Bajo el lema “Misa por la paz y la fraternidad de los argentinos”, se realizó un evento que nucleó al conjunto de las corrientes que integran el Frente de Todos. Si bien su origen estuvo ligado a un llamado al “diálogo” realizado por el ministro del interior Wado de Pedro, finalmente tanto la misa lujanera como el acto convocado por el FdT porteño en Parque Lezama, tras la excusa de repudiar el atentado a Cristina y llamar a la “paz social”, fueron actos de apoyo al gobierno con una clara proyección electoral. Mientras, Massa continua su “exitosa” visita a EEUU, con buenos resultados entre funcionarios yanquis, banqueros internacionales y empresas multinacionales, al servicio de los cuales se está aplicando un durísimo plan de ajuste y entrega de nuestro país.
La basílica contó este sábado con la presencia de las figuras más representativas que integran la coalición gobernante. Con la excepción de Cristina, quien apoyando la iniciativa había anticipado previamente su ausencia, de Máximo y de Sergio Massa, de gira por EEUU, en la primera fila podía observarse al presidente Fernández, junto a Wado de Pedro, acompañados del ex presidente Duhalde, responsable político de la Masacre de Avellaneda en 2002.
Junto a los ministros del gabinete nacional se hallaban el gobernador Kicillof y otros importantes funcionarios de la provincia de Bs. As., como el dirigente de la Cámpora, Andrés Larroque. Hubo poca presencia sindical. Se pudo observar, entre otros, al dirigente Víctor Santamaría y a una delegación de la UOCRA. Se encontraban entre los presentes referentes sociales como Menéndez de Somos Barrios de Pie, Alderete de la CCC y Grosso del Evita. No faltó tampoco el renunciante y luego arrepentido, Juan Grabois y el renunciado Claudio Lozano. También estuvieron Hebe Bonafini, la Madre Tati Almeida y el premio Nobel, Adolfo Pérez Esquivel. Hubo incluso dos intendentes radicales del interior de la provincia de Bs. As.
A cargo del arzobispo Jorge Eduardo Scheinig estuvo el sermón en el que se llamó al diálogo, la paz, la convivencia y el perdón. Se agradeció a la virgen cuidar a Cristina y se le pidió por la salud del senador de Juntos por el Cambio, Esteban Bullrich. Con posterioridad varios medios informaron sobre el profundo malestar de muchos sectores de la Iglesia, dado que se usó la basílica para realizar un acto de los K, el PJ y el Frente de Todos. Fuentes periodísticas calculan la asistencia en la mitad de la capacidad de la catedral. Unas dos mil personas.
Con menos cuidado por el protocolo, el mismo sábado ser realizó otro acto en parque Lezama. Convocado por el PJ y la Cámpora porteños, con la presencia de movimientos sociales oficialistas como el Evita y otras organizaciones como La Corriente Nacional de la Militancia (de Agustín Rossi), Unidos y Organizados, Los Irrompibles (de Leandro Santoro), el PCR, Nuevo Encuentro, el Frente Social Peronista y Liberación Popular.
En Lezama, a partir de criticar los “discursos del odio” que en varios mensajes de los presentes se adjudicó al accionar de la principal oposición y a la actuación de jueces y fiscales en la causa de Vialidad, en la cual se está procesando a la actual vice presidenta, hubo un claro mensaje electoral expresado en la propuesta de Cristina 2023. Los periodistas calculan en 5.000 los participantes de este evento.
Con estos actos se intenta utilizar el atentado para justificar el ajuste, apoyar al gobierno y de paso lanzar la campaña electoral.
Tanto desde el MST, como del FIT Unidad, el frente político que integramos, hemos repudiado el ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner. A la par de este categórico rechazo, nos hemos opuesto a concurrir al acto realizado en Plaza de Mayo y denunciamos que ese evento, como los producidos durante este sábado, bajo el lema de llamar a la “paz social”, utilizan la denuncia del atentado sufrido por Cristina, para buscar un apoyo a la gestión gubernamental, que en estos momentos está descargando un mega ajuste para cumplir con el FMI y asegurar la ganancia de los grandes empresarios locales y trasnacionales.
El llamado al “diálogo” y “la paz social”
Varios medios periodísticos funcionales a la derecha, han señalado las distintas contradicciones e idas y vueltas, de los integrantes del Frente de Todos, en el llamado al diálogo, fundamentalmente a la oposición de derecha. Esta convocatoria impulsada por Wado de Pedro, luego de una reunión con Cristina, no es nueva. Aunque ahora se recree luego del atentado, lo cierto es que Wado viene proponiéndola desde hace tiempo bajo la forma de un gran “acuerdo nacional”.
Pese a la aguda crisis política en las alturas y la proximidad de la disputa electoral, el llamado al diálogo de Wado ha estado presente en varias reuniones de este año. La última relevante, la que se realizó con la AmCham (Cámara de Comercio de EEUU en la Argentina), con la presencia del embajador de EEUU, Mark Stanley y del embajador argentino en EEUU, Jorge Arguello, el llamado del ministro del Interior, contó como destinatario al presidenciable del PRO, el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. En esa oportunidad el embajador yanqui, que comparte la necesidad de un gran acuerdo, exhortó al gobierno y oposición de derecha a realizarlo ya, sin dilaciones, y no esperar hasta después de las próximas elecciones. A su vez, en cada reunión con los grandes empresarios nacionales y extranjeros, estos alientan la concreción de pactos duraderos, de “políticas de Estado” que trasciendan la gestión de tal o cual gobierno.
