Mientras los salarios siguen por el piso, sin recuperación alguna y corriendo por detrás de la escalada inflacionaria, las centrales sindicales volvieron a escena. No para realizar un llamado a un plan de lucha, sino para convocar al acto del 17 de noviembre que encabezará Cristina Fernández de Kirchner. Esto sucedió ayer en una conferencia de prensa, encabezada por el secretario general de la CTA de los Trabajadores y diputado del Frente de Todos, Hugo Yasky. También estuvieron presentes la Corriente Federal de Trabajadores, representantes de la CGT, la CTA Autónoma (Cachorro Godoy) y el “espacio aliado de organizaciones PyMEs”.
Lejos de pelear por la recomposición salarial que este gobierno niega de forma permanente, la dirigencia burocrática en vez de desarrollar los procesos de lucha en curso, se encargan de levantan un nuevo operativo “clamor”. De diferentes formas los principales dirigentes quieren, de nuevo, lograr desviar la bronca de los trabajadores hacia los canales electorales, instalando la figura de CFK como futra candidata a presidente. En esta línea declaró Yasky al advertir: “Espontaneamente surge el pedido, el clamor, para que la vicepresidenta de la Nación vuelva a ser presidenta del país”. Y, agregó: “se tiene que discutir en una mesa común, con los distintos sectores que integran el Frente de Todos”.
El titular de la otra CTA, Hugo “cachorro” Godoy, también replicó la línea insistiendo en mantener la unidad: “El 17 de Octubre nos unió la convicción de que solamente la unidad popular nos permitirá encontrar un rumbo para nuestro país”. Pero, ¿qué rumbo cambió? Se olvida Godoy que fue el mismo gobierno del Frente de Todos revalidó la estafa de la deuda externa que el macrismo tomó con el Fondo. Ni hablar del presupuesto de ajuste votado que, en muchos aspectos, va a afectar a sectores de trabajadores estatales que dice representar.
Mientras los y las trabajadoras de la salud saldrán el próximo 17 a las calles para reclamar por recomposición salarial y mejoras en las condiciones de trabajo, estos burócratas tienen los ojos puestos en 2023. En vez de estar al servicio de desarrollar esta lucha en curso, convocando a movilizar, se muestran como los pioneros del “Hay 2023” de la mano de la vicepresidenta.
Para la nueva etapa de lucha que se abre en un país signado por una profunda crisis económica y social, va a ser sumamente necesario reforzar las bases del sindicalismo clasista. Un modelo basado en la democracia de base y la independencia política de los gobiernos capitalistas que, como el FdT, no han hecho más que garantizar una perdida salarial, en promedio, del 20% para el conjunto de los trabajadores. Desde ANCLA y el MST en el FIT-Unidad apostamos a forjar un sindicalismo clasista, al servicio de los intereses de la clase trabajadora, junto a la movilización en la calle para ponerle un freno al plan de ajuste fondomonetarista.