Aquel 9 de julio con el desfile militar fue la última ocasión donde el presidente y la vice posaron en una foto juntos. Desde ese momento, se siguen acumulando ausencias, tensiones e indirectas por redes sociales que apuntan a una relación agrietada.
Grietas a la vista
Las alarmas en el núcleo duro de Milei están encendidas hace rato. Luego del triunfo en las PASO, las banderas estampadas con el nombre y apellido de la vice empezaron a hacerse notar. Antes de llegar al poder ya se percibían tironeos de egos y una figura que busca ser mucho más que solo quien presida el Senado.
Villarruel empezó a tener peso propio, con su propio comando de trolls en las redes y con una serie de encuentros con gobernadores y figuras de peso provincial que le daban un perfil distinto al presidente, que en lugar de recorrer el interior se la pasa viajando a otros países.
El momento de mayor centralidad política para Villarruel fue cuando tuvo que desempatar con su voto para que se apruebe la Ley de Bases. Allí la vice le salvó las papas a Milei.
La delimitación comenzó a ser notoria con el Pacto de Mayo, donde ella no estuvo presente excusando tener un resfrío del que se recuperó con rapidez para participar del desfile militar, tan solo horas más tarde.
Ha pasado más de un mes, y si bien han compartido eventos no hay imagen de ellos dos juntos en señal de conciliación. Como si fuera poco, en medio de tanta tensión ocurrió el escandalo de la visita de diputados de LLA a los genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad. Durante el debate de ese hecho gravísimo, Lilia Lemoine acusó directamente a la vicepresidenta.
Sumado a esto, también estuvo la polémica sobre la publicación de Villarruel en alusión a los canticos racistas que terminó con la visita de Karina Milei a la embajada francesa para aplicar paños fríos.
En este sentido se suma la ausencia de la vicepresidenta en el acto que realizó el presidente junto a los jefes de las fuerzas armadas, ámbito de afinidad para Villarruel, el pasado viernes.
Asimismo, también suspendió su visita a Mendoza, donde iba a participar de una conmemoración a San Martín. ¿La causa? Problemas de salud, como cuando se firmó el Pacto de Mayo en Tucumán.
El entorno de la vicepresidenta afirma que no recibió la invitación oficial, ni por medio del Ministerio de Defensa, ni a través de la Presidencia. En cambio, desde la cúpula de Rosada sostienen que la invitación había sido realizada.
El jefe de ministros, Guillermo Francos quiso bajar la espuma declarando: “No conozco el detalle, pero según entiendo, por lo que me dijo el ministro de Defensa, Victoria estaba invitada al acto. Creo que las cosas son las relaciones normales entre un presidente y su vicepresidente. A veces acuerdos totales y sustanciales y a veces con diferencias de opiniones en algunos temas. Son dos dirigentes políticos que cumplen roles institucionales diferentes y cada uno hace el suyo”.
En paralelo, Karina Milei, hermana del presidente y secretaria general de la Presidencia, a quien también el entorno libertario denomina “el jefe”, realizó una publicación en X apuntando indirectamente a Villarruel. En la misma, sostiene qué: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder“.
El futuro no parece ser mucho mas calmo, el gobierno tiene al Senado como un potencial ámbito de conflicto en las siguientes semanas. Posiblemente sea donde se discuta la nueva fórmula jubilatoria, que Milei ya anunció que vetaría. Como también es un espacio fundamental para la disputa por la comisión unicameral que supervisaría y controlaría los gastos reservados de inteligencia. Recordemos que le otorgaron un monto de $ 100 mil millones a la nueva SIDE bajo esta carátula.
Ya corren rumores de posibles acuerdos con radicales y peronistas para tener bajo control está comisión. Lo cierto es que será un próximo desafío para afrontar que puede traer nuevas tensiones para la relación entre la Casa Rosada y la vicepresidenta.