viernes, 29 marzo 2024 - 04:18

Operativo Clamor. CFK: el plan de un pacto democrático para mantener el orden

Con la consigna “La fuerza de la esperanza”, Cristina Fernández de Kirchner convocó al acto que encabezó y del que fue única oradora por el día de la militancia, en el estadio único de La Plata. Utilizando la fecha del regreso de Perón a Argentina en los ´70, la vice buscó reactivar, simulando un poco lo que ocurrió 50 años atrás, un nuevo “operativo clamor”. Sin confirmar ningún tipo de candidatura, en medio de toda la discusión político electoral que ya largó de cara a 2023 Cristina, luego del acto que compartió con la UOM, volvió a colocarse en primera plana con los cánticos de “Cristina presidenta”.

Otra vez la política del “acuerdo democrático” como punta de lanza del kirchnerismo. Aceptando que con la democracia no se come, no se cura ni se educa, CFK dio a entender que todos los gobiernos vienen fracasando. Pero festejó que esa democracia limitada, democracia burguesa para este medio, garantiza la posibilidad de la “vida”. Un discurso a favor de mantener la estabilidad política de un régimen endeble cuando escala la carestía de vida y florece una crisis política. También se mostró como una antagónica a la represión y denunció la autonomización de las “fuerzas de seguridad”, en una provincia donde gobierna Kicillof de la mano de Berni, funcionario que antes de irse de su espacio le rendía pleitesía, responsables del desalojo violento y represivo de las familias de Guernica. Sin embargo, su solución a la catastrófica situación social se da con orden por medio de desplegar miles de gendarmes en las calles del país.

El extractivismo, una política de Estado como bandera, donde Vaca Muerta y la explotación del litio son la vanguardia de la reprimarización económica. La deuda, un peso a admitir, la herencia macrista se paga y honra, aunque sea pesada.

Un “operativo clamor” en medio de disputas

En medio de un panorama que muestra al Frente de Todos partido, la composición del acto estuvo integrada por diferentes tribus más allá del propio aparato que es del riñón de la ex presidenta: La Cámpora. Sectores de la cúpula de la CGT, representados por Pablo Moyano, que integran el Frente Sindical por el Modelo Nacional; la Corriente Federal de Trabajadores (encabezado por bancarios y la Federación Gráfica Bonaerense); la CTA Autónoma; la CTA de Trabajadores; diputadas y diputados nacionales; ministros del gobierno nacional; funcionarios de la Provincia de Buenos Aires; organizaciones sociales y sectores Pymes fueron parte de la escena. Entre ellos también se vieron algunos dirigentes multifacéticos como Grosso, en representación de Pérsico y el Movimiento Evita que, ante el degradado peso de Alberto Fernández en la coalición de gobierno, van poniendo un huevo en cada canasta para no quedar afuera de la discusión del año próximo, ya que como se viene diciendo, Cristina es la que ordena en ese sentido.

Sin embargo la interna no estuvo ajena en la previa del acto. Como lo reflejaron diferentes editoriales, el gabinete del gobierno nacional se vio partido ante el acto que se hizo en la capital de la Provincia de Buenos Aires. Eduardo “Wado” de Pedro (ministro del Interior), Martín Soria (ministro de Justicia) y Tristán Bauer (ministro de Cultura), fueron los que se mostraron como los personeros del kirchnerismo en las carteras ministeriales. Aquellos que defienden la posición de una posible candidatura para una reelección del presidente, como Santiago Cafiero (canciller) o Victoria Tolosa Paz (ministra de Desarrollo Social) por diferentes actividades o por indicaciones de no participar no hicieron siquiera mención de la actividad.

Massa y Manzur, los hombres que indican como los dueños del desinflado “volumen” político del gobierno, tampoco se manifestaron. En este, caso el juego propio de cara a un año electoral pesa por sus ambiciones presidenciables más allá de que el ministro de Economía se haya descartado de esa competencia.

Gendarmería, primera línea

Al comienzo de su alocución, CFK hizo una mención notoria al intento de atentado que sufrió meses atrás. A partir de ese hecho puntual comenzó a desarrollar su línea sobre la “inseguridad”. Criticando en primer lugar la orientación punitivista que sobrevuela por estos días el debate público, la vicepresidenta ve la solución en la utilización de Gendarmería en los barrios. La reacción fue combatida con más reacción.

No son novedad estas declaraciones, luego de que meses atrás haya cargado contra las organizaciones sociales y piqueteras. Ahora dio un paso más. Convocó a la fuerza predilecta de la represora Patricia Bullrich, mismo aparato represivo de ser responsable del asesinato de Santiago Maldonado y las persecuciones constantes a la comunidad mapuche en el sur del país.

Por más que Cristina quiera mostrarse como una figura que no es adepta a la salida represiva, como ya dijimos en este artículo escogió una provincia para el acto que tuvo como hito represivo el desalojo salvaje a las familias de Guernica, por parte de su discípulo Kicillof, perpetrado materialmente por su ministro Berni.

Si el ajuste necesita más represión, hay luz verde por parte del kirchnerismo.

