Milei ajusta, pero. Kicillof pretende que una familia viva con 10 kg de comida al mes

En las barriadas bonaerenses cada día se hace más difícil llenar la olla. En la provincia más rica, la mayoría de las pibas y pibes son pobres. El ajuste que Milei, el FMI y ahora Trump, descargan sobre las infancias y el pueblo trabajador para pagar una deuda ilegítima, golpea con crueldad. Pero Kicillof no responde a esta crisis social.

Se jactan de ser “el escudo protector” ante la ultraderecha, pero millones padecemos la pobreza e inseguridad alimentaria. Según el INDEC, hoy el 45,4% de las niñas y niños bonaerenses es pobre y el 9% vive en la indigencia, es decir, no tienen asegurado ni un plato de comida. Pero si se aplica una actualización real de precios, tarifas, de alimentos y bebidas, como hace el Centro de Estudios CEPA (afín al PJ), la realidad es aún peor: la pobreza infantil trepa al 62% en la Provincia y la general al 48,8%, abarcando a 8.3 millones de bonaerenses, casi la mitad de la población.

Provincia rica, infancias y pueblo pobre

Esta infantilización de la pobreza, es la imagen más cruel de un modelo que vulnera derechos, mientras deja amasar fortunas a las alimenticias y oligarcas del campo, banqueros, capitalistas, los bonistas buitres de la deuda, el FMI y ahora, hasta el Tesoro de los EEUU.

Por eso y más allá del relato electoral, lo cierto es que Milei ajusta, pero Kicillof lo descarga en la juventud, las familias desempleadas y trabajadores. Un ejemplo indignante es la política alimentaria del ministerio de “Desarrollo” de la Comunidad, donde pretenden que una familia viva con ¡10 kilos de comida por mes!

Dicen entregar “una tonelada por cada 50 familias”, pero eso equivale a dar apenas 20 kilos por familia cada dos meses. Así, el gobierno que habla de “justicia social”, destina solo 333 gramos de alimentos secos diarios para que una familia entera se alimente. Esto muestra la insensibilidad de un gobierno no tan distinto al de Milei. Como dicen en el barrio: ¿por qué no viven Kicillof, sus diputados y funcionarios con esa miseria…?

Las necesidades crecen y las respuestas se achican

Mientras ellos ajustan, nosotros sostenemos las ollas populares para que nadie se quede sin comer y sin un vaso de leche caliente, para la que encima niegan la entrega de chocolate. A esto se suma la negativa a inscribir en programas sociales como el plan Barrios Bonaerenses por los que Kicillof paga 75 mil pesos. Una miseria incluso menor que la que pagan Milei y Pettovello. Negar esa inscripción a más jóvenes y familias desempleadas es un escándalo.

Lo mismo que no dar respuesta acorde a las necesidades de materiales para comedores y familias vulneradas, al reclamar colchones, frazadas, chapas, tirantes, clavaderas, cocinas, heladeras y alimentos frescos (verdura, pollo, carne, fruta) para esos comedores que sostenemos día a día en el conurbano y el interior provincial.

Milei y el FMI aprietan, pero Kicillof no es tan distinto

Desde el MST Teresa Vive no vamos a naturalizar que millones de bonaerenses sigan sin acceder a comida, techo, trabajo ni becas para la juventud. Y se les niegue un plan social para subsistir al menos.

Exigimos que se abra ya la inscripción a nuevos planes Bonaerenses, además de aumentar su monto y la entrega de materiales suficientes y alimentos frescos, no solo secos.

Si no, volveremos a las calles porque el hambre no espera y las ollas no se llenan con discursos. Porque Milei aprieta, pero el PJ no es tan distinto. Mientras ellos discuten en campaña quién administra mejor el ajuste, nuestras familias la pelean para subsistir.

Hay plata para programas sociales y trabajo genuino

Plata hay y debe ir a esas demandas sociales, no a los bonistas buitres como hace Kicillof. Y poner un fuerte impuesto a los ricos, como propusimos desde la banca del MST en el Frente de Izquierda Unidad en la Legislatura. Para que paguen las corporaciones, banqueros y las 1.300 familias dueñas de más de un tercio de las tierras bonaerenses.

Para que se pongan en marcha políticas reales contra el hambre y la pobreza infantil, como universalizar toda la asistencia social, anotar para el plan Bonaerense y aumentarlos, entregar materiales y alimentos frescos a los comedores.

Además de generar trabajo genuino y un programa de Primer Empleo Joven, con un verdadero plan de obras públicas y la construcción de viviendas populares. Que se prohíban por ley las suspensiones y despidos y se reduzca la jornada laboral a 6 horas para trabajar menos, pero trabajar todos, con igual salario.

Si no hay respuesta, nos volverán a ver en las calles, ante el ministerio y la gobernación, así como en localidades del interior como Mar del Plata o Bahía Blanca, en la semana del martes 21. Porque la única forma de lograr soluciones es con la lucha organizada desde los barrios. La salida es por izquierda y con los trabajadores.

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