Mientras avanza el ajuste, la derecha tradicional y su variante fascistoide se posicionan. Desde el gobierno del Frente de Todos (FdT) vuelven con el discurso del mal menor. En este artículo queremos explicar por qué con el FdT no se frena a la derecha.
Prueba empírica
Es la propia realidad la que muestra que con el FdT no se frena a la derecha sino que esta avanza. Ya en 2015 Macri gana capitalizando el descontento con las políticas del gobierno kirchnerista, pero duró poco. El primer intento de la derecha fracasó, y el PJ convenció con que la salida para enfrentar a la derecha era con Alberto y Cristina. Pero ha sido bajo este gobierno donde más se fortaleció la derecha.
Hoy se baraja la posibilidad de que lleguen al ballotage el PRO y/o Milei. No solo se le abrió la puerta a la derecha tradicional sino a una ultra como los liberfachos, o personajes que dentro de Juntos por el Cambio se les parecen bastante como Bullrich. Son los que quieren aplicar un programa antiobrero, propatronal e imperialista, poniendo quinta a fondo. Pero además, la derecha no solo se ubica en la oposición, también dentro del FdT mismo, sino ¿cómo se explican las candidaturas de Scioli, Alberto Fernández y ahora Massa? Poco queda de menor en este mal.
¿Sobre qué base se puede afirmar entonces que el FdT es un freno para el avance de la derecha?
¿Por qué la derecha es opción?
Muchos apuntan al rol de los medios, que por supuesto tienen un lugar privilegiado para posicionar referentes en función de sus intereses, pero no es lo único. Tenemos que ver las cuestiones materiales, las políticas que se llevaron adelante.
El gobierno “nacional y popular” llevó al país al borde del abismo, perdió el apoyo de sectores de sus votantes porque no respondió a las expectativas que había generado. Y esto es así, porque fue el gobierno quien aplicó y aplica las recetas de la derecha. Repasemos: FMI-deuda, Vicentin, Guernica, dólar soja, recorte ayuda social, represión a pueblos originarios. Le dio a los principales poderes económicos todo lo que pedían, logrando fortalecerlos cada vez más, porque en última instancia la “derecha” es la expresión política, superestructural de determinados intereses económicos. Por eso, los Milei lejos de antisistema, anti casta, son los que defienden a lo peor de la casta, que son los empresarios que le chupan la sangre a los trabajadores y al pueblo. Entonces, no se puede frenar a la derecha mientras se beneficia a esos mismos intereses.
Lo peor, es que las medidas que toman las hacen posando de progres y eso le da a la derecha más argumentos. Entonces, por más discurso, con medidas de derecha, no se enfrenta a la derecha.
Y lamentablemente, vamos a un gobierno de más derecha. Incluso si ganara el FdT, porque todos defienden el mismo programa: FMI, reforma laboral, recorte a jubilaciones y planes sociales, extractivismo al palo. Si bien es cierto que hay matices entre unos y otros; tienen más que ver con los ritmos y las formas que con el programa de fondo.
Entonces, ¿es preferible el mal menor?
La realidad es que no. Porque en la medida que el FdT siga aplicando el mismo programa y negándose a hacer cambios estructurales, la derecha va a seguir fortaleciéndose. Y por esa vía juegan un rol de tapón para que pueda fortalecerse una alternativa de izquierda que pelee por cambios radicales, de fondo.
Pero además, ya ha quedado claro que los sectores “de izquierda” al interior del FdT no jugaron ningún rol para tirar la balanza para el lado de los laburantes. Si en el 2015 podían engañar diciendo que CFK le iba a marcar la cancha a Scioli, el “candidato de los buitres”, hoy ese argumento se cae a pedazos, ya que durante cuatro años, siendo vicepresidenta y dirigiendo el senado, no marcó la cancha de nada.
La “izquierda” que se sumó al FdT terminó votando el acuerdo con el Fondo, ingreso de tropas yanquis para maniobras conjuntas, y decenas de leyes ajustadoras.
Es cierto que un gobierno del PRO o Milei nos va a obligar a grandes luchas para defendernos de sus ataques, pero la realidad es que los ataques que sufrimos estos cuatro años fueron avalados por las organizaciones sindicales y sociales del kirchnerismo.
En síntesis, la experiencia muestra que un nuevo gobierno del FdT no resolvería los problemas, le permitiría a la derecha seguir avanzando. Esto es lo que hicieron en este último período ¿por qué cambiarían?
Algunos creen que con Cristina podía ser distinto, pero ahora volvió a reafirmar que no se presenta. De todas maneras, no compartimos esa visión. El kirchnerismo, el ala que posa de progre dentro del FdT, no tiene un programa de cambios reales. Su sistema es el capitalista, con alguna reforma podrán decir, pero es mantener este sistema desigual; su programa económico es más extractivismo. Y nada hicieron para enfrentar el desastre de Fernández. No es por ahí la alternativa real de las y los de abajo.
La salida por izquierda
Para enfrentar a la derecha tradicional y a la fachistoide, hace falta más izquierda. Que la fortaleza desde la base impulse un programa radicalizado, que toque los intereses de empresarios, bancos, corporaciones y terratenientes. Que impulse medidas donde se inviertan las prioridades, donde estén primero los derechos más básicos y no las ganancias de unos pocos. Ante el veneno de la derecha, el antídoto es la izquierda. Y para llegar a todas partes y fortalecernos, hace falta superar el estadio actual. El FIT Unidad es una referencia, pero tiene que trascender lo electoral y ser una referencia ante cada hecho de la realidad, debe ser un espacio convocante y democrático. Interviniendo de forma conjunta en cada lucha popular podremos estar a la altura de la situación, para ser un freno a la derecha y sus políticas y transformarnos en una verdadera alternativa de gobierno, uno de quienes nunca gobernamos: las y los trabajadores.