En un movimiento que busca consolidar la entrega total al capital financiero internacional, el presidente Javier Milei se reunirá este viernes con Jamie Dimon, CEO del JP Morgan, en el cierre de una visita que expresa la pérdida de soberanía nacional a manos del imperialismo norteamericano. El encuentro se produce a tres días de las elecciones legislativas, con un gobierno en crisis aguda que depende completamente del salvataje extranjero para mantenerse en el poder.
Dimon llegó a Buenos Aires para liderar la cumbre anual del Consejo Internacional del JP Morgan, evento que reunió en el Teatro Colón a parte de las principales figuras del gran capital financiero global. Entre los asistentes se destacaron la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, artífice de las guerras de Bush hijo, y el ex primer ministro británico Tony Blair, junto a CEOs de multinacionales y fondos de inversión que buscan repartirse los recursos estratégicos de la Argentina.
La agenda de uno de los banqueros más poderoso de Wall Street incluyó un cóctel exclusivo con 180 empresarios y políticos en el Colón, almuerzos con magnates locales como Eduardo Eurnekian, Eduardo Elsztain y Marcos Galperín. Además de incluir reuniones con el equipo de Luis Caputo. Pero el plato fuerte será la cena de honor en el Museo de Arte Decorativo, donde Dimon podría sellar los términos de la entrega definitiva con Milei y su ministro de Economía.
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El salvataje que no llega: dudas en Wall Street y garantías exigidas
A pesar de las expectativas sobre la concreción del espaldarazo al gobierno argentino, la visita de Dimon, también revela las dudas que persisten desde Wall Street sobre la viabilidad de los planes del oficialismo libertario. Según informes interno, los bancos JP Morgan, Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup exigen garantías concretas o un aval directo del Tesoro norteamericano antes de desembolsar los 20.000 millones de dólares prometidos.
Esta especie de resistencia en el capital financiero se basa en una evaluación cruda. Como lo hicieron saber hace unos días, este sector todavía no confía del todo en “un país que arrastra un largo historial de crisis y defaults”. Esta desconfianza contrasta un poco con el tono del discurso de Scott Bessent, quien intenta vender la ayuda como “puente hacia un futuro mejor” y no como un rescate. Palabras que en definitiva terminan evidenciando el interés geopolítico de esta injerencia.
Por otro lado, hace unos días, el JP Morgan fue designado por el gobierno de Milei para estructurar la recompra de bonos en el programa “Deuda por Educación” y es uno de los bancos que negociaría el megapréstamo de 20.000 millones que acompañaría al swap en la misión del Tesoro norteamericano para ayudar al gobierno. Sin embargo, las fuentes cercanas a las tratativas admiten que “el acuerdo podría no concretarse” sin avales suficientes, mostrando el carácter especulativo del acuerdo, atado a la espera de un resultado positivo en las elecciones del 26 de octubre.
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La trama de la entrega: hombres del JP Morgan en el Estado
La designación de Pablo Quirno como canciller tras la renuncia de Werthein no es casualidad. Esta jugada es un movimiento que forma parte de la colonización financiera del Estado argentino. Quirno, al igual que Caputo y gran parte del equipo económico, provienen de las entrañas del JP Morgan, garantizando que los intereses del banco estén representados en las primeras filas del gobierno.
Esta infiltración es clave para entender los términos que se negociarán en la reunión de este viernes. Dimon llega con una agenda concreta. El número uno del JP Morgan buscará asegurar las reformas estructurales que exige Washington, garantizar el acceso a recursos estratégicos como tierras raras y uranio, y consolidar el control norteamericano sobre la política económica argentina.
El banco no solo busca beneficios inmediatos: su interés, también, se extiende al plan global de inversión de 1,5 billones de dólares para minerales críticos que lanzó hace diez días, en el marco de la disputa estratégica con China. Argentina, con sus recursos naturales, se convierte en botín de esta guerra entre potencias imperialistas.
Contexto de crisis total: elecciones y dependencia
La llegada de Dimon se produce en uno de los momentos más críticos del gobierno. Las renuncias de Werthein y Cúneo Libarona, días antes de las elecciones, exponen los problemas internos de la gestión mileista, Al mismo tiempo, el salvataje norteamericano, de alguna manera, también muestra sus límites con un swap y con intervenciones directas que no logran contener la presión cambiaria y la fuga de capitales.
El propio JP Morgan admitió en un informe reciente que el camino hacia las elecciones fue “accidentado“, con una suba del dólar del 10% y una caída del 15% en las acciones locales. Aunque su escenario base prevé que La Libertad Avanza obtendría alrededor del 35% de los votos, recomendaron adoptar una postura “defensiva” frente a la alta volatilidad.
Esta incertidumbre explica la presencia masiva de ejecutivos globales en Buenos Aires. Todos estos personajes no vienen a apoyar, vienen a asegurar sus intereses en un escenario de crisis política terminal. La cumbre del JP Morgan funciona como un directorio colonial que evalúa cómo administrar la crisis para maximizar su rentabilidad.
Conclusión: Luchar contra la entrega
Frente a esta ofensiva del capital financiero, la respuesta no puede ser la resignación, como lo muestran las palabras de los discursos de cierre de campaña de Fuerza Patria. La reunión Dimon-Milei representa el intento de consolidación de un protectorado, donde las decisiones se toman en Wall Street, y se ejecutan en Buenos Aires por un gobierno títere.
La lucha contra este proyecto de entrega requiere de la construcción de la movilización que unifique a todos los sectores en lucha. Mientras el oficialismo negocia la soberanía nacional a cambio de migajas financieras, a diferencia de la inmovilización de las direcciones políticas y sindicales, las calles, como lo vienen demostrando el Garrahan, el sector de la discapacidad, y los jubilados, deben convertirse en el escenario de pelea contra el gobierno de Milei.
En este contexto, la llegada de más diputados y diputadas del FIT-U en el parlamento, es un rechazo directo y contundente a este modelo de dependencia, y ajuste. El desembarco de nuevos legisladores de izquierda en el Congreso se convierte en una garantía para enfrentar todas las promesas de ajuste que se asoman para el segundo tramo de la gestión de Milei, además, de que sirve para potenciar el alcance de todas las luchas que se desarrollan en las calles. Para que el desfile de estos representantes de lo más podrido del capital en nuestro país no se haga costumbre, hay que fortalecer la construcción de una alternativa política para los trabajadores, que pelee para romper definitivamente con el FMI, el imperialismo y sus socios locales.


