El Fondo Monetario Internacional, en su Informe de Perspectivas Globales, vaticinó que la economía argentina, en 2023, crecerá un 2%. Un dato que, en comparación con el año pasado, muestra una caída del 2,6%. De esta forma la caída de 10 puntos sufrida en 2020 apenas será superada, cuando la economía empieza a mostrar signos de contracción.
En la misma actualización, el Fondo prevé un PBI mundial débil para este año, de 2,9%, como resultado del impacto de la guerra en Ucrania, los rebrotes de COVID en China y la inflación mundial. Una desaceleración del crecimiento económico a nivel mundial, aunque con una inflación más controlada.
¿Pero a qué le llaman el fondo y los economistas al “crecimiento económico”?
El crecimiento económico se calcula a través del PBI (producto bruto interno). Este es un indicador económico que refleja el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos por un país o región en un determinado periodo de tiempo, generalmente en un año. El objetivo es medir la riqueza que genera un país.
Ahora bien, este cálculo es bastante mentiroso, pues estandariza un “nivel económico” completamente inexistente. Este tipo de cálculos esconden las profundas desigualdades que hay dentro del país.
Cuando el FMI, el gobierno y los medios hegemónicos de la burguesía, hablan de crecimiento económico, por ende, crecimiento del PBI, hablan del enriquecimiento de un pequeño grupo que sale siempre beneficiado de las políticas de ajuste.
Para hablar de números concretos, veamos los informes del Banco Mundial sobre el PBI durante el 2021 en Argentina.
- El PBI del país fue de 487.2 miles de millones USD
- El PBI per cápita fue de U$D 10.636,12
Estos datos son de enero del 2022, hace exactamente un año, el “dólar blue” en ese momento cotizaba $215, mientras que el salario promedio del país rondaba los $33.000. Aun así, según los datos del PBI todos los argentinos, sin importar ninguna diferencia, habríamos percibido ganancias de $2.286.766, lo cual desenmascara la farsa total de estos cálculos que no reflejan la realidad de las grandes mayorías.
Una farsa, ya que, siguiendo en el mismo año, también se pudo ver, por ejemplo, un cambio en el reparto de la riqueza producida. Según un documento de CIFRA y FLACSO los empresarios subieron su porción en el reparto de la torta de riqueza producida del 40,2 % en 2016 al 47 % en 2021 y la participación del salario pasó de 51,8 % a 43,1%. Nada más que agregar.
Elogios al rumbo económico
Tras la última revisión en el mes de diciembre, los voceros del fondo se desarman en elogios a la política ajustadora del súper ministro Sergio Massa: “La gestión macroeconómica prudente y los esfuerzos para movilizar el financiamiento externo están respaldando la estabilidad macroeconómica: se está restableciendo el orden fiscal, se está moderando la inflación, está mejorando la balanza comercial y se está fortaleciendo la cobertura de reservas”.
Está declaración no es más que el aval que le da el FMI al gobierno para seguir implantando su plan de ajuste, la meta que le imponen para este año, además de la reducción del déficit fiscal, es que 2023 cierre con al menos un 1,9% de crecimiento del PBI.
La forma de implementación es simple, ajuste y más ajuste. Salarios bajos, precios cada vez más altos. Cada día más beneficios al campo, a los especuladores y empresarios, mientras que a les trabajadores y el pueblo en general se les somete a condiciones de vida cada vez peores.
Nahuel Schiavoni