Este lunes 30 de noviembre el presidente Alberto Fernández y el mandatario de Brasil se reunieron por primera vez desde que asumió el funcionario argentino. La conexión virtual dejó planteada la necesidad de retomar el trabajo entre los dos gobiernos y en el Mercosur sobre temas económicos y cooperación militar. A inicio de la reunión Fernández dijo “tenemos demasiadas cosas en común, la única diferencia que tenemos es en el fútbol”. También convocó a “dejar las diferencias del pasado”. Todo un dato y posicionamiento político.
Hasta ahora habían predominado los cruces por declaraciones críticas de cada uno de los presidentes hacia el otro, pero a la hora de los negocios concretos, reiniciaron su contacto. Mientras los medios destacan de Fernández el planteo de encontrar posiciones comunes de ambos países para el suministro de gas, Bolsonaro se limitó a señalar el rubro turismo y a destacar la cooperación entre las dos fuerzas armadas.
El interés de Fernández por el suministro de gas a Brasil se inscribiría en toda la política de desarrollo y estímulo con subsidios, flexibilización laboral y apoyos impositivos a las petroleras para el desarrollo en Vaca Muerta.
La coincidencia de los dos mandatarios en el tema de la cooperación de las fuerzas armadas se inscribe en la tradición represiva y contrarrevolucionaria de ambas fuerzas, como pudo comprobarse en las décadas del ‘70 y ‘80 del siglo pasado, con la Operación Cóndor entre otras monstruosidades contra los pueblos y los luchadores de la región. Lo mismo que el papel de asistente de la política exterior norteamericana. La constatación de esta afirmación es la participación subordinada de ambas fuerzas armadas en las operaciones “humanitarias” de la ONU, como por ejemplo en Haití, donde hay graves denuncias de violaciones a derechos humanos y a crímenes.
Si el Mercosur nunca fue una integración de los pueblos del continente, tampoco lo es la agenda que estarían acordando estos dos gobiernos. Esta reunión y los temas tratados, son una clara ratificación del rumbo a derecha del gobierno de Fernández.