Milei entrega la economía al FMI y Washington. Un salvataje con condiciones

Con un juego de palabras de “rescate”, Estados Unidos anunció su apoyo al gobierno de Milei, avalando operaciones de swap por u$s 20.000 millones, compras directas de pesos y monitoreo del FMI. Pero tras el discurso de “evitar otro Estado fallido”, se esconde una nueva subordinación política, económica y monetaria.

Washington al rescate… de Milei

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ratificó el apoyo de EE. UU. al gobierno libertario asegurando que “no queremos otro Estado fallido o liderado por China en América Latina”. Esa definición, lejos de ser una frase aislada, vino acompañada de anuncios concretos: un swap de u$s 20.000 millones con el Banco Central, compras directas de pesos para sostener el tipo de cambio oficial y la ratificación del esquema de bandas cambiarias. Todo, bajo el monitoreo directo del FMI.

Las cuatro llaves del salvataje

  1. Swap y divisas bajo control. EE. UU. acuerda un swap por u$s 20.000 millones para intervenir en el mercado local, lo que coloca a Washington como árbitro de facto del régimen cambiario.
  2. Compras directas de pesos. Se confirma que EE. UU. inyectará dólares comprando pesos argentinos, una operación que sostiene artificialmente al dólar oficial pero no dinamiza la economía real.
  3. Bandas cambiarias como mandato. Bessent sostuvo que las actuales “siguen siendo adecuadas”, lo que refuerza la obligación del gobierno de sostener el esquema, sin margen de soberanía.
  4. Supervisión del FMI. El organismo internacional se instala como “policía económica”, vigilando el cumplimiento de metas de ajuste junto al ministro Caputo.

Un salvataje con precio

No se trata de una ayuda gratuita: es un rescate del gobierno frente a los mercados, no del pueblo trabajador. Bajo la máscara de “estabilidad”, se imponen más ajustes y una cesión directa de soberanía económica.

La retórica contra China cumple la función política de justificar la intromisión estadounidense y presentar la dependencia como “defensa estratégica”. Pero en realidad, lo que se asegura es el control de Wall Street y Washington sobre la política monetaria local.

¿Quién paga la cuenta?

Cada intervención externa viene con costos, es decir, tasas más altas, recesión más profunda, crédito inaccesible y salarios pulverizados. La crisis cambiaria se descarga sobre el pueblo trabajador mientras se garantizan ganancias a especuladores y bancos internacionales.

Porque no hay salvataje extranjero que no venga atado a ajuste y soberanía entregada: la salida es con organización obrera, la lucha unitaria en las calles y la ruptura con los pactos de dependencia. Más que nunca es vital redoblar la fuerza en las calles porque este gobierno de ajustadores, coimeros, corruptos y lamebotas yankees ¡se tiene que ir!

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