A través de las redes del vocero presidencial, Manuel Adorni, el gobierno nacional comunicó un nuevo organigrama en inteligencia, eliminando la AFI y recreando la SIDE con nuevos operadores.
Los pasillos de la inteligencia
Mediante un decreto presidencial, se conformaría la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), a cargo de Sergio Neiffert y como órgano rector del sistema de inteligencia nacional. De la secretaria se desprenderían cuatro organismos:
- La Secretaría de Inteligencia Argentina (SIA), con la función de “recopilar la información estratégica alrededor del mundo, así como también la cooperación con agencias de inteligencia aliadas para la prevención y la disuasión de amenazas”. Estará a cargo del menemista Alejandro Walter Colombo, un personaje ligado a Mauricio Macri.
- La Agencia de Seguridad Nacional (ASN), encargada de “advertir de forma temprana y generar información sobre delitos federales complejos dentro del territorio nacional, así como vigilar amenazas coordinadas provenientes de organizaciones criminales y terroristas”. La agencia estará a cargo de Cecati, ex jefe de la custodia presidencial de Macri.
- La Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC), que “evaluará, planificará y desarrollará soluciones para la detección y contención de ciberataques contra la infraestructura informática crítica del país”. El jefe será Ariel Waissbein.
- La División de Asuntos Internos (DAI), que “supervisará y auditará el manejo de los recursos de las agencias que operan bajo la órbita de la SIDE”. Se supone que manejará los fondos y el personal.
Otro de los personajes que vuelve a este área, que dependerá directamente de la presidencia y coordinará con los Ministerios de Seguridad y Defensa es Juan Bautista “Tata” Yofre, secretario de Inteligencia del Estado entre 1989-90.
Cambio de nombres
El nombre de Agencia Federal de Inteligencia se puso luego de la muerte del fiscal Nisman en 2015. En ese momento no se tocaron los pasillos oscuros del organismo, sino que fueron cambios cosméticos, que permitieron seguir utilizando ese aparato como herramienta de espionaje y operaciones políticas de los gobiernos de turno.
Desde la dictadura hasta hoy, la inteligencia solo sufrió reformas. Nunca se desmanteló ni se abrieron sus archivos. Estos servicios secretos sólo sirven para espiar a luchadores y opositores, salvo Macri que hasta espió a sus propios aliados.
La intención del gobierno de Milei es contraria a lo que dice. No va contra el Estado, como dice, sino que fortalece su peor parte: el aparato represivo. Tampoco aporta transparencia contra la casta política, sino que reinstala un organismo de los “sótanos de la democracia”, involucrado en espionaje y corrupción cada vez que opera.
Pero no es solamente un cambio de nombre y de organigrama. Milei y su gobierno desean avanzar hacia un régimen más autoritario con quita de derechos, libertades democráticas y garantías. Lo demuestra con su represión y sus causas armadas, sus reformas penales y ahora este engendro de la SIDE recargada. Se llame como se llame, la inteligencia es parte del aparato represivo estatal que debe ser disuelto por completo.