El paro de 72 horas de los trabajadores de la educación de Mendoza tuvo en su tercer día un acatamiento superior al 80% y una gran movilización de más de diez cuadras hasta Casa de Gobierno. El descontento docente se viene gestando desde antes del receso y pegó un salto en las últimas semanas con la agudización de la crisis económica. En ese contexto, el gobierno de Suárez viene aplicando un brutal ajuste que se evidencia en la caída de los salarios, los problemas edilicios y el cierre de divisiones. Ante el hartazgo la respuesta del gobierno fue ofrecer jornadas pagas los sábados, es decir más trabajo por moneditas primero, y aumentos muy por atrás de la inflación después.
El plan de lucha le fue impuesto a la conducción del SUTE que tuvo que reacomodarse para que la base no la sobrepasara, y contó con el apoyo de la comunidad que se expresó en la ausencia de estudiantes en las escuelas. Tenemos que discutir a fondo en asambleas para decidir cómo seguir. No se puede depositar la confianza en una conducción sindical que espera el momento para bajar la lucha, la única garantía de seguirla es la discusión en las escuelas.
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