El ministro y candidato Massa, junto a Jaime Perczyk de Educación y la burocracia Celeste de CTERA, presentaron un proyecto de ley de financiamiento educativo. Quienes ajustan e incumplen la ley actual, prometen subir el presupuesto hacia el 2030. Parecería cómico, si no fuese trágico. Bullrich ya ajustó junto a Macri y Milei enciende su motosierra de recortes. Lejos de todo relato, es necesario triplicar el presupuesto.
La ley aparece recién ahora, a 40 días de la elección. Suena a tomada de pelo y demagogia electoral. Porque la promesa la hace el mismo gobierno que incumple la Ley de Educación Nacional 26.206, votada en el 2006 por todas las fuerzas burguesas. Los que no cumplen con destinar el 6% a educación, son los que «prometen» aumentarla al 8% del PBI, solo que en forma gradual del 2024 al 2030.
Todo muy poco serio, porque la ley de educación, en su Artículo 9º, fija que el presupuesto consolidado del Estado nacional, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, destinado exclusivamente a educación, no puede ser inferior al 6% del Producto Bruto Interno (PBI). Pero hoy apenas supera el 5% y en estos casi 4 años estuvo por debajo de esos porcentajes.
2006 a 2023: Casi dos décadas de incumplimiento y ajuste educativo
Esto de incumplir, no es patrimonio solo del actual gobierno. En los últimos 5 mandatos presidenciales, con Néstor Kirchner, los dos de Cristina, el de Macri y ahora el de Alberto con Cristina y Massa, la inversión educativa anual en Argentina nunca llegó al 6% del PBI fijado por ley. Salvo en el año 2015, según el propio Ministerio de Educación. Así, las distintas fuerzas políticas capitalistas, incumplieron deliberadamente con los montos para educación, desde que votaron la Ley 26.075 de Financiamiento Educativo en 2005.
El primero en incumplir con su propia ley fue Néstor Kirchner, que se comprometió a elevar el presupuesto educativo al 4.7% del PBI en 2006 y al 5% en 2007. Pero estuvo lejos, al llevarlo a solo al 4,3% del PBI en 2006 y al 4,6% en 2007. Tampoco cumplió Cristina en 2008 y recién lo llevó al 5.6% del PBI en 2009. Aunque al año siguiente, la propia CFK volvió a recortar fuertemente el presupuesto educativo, al destinar solo el 5.1% en 2010. Cuando en realidad, ese año debía elevarlo al 6% del PBI, tantas veces anunciado. Es decir, Cristina destinó ese año casi un punto menos del producto bruto nacional fijado por ley, con una reducción del 15% sobre el año anterior. En sus siguientes 5 años de gobierno, tampoco cumplió con la pauta de ley, salvo en el 2015, único año en que se destinó el famoso 6% del PBI a educación.
Después vendrá Macri, gobierno del que Patricia Bullrich fue ministra, a demoler el presupuesto año tras año y rebajarlo sostenidamente desde el 6% de 2015 a solo el 4.8% del PBI en su último año de gobierno. En 2020, Alberto y Cristina lo incrementan levemente (5.2%) para bajarlo después en 2021 al mismo nivel que Macri (4.8%) como informan el propio Ministerio de Educación(1).
Una deuda educativa acumulada de $ 3.4 billones
Todos estos incumplimientos durante 16 de los últimos 17 años, incluso ante un insuficiente 6% para educación, mientras la CTERA con Sonia Alesso, Baradel y Yasky, le pedía a Macri que lo aumentara al 10% del PBI, acumularon una monumental «deuda educativa» entre el 2006 y el 2020. ¡Deuda que ascendió a $3.4 billones! (en pesos del 2022) o su equivalente a 26 mil millones de dólares. A esto se le debería sumar lo no asignado estos dos años.
Esa montaña de plata es la diferencia entre lo que debían destinar a la escuela pública y lo escaso que le asignaron los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, el de Macri y el actual, incumpliendo sus propias leyes. Para dimensionarlo, esa «deuda educativa» equivale a más de la mitad de la monstruosa estafa de la deuda externa, la que Macri nos cargó con el FMI y este gobierno reconoce y paga.
Cualquier docente o auxiliar padece ese monumental desfinanciamiento, lo mismo sus estudiantes y familias. Y así lo reconocen los especialistas: «esta deuda tiene como consecuencia el atraso salarial docente y un déficit en la infraestructura y el equipamiento educativo. Estos factores impactan directamente en la calidad educativa» (Chequeado, 11/02/2023).
