El Nuevo MAS y su referente, Manuela Castañeira, fueron la única fuerza de izquierda que se sumó a la marcha a Plaza de Mayo, convocada para dar apoyo a Cristina Kirchner. Fueron parte de una acción bajo la total hegemonía del gobierno, de sus gobernadores, intendentes y punteros del PJ y el Frente de Todos, la burocracia sindical de todo pelaje, empresarios de la UIA y la bendición de la Iglesia Católica, a través del guiño papal.
Un barniz popular para una nueva sumisión
A pesar de eso, el balance del Nuevo MAS fue decir que “repentinamente el país se paraliza” y se habría tratado de “una inmensa jornada de movilización popular” (Izquierda Web, 2/09). Más allá de su exagerado exitismo, que un acto sea importante o que asista más o menos gente, no define su carácter y contenido. Porque el acto y la Plaza tuvieron el contenido político que le dio el gobierno que lo convocó.
El Nuevo MAS busca darle un tinte “popular” a su decisión de convalidar el uso político electoral del gobierno al ataque a la vicepresidenta, con el que intentan cerrar filas y promover su candidatura presidencial, tal como se coreó y fue la consigna central en esa Plaza. La “histórica jornada de unidad de acción” de la que habla Castañeira, solo existe en sus tuit. Porque el acto y toda la movilización la condujeron el gobierno, el PJ y la podrida burocracia, de principio a fin. Sin tener en cuenta a la dirigencia del Nuevo MAS, que solo les hizo de comparsa.
Para justificar su vergonzosa participación, dijeron haber marchado de forma “independiente”, con sus “banderas socialistas”. Pero así no solo manchan las banderas, sino todo el programa socialista y la necesaria independencia política y de clase que debe tener la izquierda, cuando decidieron llamar a marchar junto al gobierno.
Para disimular este nuevo salto del sectarismo al oportunismo, Castañeira critica al FIT Unidad porque no fuimos. Aunque repudiamos el atentado, pedimos su investigación y nos delimitamos de la hipocresía de la derecha, con sus discursos de odio y reaccionarios. Pero fuimos coherentes al dejar en claro que no nos prestábamos a la utilización política que le buscaban dar al acto, en medio de un feroz ajuste aplicado por Massa, con aval de Cristina (ver nota).
Ajuste que la burocracia traidora de la CGT y las CTA dejan pasar, al frenar toda lucha por salarios, jubilaciones, por la falta de trabajo y los multimillonarios recortes al presupuesto. Pese a esto, en su delirante postura, el Nuevo MAS y Manuela criticaron incluso a la CGT por “titubear” y no llamar al paro. “Hubiéramos estado más cómodos con un paro general”, se quejaba en la Plaza ese día Castañeira, al preferir contar con un barniz “obrerista” para encubrir su claudicación al gobierno burgués de Massa, Cristina, Alberto y el PJ.
¿Se viene el fascismo o un febril oportunismo?
Para desmentirlos, el documento que se leyó en el acto ratificó todo esto. En resumen, el Nuevo MAS fue a una marcha por “la unidad nacional” y por la “paz social” con los ajustadores. Como siempre, la burguesía adorna estos llamados alimentando falsas conciencias, sobre un supuesto “golpe” y acciones “destituyentes” que pondrían en peligro a la democracia.
Son argumentos típicos de los gobiernos burgueses en tiempos de crisis para intentar convencer a la clase obrera y al pueblo de no luchar, dejar de lado las “diferencias” y “unirnos todos”, ajustadores y ajustados. Lo hacen bajo el argumento de que si no, se viene la derecha, “el bolsonarismo” como dice Manuela.
Pero que esto lo afirme un kirchnerismo en crisis, que se abraza al ajuste de Massa, aplicando el programa de la derecha desde el gobierno, quizás podría servirles para intentar cerrar filas, cohesionar su tropa y buscar recuperar el apoyo perdido en amplias franjas desencantadas, que no votaron para este ajuste ni el cogobierno con el FMI.
Pero no da que los use una corriente que dice ser socialista y revolucionaria como el Nuevo MAS. Que, para justificar su desastrosa claudicación al gobierno que ajusta, compra el análisis-justificación oficial. Según dijo su referente, “lo que se puso en juego es el derecho a ser parte de una sociedad democrática”.
Pero, ¿eso es lo que estuvo en juego con este ataque? Algo muy alejado de la realidad, pero sí cercano a un bochornoso cálculo electoral, tratando de caerle bien a sectores afines a CFK, a los K, a sus medios y buscar minutos de fama, aún a costa de ofrecerse como comparsa “roja” del acto del gobierno. Fue la expresión concentrada de la desesperación electoralista de este pequeño grupo político, sectario porque dividen y oportunista por lo que hacen.
Justo cuando más se necesita alentar esa ruptura de sectores de base y activistas con el Frente de Todos, desencantados con el ajuste. El Nuevo MAS, en cambio, se ofreció a colaborar “por izquierda” en la lavada de cara que el PJ, como principal partido de un régimen de explotación y entrega capitalista en crisis, le quiso dar a la marcha.
Tan lejos de la necesaria independencia política fue su participación en esa defensa de Cristina y el gobierno, que necesitan cambiar la realidad para justificarla. Así lo hizo Manuela al decir: “salimos por la mayor defensa de las libertades democráticas” porque supuestamente “han atacado no sólo a Cristina Kirchner, sino las libertades democráticas de todos los trabajadores y trabajadoras, del pueblo argentino en general”. Pero nada de eso pasó ni se puso en riesgo con este ataque.
Es solo la inaceptable justificación de un grupo que pasa del sectarismo al mayor oportunismo. Que le viene claudicando a Cristina ante las denuncias de corrupción por la obra pública. Cuando Manuela puso todo en rechazar la “persecución política”, al hablar del intento de “proscribirla y criminalizarla” y decir que “más que atacar a Cristina están atacando la voluntad popular” (Izquierda Web, 23/08).
Ya basta! Son tiempos de postular a la izquierda
Tan ridículo fue su llamado a combatir a la “ultra derecha” y el “fascismo” que lo desnudan con las alegres “selfies” que se tomaron para subir a sus redes, en pleno “combate” (ver tuit). Un rumbo declinante que viene incluso de mucho antes, cuando protagonizamos las masivas movilizaciones contra el acuerdo del gobierno y el Congreso con el FMI.
Ya entonces el Nuevo MAS había intentado frenar la movilización del 8F pidiendo “formar una comisión” para ir a ver a Máximo Kirchner y a la dirigencia K para acordar con ellos una imaginaria “marcha de masas” contra el Fondo (ver nota). Un febril oportunismo que rechazamos las más de 200 organizaciones de izquierda, políticas y sociales.
Hoy, frente a tanta pérdida de rumbo y claudicación a CFK, al gobierno y, por esa vía, al podrido régimen capitalista, llamamos a la juventud y a simpatizantes que honestamente creyeron en el discurso en apariencia “radical” del Nuevo MAS, a darles la espalda. A decir Ya Basta! de tanto oportunismo. Y sumarse a defender la independencia política y de clase ante los dos campos en que pueda dividirse la burguesía. Les invitamos a sumarse a un proyecto de izquierda, socialista y revolucionario con el MST, en el FIT Unidad.