En un nuevo aniversario de su fallecimiento, homenajeamos a quien colocó la piedra fundacional de nuestra corriente histórica. Lo recordamos a través de algunas de sus enseñanzas. Un imprescindible legado teórico y político de rigurosa actualidad para la construcción del partido y la Internacional.
Moreno fue uno de los referentes trotskistas más importantes y sin dudas el principal de Latinoamérica. Reconocido hasta por sus detractores más acérrimos tuvo un mérito de ser uno de los pocos dirigentes que tomó la posta de continuar el camino de Trotsky luego de su muerte y en medio de un panorama político adverso, llegando a poner en pie una de las principales corrientes del movimiento trotskista internacional.
Dedicó su vida a la construcción del partido y la actividad internacional, sin por ello dejar de incursionar en el ámbito académico y la intelectualidad.
Siempre lo homenajeamos en función de nuestra tradición: lejos de todo culto a su figura, sino recalcando algunas de las valiosas herramientas que conservan vigencia para la intervención en la rica realidad actual plagada de oportunidades para construirnos.
También nuestro homenaje se concentra en transmitir a las generaciones más jóvenes y a remarcar en el conjunto de la militancia esos pilares y cimientos, sobre los cuales reelaborando y actualizando la teoría, el programa y la organización, construimos diariamente el partido y la internacional que pueda conducir a los trabajadores a la toma del poder y comenzar a construir el socialismo en Argentina y el mundo.
Propongo una reflexión alrededor de algunas de esas enseñanzas, a mi modo de ver, esenciales por su peso decisivo en nuestra historia y por su indudable actualidad.
Confianza en la clase trabajadora
La marca genética que Moreno le imprimió a nuestra corriente es la confianza científica en la clase obrera y la necesidad de construir el partido en su seno, interviniendo en sus luchas y siendo parte de la misma. Llevando nuestra política, pero también estando dispuestos a aprender. Impulsando la más absoluta democracia obrera y ganando a los mejores dirigentes y activistas para que contribuyan a la construcción del partido.
Heredamos de Moreno esa confianza en la clase obrera. Que mientras la clase obrera luche, hay esperanzas de que el mundo cambie. Y precisamente la clase obrera más allá de los vaivenes no ha dejado de pelear desde hace décadas. Ha tumbado gobiernos, ha derribado regímenes que estuvieron entronizados durante años y eso es lo que nos hace tener confianza en un mundo mejor.
Creemos en la movilización como único camino para lograr los cambios. Disputamos en todos los terrenos en que se expresa la lucha de clases, pero estamos convencidos de que solo la clase obrera movilizada puede derrotar al poder capitalista.
Sin dudas, junto a la tradición y la moral, la confianza en la clase ha sido lo que nos ha permitido construirnos sin ceder ante fenómenos de masas que fueron polos de atracción para la vanguardia. Como la conciliación de clases que impulsaba el peronismo, el foquismo guerrillero o la creencia en que la democracia burguesa de los albores alfonsinistas iba a solucionar todos los males. Es la que nos permitió no sucumbir ante los cantos de sirena del neo reformismo, el posibilismo y las variantes kirchneristas, como lamentablemente lo hizo un sector que se reivindicaba de izquierda.
Cuando la campaña de que «el socialismo fracasó» tomó lugar, muchas corrientes de pensamiento renunciaron a reconocer a la clase obrera como sujeto de la revolución. Hoy, ante la nueva situación que vive el mundo a partir de la crisis del modelo capitalista, el renovado rol de la clase trabajadora se muestra con toda su fuerza junto a otros actores sociales, sigue siendo la materia prima fundamental para nutrir la construcción del partido. Y desde esa ubicación, con ese anclaje, intervenir en todos los procesos del movimiento feminista, el estudiantado, los barrios, las luchas ambientales, disputando la dirección política y sindical.
El camino hacia las masas
Un segundo pilar ha sido sin dudas la obsesión de Moreno por abandonar la marginalidad en la que estaba el trotskismo y construir el partido desde el interior de los procesos, combatiendo al sectarismo y también al oportunismo.