Consenso para ajustar

Solo con la represión no alcanza. Como en el acto anterior de la UOM la ex presidenta volvió a insistir con la idea del consenso democrático. Un acuerdo que, en síntesis, sería un pacto con la derecha de Juntos por el Cambio. Las palabras explícitas fueron: “es necesario acordar políticas, los condicionamientos son tan profundos que van a requerir que todos los argentinos tiremos para el mismo lado. Si no el país será difícil para cualquiera”.

Tirar para un mismo lado, desde que asumió este gobierno del Frente de Todos, no ha sido más que apañar una política que promovió la desigualdad social y el ajuste del FMI. En primer lugar, desde la llegada de Alberto a la presidencia, como lo remarcó su socia política los trabajadores están recibiendo una menor parte de la renta nacional. Como lo indica el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la CTA, muestra que en 2021 la masa salarial pasó a representar el 43,1%, mientras que el excedente capital trepó al 47%. Números que representan una creciente defensa de las ganancias empresariales.

Por otro lado, el consenso democrático, también se rige por algo que ha logrado la unidad nacional hace tiempo: honrar la deuda fraudulenta con el FMI. Más allá de las críticas impersonales que CFK arrojó al rumbo económico, del cual forma parte, la representante del FMI se encargó de felicitar al gobierno por la disciplina que mantiene para ajustar.

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Una política que no profundiza para nada que los salarios recuperen el 20% de poder adquisitivo perdido en los últimos 5 años.

Progresismo del saqueo ambiental

El trabajo que Massa hizo meses atrás visitando diferentes empresas dedicadas al extractivismo en Estados Unidos encuentra sustento político en todas las tribus del Frente de Todos. En una parte de su discurso la vice expresó: “¿Vamos a discutir en serio un modelo sustentable política y socialmente? Va a ser necesario que lo hagamos. Esta época de la pospandemia viene fulera, con grandes problemas geopolíticos, sobre las que no podemos decidir. Fortalezcámonos para defender los recursos naturales: litio, Vaca Muerta, el agua, la hidrovía. Necesitamos discutir estas cosas en lugar del agravio permanente”. Un visto bueno a la continuidad de un modelo de reprimarización de la economía, donde el saqueo ambiental es la consecuencia directa.

Las reivindicaciones de este modelo son algo que no tiene fisura entre las coaliciones del régimen. Desde los ´90 hasta nuestros días, todos los gobiernos se han encargado de profundizar el extractivismo en todas sus variantes. Toda la discusión y maniobras sobra la Ley de Humedales demuestra las intenciones del Frente de Todos y Juntos por el Cambio de no afectar una matriz basada en estas prácticas.

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En este punto también queda a la luz que los acuerdos que promueve Cristina no son con las necesidades del pueblo, ya que su política es contraria a la expresada por cientos de organizaciones que han elaborado una ley en defensa de los bienes comunes. La dirección de su discurso es en favor del lobby empresarial.

Una disputa contra la justicia

Como era casi obvio, parte del discurso en el estadio de La Plata estuvo abocado a la justicia. En medio de las riñas por el Consejo de la Magistratura, las causas que la tienen como acusada y aquella que la ubica como damnificada, la vicepresidenta se despacho contra el “partido judicial”.

Trazando algún punto de comparación con el “partido militar”, la vice recalcó que los sectores más concentrados, a través de los jueces buscan condicionar las políticas económicas. Apuntó contra los cargos vitalicios diciendo que “nadie se hace cargo de nada, total, están sentados ahí de por vida, como una rémora monárquica”. Y agregó: “¿Cómo puede ser que haya gente que está ahí de por vida y decide sobre la vida de los argentinos?”.

Más allá del agite político expresado contra esta verdadera casta judicial, ni en sus años de presidenta, ni ahora como artífice del Frente de Todos se ha planteado una política para terminar contra estos privilegios. Todas las supuestas reformas que ha presentado su espacio solo han respondido a alguna forma de dar una batalla en los parámetros de la justicia burguesa, con la intención de poder ubicar jueces de su afinidad.

Hay 2019 versión 2022

El nuevo operativo clamor de alguna forma simula la misma táctica política que CFK supo implementar en 2019 para desviar la lucha que existía en la calle contra el gobierno macrista hacia el curso electoral. Ahora solo que la decepción y bronca que trata de maniobrar no es ni más ni menos la que genera su propio gobierno.

En el panorama descripto, Cristina volvió a hablar ante su militancia, donde insistió con la paupérrima situación de los salarios y practicando esa gimnasia que nadie puede entender: desentenderse de un gobierno que ella misma armó e integra hasta el día de hoy.


Comenzó una postulación electoral que le va a tocar convivir con un marco económico donde la inflación, como vimos esta semana, volvió a tomar un carácter alcista, que como consecuencia generó otra suba en la canasta básica y torna insufrible la situación para la mayoría de los trabajadores. También, más allá del discurso en el acto, la soberanía política y la independencia económica siguen atada al FMI.

Todo el discurso de la vicepresidenta no representa más que una continuidad en líneas generales del plan político económico desarrollado hasta el momento. Construir más y mejor izquierda es la única alternativa para que el pueblo trabajador pueda desembarazarse de estas opciones políticas que no resultan más que una estafa. Esa es la tarea que emprendemos desde el MST en el FIT-Unidad, con la intención de fortalecer una herramienta política al servicio de las necesidades sociales de las grandes mayorías, con una estrategia anticapitalista y socialista, que termine con la decadencia del capitalismo argentino.

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