martes, 11 marzo 2025 - 21:46

Mundo. Por un 8M anticapitalista, revolucionario e internacionalista

Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista.

«A nadie se le había pasado por la mente que el Día de la Mujer podía convertirse en el primer día de la revolución.» 

León Trosky, Historia de la Revolución Rusa.

Las mujeres y las disidencias saldremos nuevamente a las calles para enfrentar los ataques de los gobiernos motorizados por una extrema derecha reaccionaria y anti derechos que crece y se envalentona. Para derrotar esta ofensiva, hacen falta más movilización, organización y la construcción de una alternativa socialista y revolucionaria para que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos.

Ofensiva reaccionaria contra la movilización

La polarización social es una realidad mundial que agudiza la disyuntiva socialismo o barbarie. La extrema derecha, que ha conseguido llegar al gobierno en países importantes de todos los continentes ataca los derechos conquistados por las mujeres y la diversidad, en el marco de una agenda anti derechos sociales y democráticos.

Al inicio de su segundo mandato Donald Trump, emitió un decreto que obliga a las agencias federales de los EE. UU. a “reconocer que las mujeres son biológicamente femeninas y los hombres biológicamente masculinos” y en su primer discurso afirmó, “pondré fin a la política gubernamental de intentar incorporar socialmente la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública”. También suspendió por 90 días el financiamiento de programas destinados al combate del HIV. La ONUSIDA (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida) calcula que, sin dicha financiación, el número de muertes entre 2025 y 2029 podría aumentar un 400%, alrededor de 6,3 millones de muertes evitables. Todo esto acompañado de discursos conservadores de Trump y el multimillonario Elon Musk, defendiendo la familia tradicional y el lugar de sumisión de la mujer.

A principios de 2025 en el Foro de Davos, el presidente de Argentina Javier Milei, lanzó un violento discurso contra la diversidad cuya respuesta fue la movilización de miles de personas. Un año antes, había realizado declaraciones contra la Ley IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) con la intención de derogarla apenas tuviera mayoría en el Parlamento, o negando la desigualdad de género.

Existen expresiones de la extrema derecha europea que intentan reciclar su imagen machista y retrógrada con una especie de “feminización” de algunos gobiernos, como el de Giorgia Meloni en Italia y Marine Le Pen en Francia. Más allá de los matices entre ambas, son anti migrantes y expresan discursos xenófobos y racistas, principalmente contra musulmanes y africanos, colocándolos como enemigos del estilo de vida occidental que supuestamente defiende los derechos de mujeres y la comunidad LGTBIQA+. Claro que nada de esto significa defender los derechos conquistados, sino una política al servicio de la agenda anti derechos.

El fundamentalismo islámico representa otra de las caras reaccionarias. En 2023, un año después del asesinato de Mahsa Amini a manos de la policía religiosa del régimen iraní, el Parlamento votó a favor de imponer sanciones más duras a las mujeres que no llevaran el hiyab en público. En la mayor parte de África, las mujeres todavía luchan contra el casamiento infantil, la mutilación femenina y la falta de independencia económica, entre otras brutalidades de la violencia patriarcal. Las modificaciones votadas a principios de año por el Parlamento de Irak, podrían permitir el matrimonio infantil a partir de los 9 años de edad, ya que las enmiendas a la Ley del Estatuto Personal otorgan mayor autoridad a los tribunales islámicos en asuntos familiares como el matrimonio, el divorcio y la herencia.

Estos son algunos ejemplos de la ofensiva reaccionaria política y religiosa surgida con el impulso de la ultraderecha tras el reflujo de la ola feminista que recorrió el mundo entre 2015 y 2019.

Aumenta la feminización de la pobreza

El Informe 2023 de ONU Mujeres advierte que la igualdad de género sigue siendo una meta lejana y que, al ritmo actual, tomará 300 años alcanzarla. Las mujeres enfrentan barreras significativas en el mercado laboral, ganando solo 51 centavos por cada dólar que ganan los hombres y dedicando más tiempo al trabajo no remunerado y no reconocido socialmente. Además, la violencia de género sigue siendo un grave problema, con una de cada cuatro personas justificando el maltrato a las mujeres.