Trotsky en el Programa de Transición, polemizando con los sectarios, planteó que quien no es capaz de encontrar el camino para llegar a las masas y sólo se conforma con ser un grupo, por más programa que tenga es un peso muerto para la revolución. Moreno, siguiendo ese camino, buscó permanentemente cómo aprovechar las oportunidades que brindaba la lucha de clases para que el partido empalmara con el movimiento de masas. Construyendo en el seno del peronismo obrero en épocas de la resistencia, interviniendo en el ascenso pos Cordobazo no sólo en las luchas sino en la apertura electoral, desarrollando la campaña contra el pago de la deuda en tiempos de Alfonsín y explorando confluencias siempre en función de la estrategia de construir el partido aprovechando las oportunidades cuando otros sectores de izquierda se refugiaban en el dogmatismo sectario. Fruto de ello es que logró que el trotskismo se convierta en una fuerza dinámica y se corporice en una fuerte corriente mientras otros sectores oportunistas otrora fuertes, desaparecían de la historia.
Hoy, ello es mucho más importante ya que hay una oportunidad descomunal. Aunque el trotskismo no se haya transformado por diversas circunstancias en corriente mayoritaria en el movimiento obrero y popular, hay millones que al ver y sentir la tremenda crisis del capitalismo empiezan a recorrer el camino hacia la revolución y a mirar con simpatía hacia la izquierda revolucionaria. Lo cual abre oportunidades en todos lados que si sabemos aprovechar, pueden significar avances de calidad en la construcción. La experiencia de la LIS es un palmario ejemplo de ello.
La pasión por construir el partido
Así como Moreno batallaba siempre para que el partido empalmara con sectores de las masas y se metiera en los procesos, siendo audaz en las tácticas y combatiendo al sectarismo, lo hacía siempre con un objetivo: construir y fortalecer el Partido. Esto ha sido también una característica central de nuestra corriente: lo opuesto al oportunismo, porque nosotros apelamos a las diversas tácticas que mencionamos para explorar la confluencia con otros sectores y disputar en mejores condiciones, lo hicimos siempre manteniendo la independencia política y organizativa de nuestro partido. Nosotros luchamos por poner en pie partidos revolucionarios con influencia de masas en nuestro país y en el resto del mundo. Reivindicamos el proyecto leninista, de partidos de acción que se templen en los combates centrales del movimiento obrero y popular. Apostamos a formar un fuerte núcleo de cuadros y militantes que sean capaces de construir una organización en la que tengan lugar miles de trabajadorxs, jóvenes y mujeres que abandonan los viejos partidos y se alejan de las propuestas del sistema, para aportar a la lucha por un gobierno obrero y popular que encabece el cambio total de la sociedad.
El internacionalismo
Sin dudas Moreno marcó como el salto fundamental en nuestra historia el trabajo político internacional. Porque la suerte del movimiento obrero de un país está indisolublemente ligada a la lucha de clases a nivel mundial, así como en una provincia está ligada a la situación nacional. Gran parte de la militancia de Moreno y de nuestra corriente abonó a la construcción de una corriente internacional. Porque nos ayuda a una mayor justeza en la política y la orientación en cada país. Pero fundamentalmente porque sin organización internacional, por más pequeña que sea, es imposible construir partidos nacionales y disputar realmente el poder.
Moreno hizo carne la premisa de Trotsky: la revolución que se inicia en un país, si no se continúa en otros, dificulta mantener las conquistas y lo más probable es que se retroceda. Por ello, al mismo tiempo que uno construye un partido en un país, es fundamental ayudar a construir partidos en todos los países del mundo. El imperialismo tiene su organización internacional. Para triunfar, las y los trabajadores necesitamos también una organización mundial. Y en función de ello valen todos los esfuerzos e inversión de recursos. Por eso, muchas veces hemos debilitado nuestra propia construcción para construir una perspectiva internacional. Moreno se jugó por construir partidos en todos los países que podía. Siempre remarcaba que los trabajadores del mundo tenemos los mismos problemas, por ello es imprescindible construir partido en todos lados.
