Javier Milei, tras su victoria electoral, convocó para este jueves a los gobernadores en la Casa Rosada, en lo que representa un nuevo inicio en las relaciones con los jefes provinciales, de cara a la segunda etapa de este mandato libertario. Una reunión armada y motorizada con un objetivo principal: la discusión sobre qué estrategia es necesaria para la puesta en marcha de las reformas estructurales exigidas por el FMI y Washington.
Con la presencia confirmada de al menos 17 mandatarios provinciales, el gobierno busca capitalizar su triunfo legislativo para avanzar sobre las transformaciones laborales, tributarias y previsionales que profundizarán el ajuste sobre la clase trabajadora.
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La reunión, que contará con la participación clave del ministro de Economía Luis Caputo, por el momento excluye a los gobernadores atados al armado de Fuerza Patria como, Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Ricardo Quintela (La Rioja) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Si bien, la presencia de estos mandatarios no representa ningún tipo de garantía para los trabajadores, a la hora de pensar en cómo frenar la aplicación de las reformas que se encuentran en discusión, la convocatoria deja en claro el tipo de diálogo que busca preparar Milei.
Las elecciones abrieron otro tipo de contexto para el gobierno, el cual, los libertarios van aprovecharlo y acomodarse para comenzar a negociar en esa posición. Hoy el oficialismo tiene una fortaleza distinta gracias a los resultados cosechados en las legislativas. A esto, también, se le suman los apoyos de la administración trumpista, que, a través del su secretario del Tesoro, Scott Bessent, actúa como garante del salvataje financiero, muy necesario para llegar con vida a las elecciones. En cambio, los gobernadores de Provincias Unidas, llegan golpeados tras su pobre performance electoral, habiendo perdido incluso en los territorios en los que ellos mismos son oficialismo.
La agenda oficial plantea como ejes centrales las reformas laboral, tributaria y previsional, exigidas por organismo internacionales y diseñadas en el marco del Consejo de Mayo. Donde los representantes del empresariado, junto a la complicidad sindical, dictan las políticas a implementar.
Por ahora, confirmaron su asistencia a la reunión en Casa Rosada los gobernadores: Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco), Jorge Macri (CABA), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio Torres (Chubut), Rolando Figueroa (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro), Claudio Poggi (San Luis), Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero), consolidando así el bloque de poder que avalará las reformas exigidas por el FMI.
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Si bien, todos los gobernadores, en los primeros dos años de gobierno de Milei dieron toda la asistencia posible en el Congreso, el panorama post elecciones vuelve a convocar a los que en algún momento fueron parte de la oposición dialoguista. Los reclamos que estos pueden acercarle al presidente solo se limitan a cuestiones fiscales menores, como la distribución de ATN y el impuesto a los combustibles. Una discusión fácil de solucionar si aceptan el marco general de ajuste y entrega.
La disposición a volver a transar con el gobierno por parte de los gobernadores, es clara. La presencia del ministro Caputo en la reunión es clave para que los gobernadores se ablanden más frente a los pedidos del Ejecutivo. Para esta negociación, el ministro es el que tiene la chequera, pero a su vez, es uno de los encargados de garantizar que las reformas se ejecuten según los plazos y formas demandados por el FMI.
Esta discusión entre gobernadores y el presidente, será uno de los primeros capítulos donde el oficialismo comienza a construir la consolidación de un bloque de gobernabilidad, capaz de asegurarles que las reformas puedan ser sancionadas en el Congreso. No es algo revelador, pero este encuentro dejará en claro, como los gobernadores asistentes se terminan de convertir en los cómplices necesarios de este saqueo, intercambiando migajas fiscales por su complicidad política.
Frente a esta ofensiva, solo la movilización popular y la organización independiente de los trabajadores pueden defender sus propios intereses. El diálogo social necesario, no es el que se quiere presentar en los salones de la Casa Rosada, sino que son las calles donde el pueblo tiene que enfrentar el ajuste y terminar con este gobierno de corruptos, ajustadores ye entregadores.