Esto tiene su correlato en las provincias que sostienen del 70% al 75% del financiamiento educativo, mientras la Nación aporta el resto, por la nefasta transferencia de la educación a las provincias, con la dictadura de Videla y Menem. Por lo que podemos ver también sus recortes, en el informe de un portal como Argentinos por la Educación2: «entre el 2004 y 2021, 12 de las 24 jurisdicciones argentinas disminuyeron la participación de la educación en sus presupuestos». Lapidario.
Allí se ve también que los distritos que más redujeron su financiamiento educativo, como porcentaje del gasto total, fueron CABA (-8,8%) y Mendoza (-7,3%), gobernados por Juntos, el PRO y la UCR. Y también que CABA (16,7%) y Santa Cruz (17,6%) fueron las que menos presupuesto dedicaron a educación respecto a su presupuesto total. Sin grieta.
Motosierra contra el presupuesto educativo
¿Por qué se invirtió menos en educación? Vale lo dicho por el ex ministro macrista, Narodowski: «La explicación es el brutal desinterés de la clase gobernante por la educación. La actitud de desidia es proporcional al tamaño de la deuda que contrajeron». Eso cuenta para el PJ y también para Juntos, campeones en recortar el presupuesto de la escuela pública.
Macri ajustó con Patricia Bullrich en su gabinete, que antes fue ministra de otro ajustador como De la Rúa. Lo hizo Vidal y lo hacen Larreta y Morales en Jujuy. Nada se puede esperar de esta derecha, más que ajuste, saqueo y represión.
Tampoco de Milei, que apunta a privatizar y arancelar todas las escuelas y universidades con los voucher. Así lo reconoce: «Todas van a ser aranceladas, pero uno puede usar el voucher para ir a la que uno quiera, estatal o privada». Aunque eso será una primera medida parte de una transición a la total privatización, sin ningún voucher ni subsidio del Estado.
Por eso, Martín Krause, quien sería su Secretario de Educación, cuestiona «ciertas ideas que predominan y hay que discutir porque no son correctas, como aquella de que hay que aumentar la proporción del gasto público dedicado a educación. Y hasta se establecen objetivos en términos del PBI. Ese principio hay que reverlo». Es decir, motosierra al presupuesto…
Promesas, ajuste y reforma educativa. Nuestras propuestas
El proyecto contiene otras metas y ataques, en un paquete cerrado con la burocracia de CTERA. Allí plantean «asegurar que el 100% de nivel primario tenga un mínimo de 25 horas semanales de clase», es decir, extender la 5ta hora a todo el país. Y «ampliar la jornada de secundaria» a 6 horas mínimas al día, para un 30% de la matrícula.
Vincular además las escuelas y centros de formación con el mundo de la producción y el trabajo, y a sus estudiantes con el sector productivo y ocupacional, a través de «prácticas formativas, pasantías, tutorías, mentorías y proyectos», según «la demanda productiva de la región». Lo mismo que le criticamos a Larreta en la Ciudad.
Además, avanzar en un «convenio colectivo marco que incluirá pautas referidas a: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c) salario mínimo docente y d) carrera docente» (Art. 23º). Y en la universidad, plantean «consolidar modalidades de enseñanza y aprendizaje virtuales, híbridas, mediadas, remotas» y acreditar carreras cortas y tecnicaturas de contenidos vaciados. Todas cosas que venimos cuestionando y alertando.
Desde el MST en el FIT Unidad proponemos aumentar ya el presupuesto educativo al 10% del PBI, en un solo tramo, hasta triplicar lo destinado a educación, en base al no pago de la deuda y un fuerte y permanente impuesto a los ricos. Como decimos con el Frente de Izquierda, vamos por una educación nacional, única, estatal, pública, gratuita y laica. Basta de subsidio a la educación privada (que constituye el 12.5% del presupuesto, con centenares de miles de millones que deberían ir a la pública). Fuera la iglesia de la educación. Hay que implementar la ESI laica, científica y con perspectiva de género. Abajo la Ley de Educación Superior.
También luchamos por una nueva matriz salarial y un básico nacional que iguale la canasta familiar y garantice el acceso a los bienes culturales, para trabajar en un sólo cargo y en cursos de 20 alumnos o menos. Por un Congreso Pedagógico Nacional para que quienes hacemos la escuela a diario, definamos esas transformaciones. Solo así podremos aspirar a una educación pública de calidad.
1 Min. Educación, informe: «Evolución del Gasto Consolidado en Educación en porcentaje PIB, años 2005-2021»
2 Financiamiento Educativo Provincial, mayo de 2023. Argentinos por la Educación