotidianas, pero consigue sostener todavía cierta esperanza de que esta vez será posible torcer la incesante declinación argentina. La aceptación y el rechazo a la gestión de Milei están mano a mano después de un tiempo en que su imagen había caído claramente”[v].
En esta dicotomía avanza el plan económico de Milei, que, también, como reflejamos en otras notas de Periodismo de Izquierda, por su carácter contradictorio, no cuenta con las inversiones esperadas, que ya fueron rogadas por el propio presidente en el Coloquio Idea. Y, como si fuera poco, mucho de lo que se piensa a futuro para la tribu libertaria, también tiene los ojos y expectativas en Estados Unidos, centralmente el martes 5 de noviembre cuando Trump sepa su suerte de cara a ver si consigue un segundo mandato o no.
Fortaleza política a costa de la debilidad de todos
Lo reflejado en materia económica, algo muy precario para el gobierno, sólo puede darle un sentido de fortaleza en términos económicos si se entiende el escenario de partición en todos los espacios políticos. Es por eso que Diego Genoud resalta: “Algo es seguro: si pudiera elegir, el ex panelista se quedaría a vivir para siempre en la foto del presente, a sus 54 años, en una fiesta que se extiende bastante más de lo que se preveía. Con este equilibrio económico precario y las tribus de la oposición tomadas por las tensiones internas, si la sociedad aguanta, el oficialismo podría ganar una fortaleza inédita en el Congreso el año que viene y prescindir de la incómoda sociedad con Mauricio Macri. Lo muestra un muy interesante trabajo de proyección electoral que hizo el politólogo Pablo Salinas. De acuerdo con sus datos, La Libertad Avanza es el único bloque que va a crecer fuerte en las legislativas del año que viene. Si repitiera la performance de las PASO o las generales de 2023, el partido de Milei ganaría entre 32 y 36 diputados y llegaría a tener una bancada de entre 71 y 75 miembros, casi el doble de la de hoy”[vi]. Ahora, hay que aclarar que la proyección electoral que hace Genoud, como él mismo lo destaca, tal vez no se cumpla porque la foto al momento del voto puede ser otro.
Siendo insistentes con el factor económico, también contamina las filas del oficialismo. Por eso las especulaciones llegan hasta la cúpula del Ejecutivo y, ante una posible crisis de Milei, la vicepresidenta hace su propio juego. Eduardo van der Kooy expone estas operaciones al describir: “La fragmentación supera al segmento opositor. La Libertad Avanza de Javier Milei lleva diez meses en el poder y también ha perdido piezas en Diputados y el Senado (…) El oficialismo desnuda otra debilidad seria en la cual se repara poco. El quiebre en lo alto del Poder Ejecutivo entre Milei y Victoria Villarruel. El Presidente y su vicepresidenta. Ambos eluden cualquier diferencia pública sonora. Disienten respetuosamente. Pero la mujer no forma parte desde hace rato de los proyectos libertarios presentes y futuros”[vii]. Es por esto que, aún, sin descuidar que la fuerza de los globos amarillos haya quedado casi extinta y mida muy poco en las encuestas, es que el experimento libertario los siga considerando de cara a la próxima elección. Sin descuidar, también, la falta de inserción territorial de LLA.
De las debilidades viven todos. Ya que el propio Macri, con su ¿sello de goma?, sólo intenta subsistir o hacer subsistir el PRO dándole ahora los votos que no tiene por su cuenta Milei en el Congreso y los necesita para su régimen de veto permanente. Horacio Verbitsky resalta esta idea al remarcar: “Macrì, en tanto, intenta renegociar su relación con el gobierno, aprovechando el año largo que falta hasta que los Hermanos Milei puedan mejorar su desempeño en ambas cámaras del Congreso, a expensas del electorado procaz. Mientras eso no suceda, el Poder Ejecutivo necesita los votos que le aportan los restos de JxC, y el ex Presidente intenta subirles el precio”[viii].
Pero, insistamos. El activo del presidente se encuentra en las particiones ajenas. Entre ellas la de una oposición de centro que quiere nacer, pero muere en el intento o, al menos, debilita su posibilidad de hacerlo. Tras el quiebre de la UCR y, antes, el exilio de Rodríguez Larreta del PRO, algunos actores piensan un centro como oposición. Pero este domingo, Bernardo Vázquez resalta el siguiente comentario del larretismo: “Todo bien con Emilio, que haga su planteo. Pero que él diga eso no implica que Horacio piense igual. Él, si compite, va a ser dentro de un espacio que busque tratar de ganar la elección. Si vos ya de entrada te definís como una tercera vía, vas a terminar tercero seguro, con suerte, no es una buena estrategia”[ix]. Una forma, al menos por el momento, de decirle no a Emilio Monzó y seguir adelante con un proyecto personal del ex jefe de la Ciudad.
La partición del peronismo
Otra de las variantes que piensa aprovechar una futura crisis del gobierno para suceder a Milei, es el peronismo. Pero hoy el presidente festeja la crisis del partido justicialista. La interna por presidir el partido justicialista entre Cristina Fernández de Kirchner y Ricardo Quintela, hoy sumó otro capítulo.
