El viernes 18 de junio los docentes y no docentes de la provincia cobramos el aguinaldo. En un contexto de crisis agravada por la pandemia, la expectativa de tener una considerable suma extra en la segunda parte del mes se diluyó en los cajeros. Como siempre, todo tiene un contexto y en un marco de ajuste es bueno siempre recordarlo.
¿De dónde venimos al momento del cobro del aguinaldo? El derrotero es de un deterioro salarial sin precedentes. La pérdida del salario frente a la inflación en el período 2016- 2020, según el Centro de Investigaciones en Economía Crítica, tiene un acumulado del 57,6 % en el caso de los cargos, del 67, 3% en las horas cátedras y del 56, 2% en el de los celadores. El acumulado durante el 2020 es del 36% para todos los casos. En los últimos seis años de gobierno radical, el ajuste que venimos sufriendo los trabajadores de la educación en Mendoza es tan grande que pese a que en 2019 se acordara en paritarias un aumento mensual en función del IPC, no se logró revertir el deterioro previo. En ese marco durante todo 2020 no hubo recomposición y a fines de año el gobierno de Suárez hizo una propuesta salarial sin contemplarla. Ofreció un incremento del 20%, cifra menor a la inflación proyectada en el presupuesto que fue del 29%, más una suma no remunerativa ni bonificable que en diciembre de este año alcanzará los 6.000 pesos por agente. Frente a esta situación, una maestra con 10 años de antigüedad necesita un aumento del 53%, un docente con 18 horas un 72% y un celador necesita un 89% de aumento para superar la línea de la pobreza.
La explicación anterior revela la causa de que el aguinaldo no haya alcanzado los montos que necesitábamos. Esa propuesta salarial fue rechazada por el SUTE en los plenarios de finales de 2020. Todo esto sin mencionar que durante 2020 la obra social OSEP aumentó sus co-seguros y que nos hemos hecho cargo de los gastos de la virtualidad: conexión de internet y dispositivos, sin que el gobierno hiciera ninguna inversión en ese sentido. Además del pésimo manejo de la vuelta a la presencialidad que ha provocado estancamiento pedagógico y sobrecarga laboral, más allá de las iniciativas y el buen criterio que las escuelas hayan adoptado para afrontar la situación. Como agravante de todo este panorama, esta semana el gobierno llamó a paritaria al resto de los estatales para ofrecerles un 5% de aumento. Una vergüenza para los trabajadores que han garantizado que todo siga funcionando a pesar de los ajustes.
Por todo esto es que desde Alternativa Docente sostenemos que sobran motivos para organizarse y seguir luchando.
Sergio Morán