Un nuevo miércoles en reclamo de jubilaciones dignas, una nueva represión de Bullrich, que incluso alcanzó a una niña.
La violencia como política de Estado
Este miércoles se realizó una nueva movilización en el Congreso de los jubilados, que reclaman respuestas urgentes ante la falta de medicamentos y las jubilaciones de miseria, que el gobierno de Milei aumentó de manera irrisoria en un 2,4 %, y ratificó el bono congelado de 70 mil pesos.
Con un operativo que actúa con el salvajismo al que nos acostumbró la ministra Bullrich, se desplegaron efectivos de Prefectura, Policía Federal, Gendarmería y la Policía Aeroportuaria, que utilizaron gas pimienta e hirieron a 38 personas, entre ellas a una niña de 8 años que pasaba por el lugar tras salir del dentista.
Ludmila, la niña afectada, vive con su familia en las cercanías del Congreso y estaba volviendo con su padre del dentista cuando fueron alcanzados por la represión.
Es la segunda vez que la policía ataca a una menor. En septiembre del año pasado también fue gaseada una niña que estaba con su madre, hecho por el cual Bullrich tiene una denuncia. En aquella situación, la ministra había montado una campaña de fake news sosteniendo que los manifestantes se habían gaseado entre sí.
El gobierno es violento con los jubilados, no solo con salvajes represiones como la que hirió gravemente a Pablo Grillo el pasado 12 de marzo, sino también con una política de hambre, donde la mínima pasó a unos irrisorios 285.820 pesos, manteniendo las jubilaciones por debajo de la línea de indigencia.
Como si no fuera suficiente, este gobierno hace de las represiones un espectáculo apto para todo público, donde no importan las infancias. El 12 de marzo, los efectivos policiales ya habían detenido a dos chicos que habían salido del colegio y, ayer, reprimieron a una niña que volvía con su padre a su casa.
Periodismo de Izquierda estuvo presente en el Congreso, como cada miércoles. Desde nuestro lugar, repudiamos esta nueva represión y sostenemos que Bullrich debe irse.