María Cafferata, en Página 12, comenta que la lista de la ex vicepresidenta del gobierno de Alberto Fernández fue oficializada, mientras que la del gobernador no. Algo que colocaría a CFK como futura presidenta del partido, pero sin que antes el riojano inicie un proceso de rechazo a las impugnaciones en la justicia por las elecciones partidarias. La periodista mencionada vaticina: “El peor final para una interna que pocos querían, y que no hace si no embarrar el inevitable pronunciamiento de CFK como presidenta del PJ. Un pronunciamiento que se oficializará la semana próxima, pero dejando un tendal de heridos que pavimentarán la pelea que se avecina: la guerra a “cara descubierta”, como definen en el incipiente kicillofismo, entre La Cámpora y el gobernador bonaerense”[x].
Las disputas entre estos sectores, que por un lado más que Quintela aparece Kicillof como el embanderado contra su mentora política, no sólo va a presentar rispideces de cara al próximo año electoral, sino en la inmediatez. Haciendo un mapeo rápido, se podría decir que los integrantes del PJ con funciones ejecutivas, es decir los gobernadores, se enfrentarían con los presidentes de los bloques del mismo espacio en Diputados y Senadores. Volviendo al artículo de Genoud: “La confrontación interna genera problemas en el funcionamiento de los bloques de Unión por la Patria en el Congreso. La decisión de los jefes de las bancadas Jose Mayans y Germán Martinez de apoyar la candidatura de Cristina dejó un tendal de heridos en el frente pro-Quintela. “Esto está haciendo temblar los bloques”, dicen del lado del gobernador de La Rioja y no descartan incluso nuevos desprendimientos si no hay una salida ordenada”[xi].
Una pelea que nada tiene que ver con las necesidades y urgencias de los trabajadores y los sectores más empobrecidos de la población producto del plan de gobierno libertario.
La calle se mueve, hace falta una alternativa
En medio de este tembladeral por las alturas, los trabajadores siguen, también a contracorriente de las direcciones sindicales, luchando contra el gobierno. El 30 de octubre se prepara un paro de transporte, que podría ser total si se suman los colectivos. Y, además, vale resaltar que, más allá que ya no sea en su pico más alto, el movimiento estudiantil, sin descontar las maniobras de las burocracias de ese sector, los decanos y rectores, sigue cumpliendo un rol.
Mientras mantiene los reclamos por mayor presupuesto para la universidad pública, también se suma al paro del 30 y, también, coordina nuevas acciones con los sectores de los trabajadores de la salud afectados por el plan motosierra. Un paro al que se suman sectores como ATE, a igual que lo resolvió la Multicolor, sector docente combativo en pcia de Buenos Aires, contrario a Baradel.
Es un tiempo donde la energía de la calle contra el plan de Milei necesita una dirección, que ponga todos los esfuerzos en ponerle un límite al matón libertario. En ese sentido, durante el III Evento León Trotsky, tanto en la primera como en la segunda jornada, Alejandro Bodart y Sergio García, ambos dirigentes del MST en el FIT-Unidad, insistieron en la necesidad de transformar la herramienta de izquierda que se integran.
Para sintetizar, Bodart insistió en: “recuperar las mejores enseñanzas de nuestros maestros y ponerlas al servicio de elaborar, sin dogmatismo, oportunismo ni autoproclamación sectaria, para avanzar en la construcción de la dirección nacional e internacional que necesitamos. También se refirió a la necesidad de que el FITU avance más allá de ser solo un frente electoral, y se transforme en un partido común con tendencias. Y expresó la importancia estratégica de reagrupar a los revolucionarios en una internacional fuerte y donde se pueda convivir en base a acuerdos políticos principistas y un método que permita procesar las diferencias”.
Aspirar a esta estrategia es la única forma de resolver una política que sea, concretamente, una barrera contra la ofensiva de la ultraderecha. Quedará esperar y ver cómo la calle, en gran medida, resuelve con el tiempo los dilemas y discusiones siguen sin resolverse.
[i] El contraataque del outsider empedernido. Jorge Liotti – La Nación (27-10-2024)
[ii] Ídem.
[iii] Flechas, palabras y oportunidades: el PJ empantanado frente a lo irreversible de Milei. Nicolás Lantos – El Destape (27-10-2024)
[iv] Gozos y sombras de Milei; Kicillof, ¿autónomo?; Villarruel, bajo fuego; secretos entre Santi y Chiqui. Ricardo Kirschbaum – Clarín (27-10-2024)
[v] Ídem.
[vi] El mejor momento de Milei, entre el favor ajeno y la bengala de la crisis que no se apaga. Diego Genoud – El Destape (27-10-2024)
[vii] Tierra arrasada alrededor de Milei. Eduardo van der Kooy – Clarín (27-10-2024)
[viii] ASTILLAS. Horacio Verbitsky – El Cohete a la Luna (27-10-2024)
[ix] Elecciones 2025: el nuevo armado de los moderados ya tiene su primera baja de peso. Bernardo
Vázquez – Clarín (27-10-2024)
[x] La interna del Partido Justicialista se disputa en los escritorios. María Cafferata – Página 12 (27-10-2024)
[xi] El mejor momento de Milei, entre el favor ajeno y la bengala de la crisis que no se apaga. Diego Genoud – El Destape (27-10-2024)