lunes, 18 noviembre 2024 - 16:26

Murió el ex juez Oyarbide. Símbolo de esta Justicia al servicio de los poderosos

Este lunes 1 de septiembre, luego de dos meses de internación por Covid 19 contra la que se había negado a vacunarse, murió a los 70 años de edad Norberto Oyarbide. Este magistrado, que entre múltiples “fallos a medida” fue el encargado de sobreseer en forma exprés al matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito, logró zafar de 47 pedidos de destitución. Al revés de cómo la prensa de la oposición patronal pretende pintarlo, como una oveja negra de la Justicia, Oyarbide fue en realidad el arquetipo de la impunidad y parcialidad a favor de los poderosos que caracterizan este Poder Judicial. Por eso, pese a sus escándalos y tropiezos, lo protegieron siempre.

De origen humilde, este personaje que solía brindar cotidianamente con champagne como marca de su impronta personal; comer en los mejores restaurantes; veranear y pasear por los lugares más caros del mundo y vestirse con trajes de U$S 10.000 dólares, con su sueldo de juez, nunca pudo ser investigado y condenado por enriquecimiento ilícito.

En sus primeros pasos en el Poder Judicial ingresó a trabajar dentro del juzgado de instrucción de Roberto Calandra y desde esa ubicación tomó contacto con empresarios de la “noche de Buenos Aires” como el ex espía de la SIDE (ahora AFI) Raúl Martins y con Carlos Perciabale. Completó sus estrechos vínculos con los servicios de inteligencia ejerciendo de profesor en la escuela de la Policía Federal, de la cual siempre fue considerado un juez amigo.

Estas relaciones le sirvieron para ser designado por Menem primero fiscal adjunto, luego a cargo de la Fiscalía Federal y en 1994 juez federal en Comodoro Py, donde tuvo a su cargo importantes causas judiciales. Fue uno de los jueces mencionados en la famosa “servilleta” del ministro del Interior menemista Carlos Corach.

Zafó del juicio político que se le sustanció en el Senado, a partir de que el escándalo en el prostíbulo VIP Spartacus destapara que, junto a la Policía Federal y a empresarios que manejaban varios prostíbulos, protegía una red de trata. Fue el 11 de septiembre de 2001, cuando caían las Torres Gemelas en Nueva York cuando, gracias a la bancada del PJ y el menemismo, logró evitar que el proceso en su contra terminara en su destitución. Luego le devolvería el favor a Menem, cuando le dictó falta de mérito en la causa que, por omisión maliciosa, tenía procesado al ex presidente que “omitió” declarar una cuenta en Suiza en su declaración jurada.

Con el kirchnerismo en el poder, este juez de Comodoro Py, famoso por sus relaciones y apariciones con la farándula, incluye entre su lista de favores -además del sobreseimiento de la pareja presidencial por enriquecimiento ilícito- el sobreseimiento, luego anulado por la Cámara, de Héctor Capaccioli, ex titular de la Superintendencia de Servicios de Salud, uno de los tesoreros de la campaña presidencial de Cristina en el 2007, en la causa por la mafia de los medicamentos; cortó también otras investigaciones, como la causa por el desvío de fondos del plan de viviendas Sueños Compartidos, los sobreprecios pagados por la empresa Skanska para ganar una licitación para la construcción de un gasoducto -que afectaba a Jaime y a varios altos funcionarios- y su actuación a favor de Boudou en la causa por irregularidades en el manejo de fondos de la ANSES y por el canje de bonos de la deuda.

Todos estos favores, al menemismo primero y al kirchnerismo después, hacen que en una reciente nota de Página 12 en la que aparece un título crítico hacia el ex juez, se termine por señalar sus fallos por los cuales anuló el arresto domiciliario de Videla, calificó como crímenes de lesa humanidad los realizados por la triple A, declaró como genocidio la matanza del pueblo armenio a manos del gobierno turco y procesó a Macri por la causa de las escuchas ilegales. Todo un paladín de los derechos humanos resulta este amigo de los espías y la Federal en esta nota del diario K.

La suerte del Oyarbide cambió con el ascenso de Macri al gobierno nacional. A este presidente -sobreseído en la causa por las escuchas ilegales sobre las que había pruebas contundentes- ya no le era funcional el juez, pese a que se ofreció a prestarle los mismos servicios que prestara a gobiernos anteriores. Utilizando la ocasión en que el juez frenó un allanamiento a una financiera en 2013 por un pedido de Carlos Liuzzi, el segundo de Carlos Zannini cuando este fungía como secretario Legal y Técnico del gobierno de Cristina Kirchner, fue compelido a renunciar para evitar un juicio en su contra en el Consejo de la Magistratura.

Así, en un nuevo pacto de impunidad, este corrupto y funcional al poder juez Oyarbide, pudo retirarse sin grandes problemas a disfrutar de una jubilación de privilegio y algunos dineritos que nunca pudo justificar cómo adquirió.

No es una oveja negra, es parte del corazón mismo de este sistema judicial

Oyarbide es un ejemplo de cómo está conformado este sistema judicial totalmente funcional a los gobiernos de turno, a los negocios empresarios, a las mafias y a este sistema capitalista imperialista. La impunidad con que exhibía sus lujos y riquezas expresaba el poder que tenía este poseedor de secretos y carpetas, que se llevó con él, como un caballero dicen sus amigos, a la tumba.

Por eso esta es una justicia de clase. Puede en determinado momento inclinarse por el sector de turno en el poder, pero su misión es conservar este sistema que concentra los privilegios y la riqueza en el 1% mientras hunde en la miseria al 99%.

Hay que terminar, como propone las listas del MST en la PASO del FIT Unidad, con esta Justicia, con este sistema judicial de funcionarios eternos, como si tuvieran títulos de nobleza. Los jueces y fiscales deben ser elegidos, para breves períodos, por el voto popular. Y el mismo pueblo que los votó debe poder revocar sus mandatos si no cumplen con su función. Deben ganar como una directora de escuela de doble jornada, mandar sus hijos a la escuela pública y atenderse en el hospital público. Los juicios deberán hacerse obligatoriamente con jurados populares. Y debe sanearse el actual Poder Judicial de todos los jueces, fiscales y funcionarios que hayan colaborado con la dictadura militar, estén implicados en causas de corrupción, hayan fallado a favor de los intereses empresarios contra los derechos de los trabajadores o avalado hechos represivos contra la movilización popular.

Entre los candidatos del Frente de Todos o de Juntos suelen criticar al actual Poder Judicial de acuerdo a los intereses particulares que cada uno defiende, pero nunca tomarán medidas como las que proponemos para liquidar lo esencial de su actual estructura. Por eso en estas elecciones, si quiere democratizar la Justicia, vote las candidaturas del MST en la PASO del FIT Unidad.

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