El llamado a la “paz social”, que no es otra cosa, que llamar al compromiso de dirigentes sindicales y referentes sociales oficialistas, a frenar la movilización necesaria de millones contra este brutal ajuste y las políticas de remate a las multinacionales y banqueros de los bienes comunes de todos los argentinos. Es el otro elemento de esta política que tiene que lograr el consenso lo más amplio posible, para evitar que el ajuste en curso desate una ola de rebeldía popular que cambie y altere sustancialmente la fragilidad del actual régimen político gobernante. Por eso, más allá de tal o cual finta electoral, el discurso de la necesidad del diálogo y de sentarse a discutir las bases de un acuerdo, es compartido a ambos lados de la grieta política, lo que no significa que sea algo sencillo y de efecto inmediato, en el medio de la profunda crisis política en desarrollo. Parte de las preocupaciones sobre la estabilidad del actual régimen político en medio de un brutal ajuste, es la discusión sobre si deben mantenerse las PASO o incluso si deben levantarse las elecciones de medio término. Como todo, estas discusiones no escapan a las maniobras electorales que, de levantarse las próximas PASO con la excusa de achicar el gasto político, perjudicarían el armado de Juntos por el Cambio. Sin embargo, la propuesta de levantar las elecciones de medio término, que tiene entre sus más recientes defensores al ex presidente Duhalde, ya ha sido planteada como hipótesis de trabajo por el mismísimo Wado de Pedro, en reuniones pasadas con la cúpula empresarial. Las razones son coincidentes, las inmediateces de los turnos electorales dificultan la aplicación de medidas de ajuste más extremas y el necesario conceso entre los que, de un lado y de otro, defienden el ajuste y las políticas que ahora implementa Massa. Esa es la “unidad nacional” que se persigue, una unidad contra los intereses de la inmensa mayoría de la población trabajadora de este país.
Derrotar el ajuste e impulsar una salida desde la izquierda
La disparada cambiaria, la profundización de la crisis política, las duras medidas de ajuste implementadas por Massa y sus enormes concesiones a los sectores monopólicos concentrados, como son el dólar soja o las negociaciones en EEUU con el FMI, el BID, banqueros, funcionarios yanquis y multinacionales, la ofensiva de la derecha a través del fiscal Luciani en el juicio de Vialidad y la nueva vuelta de tuerca en la crisis política que planteó el atentado a Cristina, sumado a la creciente bronca de millones frente a la constate desvalorización de sus ingresos con esta inflación desbocada, hace que importantes sectores de la burguesía estén preocupados sobre la estabilidad del régimen político.
Así se lo hicieron saber a Massa representantes de grandes multinacionales, en su reunión en Houston, en la que a la par de reivindicar las intenciones del nuevo ministro considerado “como la última bala y la opción creíble”, plantearon su preocupación sobre si la crisis argentina podía garantizar la estabilidad de sus inversiones y negocios a mediano plazo. También solicitaron leyes votadas por acuerdo en el Congreso que avalen las garantías que solicitan.
No es que los inversionistas extranjeros estén juntando pérdidas, al contrario, están juntando plata “en carretilla”, lo que se plantean es como profundizar este saqueo y poder enfrentar un posible estallido de los trabajadores y sectores populares hartos de soportar una constante depreciación de sus ingresos con un 100% de inflación anual y con cada vez menos expectativas en la vieja dirigencia política y sindical tradicional.
En la vereda de enfrente de los intereses de los grandes empresarios y trasnacionales, de los funcionarios del FMI y el Tesoro norteamericano, con los que este gobierno y Juntos por el Cambio han coincidido en apoyo al saqueo que significa el acuerdo con el FMI aprobado por el Congreso, nos ubicamos los socialistas del MST en el FIT Unidad.
Nosotros también creemos que hacen falta cambios de fondo, estructurales, para enfrentar la aguda crisis que vive nuestro país, pero diametralmente opuestos a los que el gobierno y la oposición de derecha plantean. En primer lugar, es necesario salir de la dependencia y el saqueo del capital trasnacional, rompiendo con el FMI y los organismos de crédito internacionales, desconociendo los acuerdos de pago con los buitres que son los acreedores privados de la deuda, terminando con la especulación de los empresarios del agro negocio, las empresas exportadoras y los bancos, nacionalizando el comercio exterior y el sistema bancario. Como parte de un programa integral que contemple que ningún trabajador, jubilado o desocupado puede ganar menos que el valor de la canasta familiar y que los fondos para garantizarlo tienen que salir de fuertes impuestos a los grandes capitalistas de este país, entre otras medidas de fondo. Para imponer un plan alternativo, obrero y popular, hace falta alentar y extender todas las luchas que van contra el ajuste en curso, en el camino de un plan de lucha nacional que derrote el acuerdo con el FMI sostenido por gobierno y oposición, ahora implementado por Massa, impulsando una salida política totalmente distinta, como la que planteamos desde la izquierda, desde el MST en el FIT Unidad.