La feminización de la pobreza y la violencia aumentan al ritmo de las crisis económicas, cambio climático y guerras. En este sentido, es fundamental recalcar que, según la ONU el 70% de las muertes causadas por el genocidio practicado por el estado de ocupación israelí en Gaza son de mujeres y niños. Luego de tres años de guerra en Ucrania la situación está teniendo efectos perjudiciales en la salud mental, física, sexual y reproductiva de las mujeres. En Etiopía, los delitos sexuales perpetrado contra las niñas y mujeres en tiempos de guerra, constituyen crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad.

La respuesta debe ser radical anticapitalista, revolucionaria e internacionalista

La movilización, como respuesta a los ataques, no se ha detenido y a diferentes ritmos, sigue creciendo y se expande. Mientras la extrema derecha se envalentona y se dispone a atacar los derechos conquistados, las mujeres y la diversidad responden saliendo a las calles. En Brasil hubo grandes movilizaciones contra el ataque al derecho al aborto, en Argentina las movilizaciones del orgullo antifascistas y antirracista no se detienen y en diversos países hubo masivas movilizaciones el 8M y el 25N de 2024.

No se debe dejar espacio a la confusión cuando se trata de gobiernos de falsa izquierda o falso progresismo, que se dicen feministas y hasta socialistas, pero bajo los cuales la realidad no es muy diferente a la de aquellos países gobernados por la derecha: aumenta la feminización de la pobreza, se penaliza el aborto en todas las circunstancias y sigue habiendo graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres, niñas y personas LGTBIQA+.

Por ello es importante que el movimiento de mujeres y disidencias sexo-genéricas se una al llamado que hacemos desde el feminismo revolucionario a la más amplia unidad de acción en la calle para frenar y derrotar esta ofensiva regresiva. Toda agrupación feminista o de la diversidad, y toda entidad política, sindical, juvenil o popular que se reclame democrática, debe tomar parte en esa unidad para movilizar.

Es preciso denunciar con nombre y apellido a los dirigentes y organizaciones antiderechos y mostrar cómo sus campañas y propuestas afectan de manera concreta la vida cotidiana de las mujeres y la comunidad LGBTIQA+. La plena igualdad de género en educación, salud, empleo y demás ámbitos; el combate a la violencia, crímenes de odio, femicidios y travesticidios; el derecho a la educación sexual, la anticoncepción y el aborto; la libertad y el rechazo a toda imposición sobre el uso de vestimenta; el acceso igualitario a la tierra, la vivienda y la herencia; la socialización de las tareas de cuidado; la laicidad del Estado, son puntos que integran nuestro programa emancipador.

Debemos enfrentar el reformismo, que canaliza las luchas hacia lo institucional; el feminismo radical, que ve al hombre como el principal enemigo; la corriente identitaria, que divide el movimiento al priorizar diferencias; y el feminismo autónomo, que diluye el protagonismo del movimiento obrero.

Es inevitable la respuesta de la movilización contra la ofensiva reaccionaria en todo el mundo, su fuerza dependerá de la organización y orientación política de la vanguardia radicalizada. Ante esto, las revolucionarias y los revolucionarios tenemos la tarea urgente de movilizar a miles de activistas, jóvenes y trabajadores dispuestos a luchar por un proyecto revolucionario con el objetivo de influir en el curso de las luchas futuras y sentar las bases de un partido que represente a la clase obrera y defienda el socialismo, ya que mientras subsista el capitalismo patriarcal las mujeres y disidencias sólo podremos conseguir avances parciales, que además siempre están en riesgo. Como decía Trotsky acerca de esa sociedad justa e igualitaria: “Una verdadera emancipación de la mujer es inconcebible sin un aumento general de la economía y la cultura, sin la destrucción de la unidad económica familiar pequeñoburguesa, sin la introducción de la preparación de alimentos y la educación socializados”.

Este 8M, en muchos países se volverán a realizar diferentes actividades: movilizaciones y otras iniciativas. Las diversas secciones de la LIS seremos parte activa de las convocatorias en los distintos países donde volveremos a impulsar con fuerza que la lucha contra la opresión patriarcal no puede escindirse de la lucha contra la explotación capitalista. Al servicio de esta lucha, desde la Liga Internacional Socialista, colocamos todos nuestros esfuerzos para reagrupar a las y los revolucionarios a nivel internacional y transformar todo para así vivir libres de toda opresión, explotación y violencia.

Comisión de género y disidencias de la LIS

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