Desde que empezó el verano asistimos en gran parte del país a una invasión literal de mosquitos. Los medios de comunicación toman el tema echándole la culpa a las lluvias y en el mejor de los casos se quejan por el descomunal aumento que han tenido los repelentes en aerosol. Sin embargo, las causas son mucho más profundas y no obedecen solamente al aumento circunstancial de las lluvias. A la base está la crisis global del sistema capitalista y la falta de previsión y de recursos para combatirlos con eficacia. Como siempre, los más afectados son los sectores más humildes y marginados de la sociedad.
Con las lluvias de los últimos días de enero y comienzo de febrero, en la ciudad de Buenos Aires se ha producido una verdadera invasión de mosquitos. No es ahora ni es CABA la única invadida, ya en diciembre le había tocado -y también en noviembre y enero- a Rosario, ahora también le tocó a La Plata. La invasión produce malestar en la población, consultas de todo tipo por las picaduras y genera un mal humor social que se suma al producido por las altas temperaturas y la situación económica que vivimos. Por eso el tema es tomado por los grandes medios de comunicación, que tratan de atribuir el problema, como siempre, a un factor externo, climático, inevitable; en este caso el aumento de las precipitaciones. Salen a promocionar las más de 3.600 fumigaciones en parques y espacios abiertos de la ciudad. A lo sumo, toman el tema de la falta de repelentes y de la consabida especulación capitalista que llevó el precio del conocido Off a $ 5.000 en algunos lugares, quintuplicando su precio desde inicio de diciembre.
Es cierto que el mosquito involucrado en esta “invasión” actual es el mosquito charquero o también llamado de inundación Ochlerotatus Albifasciatus o Aedes Albifasciatus; y no el Aedes Aegypti que es el vector del Dengue, Zika y Chikungunya. También es cierto que se reproduce y eclosiona rápidamente; pero no es menos cierto que esto ya es sabido y que se pueden tomar otras medidas preventivas, ya que la tremenda cantidad de mosquitos que hoy eclosionaron son el resultado de los años previos de sequía, en donde se acumularon gran cantidad de huevos que precisamente no eclosionaban por la misma sequía. Hoy, con la abundancia de lluvias se transforman en larvas y posteriormente en adultos (mosquitos) todos juntos y en gran cantidad. Salir a fumigarlos ahora es llegar tarde, se debería haber actuado en los sitios húmedos pero no inundados de la sequía previa, que es precisamente lo que no se hizo.
Otro problema asociado a esta invasión y relacionada con la alta demanda de repelentes -ya vimos que esto mismo pasó con el alcohol en gel durante la pandemia Covid19- es la falta de stock y el alza indiscriminada de su precio. Pero más importante que esto es la posibilidad de transmisión de un virus en los animales, productor de la encefalitis equina que ya está afectando zonas del norte y centro de nuestro país. Y peor aún, la posibilidad de una resistencia cruzada a los repelentes con el Aedes Aegypti que es el trasmisor del Dengue y un verdadero problema de salud pública creciente en el país y el mundo, pero eso ya será tema de otro artículo.