Moreno también insistía en que no hay ninguna posibilidad de que un partido nacional, por más grande y fuerte que sea, logre el triunfo. Hoy se puede ver con más claridad que en la época en que vivió Moreno. Porque en este mundo globalizado, la única forma de triunfar, incluso en un solo país, es logrando antes tener una relación de fuerzas que nos permita tener una organización internacional poderosa.
Sobre la estrategia de construcción, Moreno siempre remarcaba que el desarrollo de una internacional no era un proceso meramente evolutivo ni lineal, sino que había que apostar a que se produjeran fusiones y saltos. Por eso no solo fue un obsesivo de fundar partidos, sino que estaba convencido en que además era necesario explorar la confluencia con otros sectores revolucionaros incluso provenientes de otras tradiciones. Cuestión que nosotros venimos encarando, desarrollando y reelaborando en nuestro trabajo internacional.
Por eso todas las energías que estamos colocando desde el MST en la construcción de la LIS (Liga Internacional Socialista). Su rápido desarrollo demuestra no solo las posibilidades objetivas, sino la ubicación prioritaria que tiene el internacionalismo en nuestra actividad.
Lejos del dogmatismo
La elaboración permanente con espíritu crítico y partiendo de la realidad es el otro jalón que queremos destacar del legado de Moreno. Él fue un profundo estudioso del marxismo, que no es tomarlo como un dogma y una receta sino como un método científico para ir actualizando y mejorando acorde a la realidad. Analizando los nuevos fenómenos con la cabeza abierta. Después de la muerte de Trotsky hubo hechos tremendos que el dirigente ruso no pudo conocer, como el surgimiento de revoluciones sin clase obrera ni partido revolucionario. Y hubo sectores del trotskismo que opinaron que no eran revoluciones porque no entraban en el esquema que tenían. Moreno, avanzó en elaboraciones críticas en su Actualización del Programa de Transición, el estudio de las revoluciones contra las dictaduras y la ley de inversión de la causalidad, entre otras. Todas son parte fundamental de nuestro bagaje teórico y tienen actualidad. Sin ellas sería muy difícil explicar muchos de los fenómenos que ocurrieron luego de la segunda guerra mundial.
Esto es muy importante porque nosotros nos vimos en una situación análoga frente a fenómenos inmensos que sucedieron luego de la muerte de Moreno. Tal vez el mayor cambio histórico fue la caída del aparato mundial estalinista y ahora la crisis sistémica del capitalismo y los tremendos procesos que está desatando. Por ello apelamos a ese método de ser críticos del propio morenismo, rescatando su esencia. Y por ello, avanzar en nuevas elaboraciones en el terreno teórico, político y organizativo.
La vigencia de esos pilares
Esas enseñanzas son puntos de referencia claves hoy que vivimos una etapa de apertura mucho mayor a la que vivió Moreno. Surgen diariamente nuevos fenómenos para interpretar e intervenir. La utilización de esos pilares al servicio de la reflexión crítica nos ha permitido transitar por un camino de nuevas elaboraciones. Convencidos de que para poder enfrentar con éxito las tareas que nos plantea la multiplicidad de oportunidades que surgen es imprescindible sacar la mayor cantidad posible de conclusiones y enseñanzas. Comenzamos un año político con enormes desafíos en la construcción del MST, de la LIS y de todos los espacios unitarios y frentes de actividad en los que actuamos, como el FIT Unidad. Transitar con la mayor energía militante este camino es el mejor homenaje que podemos hacerle a Moreno. Seguiremos luchando para cambiar este mundo convencidos que lo nuestro no es utópico. Lo único utópico, ciencia ficción pura, es creer que el capitalismo va a solucionar algún problema. Por ello, el mejor homenaje a Moreno es seguir construyendo el partido, la Internacional, y seguir creyendo en la clase obrera y la movilización, y en que un mundo socialista es posible y necesario. Moreno seguramente nos diría que sigamos peleando, porque no hay nada ni nadie que nos diga que no podemos triunfar.