Crédito imagen de portada: Daniella Fernández
Luis Petri, ministro de Defensa y cosplayer de papel, faldero de Bullrich, re-re-re lanzó el servicio militar voluntario. Una vieja novedad —vigente desde 1994— que ahora intentan vender como salvación frente a la deserción estudiantil. Otra maniobra para simular preocupación por la juventud, mientras les quitan salud con el ajuste al Garrahan y educación con escuelas en ruinas y salarios de miseria para docentes.
La secuela de una película que nunca debería haber existido
Fue a través del decreto 372/2025 —firmado por Milei, Francos y Petri— que se recicló el viejo plan de Bullrich, aquel que caminaba la hierba pisoteada por Macri. Sin éxito en su momento, el servicio militar voluntario vuelve a escena, con el mismo maquillaje menemista de los ’90. Prometen la posibilidad de terminar el secundario a jóvenes de entre 18 y 28 años, pero el verdadero objetivo es correr el foco, disfrazar ajuste con camuflaje y disciplinar bajo la bandera.

La patria es reprimir
La pata armada del Estado siempre fue una herramienta de los de arriba para amedrentar y reprimir a los de abajo. Aunque lo vistan de épica o lo disfracen de oportunidad educativa, la historia muestra que las armas, salvo contadas excepciones como Malvinas, siempre apuntaron al pueblo.
“Sentir el fuego sagrado de representar a nuestras fuerzas y servir a la patria”, arengó el vocero Adorni. Pero todos sabemos lo que significa ese “servir”: reprimir a jubilados, docentes, enfermeros, médicos, jóvenes, a todo el que se organice y luche. Y lo hacen ahora, tentando con sueldos y prestaciones médicas —justamente aquello que le niegan al resto de los trabajadores.
Si hay plata, úsenla bien
Si realmente quieren que los pibes terminen el secundario, la solución no está en los cuarteles, sino en las escuelas. Con más presupuesto educativo, mejoras salariales docentes, becas reales y políticas inclusivas.
Hoy, el Progresar cayó más de un 80%, cuando su objetivo era justamente acompañar a los jóvenes en su trayectoria educativa. No es falta de plata: es una decisión política. Por eso exigimos presupuesto para la educación pública, para que quienes tienen entre 18 y 28 años puedan finalizar sus estudios con programas de alfabetización y terminalidad, no con entrenamiento militar.
Tato Gil – LaColectiva, Red Cultural