Milei en el Movistar Arena. ¿Vuelta a los orígenes o nuevo clavo para el gobierno?

El presidente Javier Milei volvió a apostar a la mezcla de política y espectáculo con un acto en el Movistar Arena, donde presentó su nuevo libro La Construcción del Milagro, acompañado de música en vivo, discursos y una puesta en escena más cercana a un recital que a una actividad institucional. Mientras tanto, su espacio político enfrenta el escándalo que dejó afuera a José Luis Espert y la misión económica urgente de Luis Caputo en Washington.

Un acto en medio de la crisis

El presidente, luego de varios actos fallidos en público, recurrió a un estadio cerrado y a la utilización de micros para su militancia con el objetivo de relanzar la campaña. La previa a su histriónico show incluyó pantallas gigantes con imágenes de Milei, merchandising con su figura y canciones coreadas por el público.

El mandatario abrió el evento interpretando temas de rock nacional junto a su banda “La Banda Presidencial”, buscando reforzar el perfil de outsider que lo llevó al poder. Entre canciones, presentó su libro como la hoja de ruta para “la construcción de un milagro económico” en la Argentina, insistiendo en que su proyecto es el único capaz de frenar “a la casta” y garantizar la libertad.

Con un estilo confrontativo, Milei mezcló citas de economistas liberales, críticas a la oposición y ataques a los medios, a quienes acusó de “fabricar operaciones” en su contra. “Podrán inventar lo que quieran, pero la libertad no se detiene”, lanzó desde el escenario, en un discurso que buscó mostrarse como respuesta a las denuncias de corrupción y a las recientes derrotas políticas en el Congreso.

Un circo que ya no funciona

Los artistas, llegado un momento de su carrera, tienden a retomar parte de sus orígenes en búsqueda de reencontrarse consigo mismos. Milei, que se cree un artista, quiso volver a esa etapa en la que el show ocupaba un lugar central en su construcción de outsider, cuando figuras como Lilia Lemoine tenían un rol protagónico.

De este modo apeló a la nostalgia de un momento en el que no lo acechaban los temblores y las crisis políticas. No obstante, el efecto puede ser el contrario: lejos de generar adhesión social, el gobierno se aleja aún más de un pueblo que, mientras escucha las canciones que interpretó Milei, piensa en cómo pagará la tarjeta o llenará la heladera.

El propio periodismo que antes destacaba lo “genuino” de sus espectáculos quedó mudo ante semejante presentación. Mientras se ajustan todas las áreas en las que el Estado interviene, Milei hace el ridículo cantando con sus cuatro camperas, presentando un libro que habla de un milagro inexistente y gastando fondos que, en medio de tantas causas de corrupción, resultan al menos sospechosos.

Espert, afuera del armado libertario

En paralelo, la jornada estuvo marcada por la salida de José Luis Espert del armado electoral oficialista y de la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, luego de las graves acusaciones que lo vinculan con el empresario Fred Machado, detenido por narcotráfico y lavado de dinero. La decisión significa un golpe a la estrategia de La Libertad Avanza, que pierde a una de sus figuras más visibles y expone las internas dentro de la coalición gobernante.

Caputo en Washington, buscando oxígeno financiero

Mientras Milei se mostraba en el escenario porteño, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, se encontraba en Washington en busca de respaldo financiero. El payaso en Buenos Aires hacía propaganda mediática para mantener la mística libertaria, mientras el enviado del dueño del circo negociaba a contrarreloj para evitar un colapso financiero.

La misión en tierras del norte no es sencilla: conseguir divisas frescas para sostener el plan económico y enviar señales de estabilidad a los mercados tras la escalada del dólar y la caída de los bonos argentinos.

Una estrategia riesgosa

El acto en el Movistar Arena expone el intento de Milei de sostener su liderazgo a través del espectáculo, apelando más a la épica personal y al mesianismo que a la rendición de cuentas. Sin embargo, el contraste con la realidad es evidente: inflación creciente, conflictividad social, pérdida de aliados políticos y denuncias de corrupción que alcanzan a su entorno más cercano.

El riesgo es que el show funcione como un espejo deformado: mientras el presidente canta y reparte arengas libertarias, la crisis económica y política se profundiza día a día.

El relanzamiento de la campaña de Milei deja en claro que el oficialismo apuesta a la imagen y al marketing para sobrellevar una situación crítica. Pero ni aunque entone “Mi perro fantasmita” ni presente libros parecen suficientes para tapar las fracturas internas, la represión en las calles y la fragilidad económica que hoy define al país. Más que una vuelta a los orígenes que llevaron a Milei al gobierno, este parece un nuevo clavo que anticipa su fin. 

Su show debe terminar: cada día de gestión de este gobierno de coimeros, corruptos y ajustadores significa un mayor deterioro en el nivel de vida de los trabajadores, los jubilados y los sectores populares. ¡Se tienen que ir!

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