En la madrugada del 22 de agosto de 1972, en Argentina durante la junta militar del general Alejandro Agustín Lanusse, un grupo de militares de la Armada fusiló a diecinueve (3 sobrevivieron) presos políticos en la base Almirante Zar de Trelew. Años después algunos de los ejecutores fueron condenados. Pero sus autores intelectuales y materiales más comprometidos siguen impunes.
Los ejecutores
El jefe de la base al momento de los crímenes, el capitán de fragata Rubén Paccagnini, murió en 2019 sin condena firme, y por lo tanto, en libertad. Tampoco tuvo condena firme el ex marino y juez ad-hoc de instrucción militar de los hechos, el encubridor Jorge Enrique Bautista. Mientras que el teniente de navío Roberto Guillermo Bravo, uno de los ejecutores que tuvo un rol preponderante en la masacre, no pudo ser juzgado por estar prófugo en Estados Unidos con un proceso de extradición todavía abierto.
El Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia condenó en 2012 a prisión perpetua a los ex militares Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de los dieciséis homicidios y declaró a estos asesinatos cometidos en 1972 como delitos de lesa humanidad.
Sin embargo, la masacre de Trelew sigue impune, ya que a los principales responsables del poder político-militar no se los juzgó, y para aquellos que fueron juzgados, no hubo condena firme.
La Argentina de ese tiempo
Ya se vivía una feroz represión y persecución contra dirigentes obreros, militantes revolucionarios y defensores de los presos políticos por enfrentar a la dictadura. Todos intentos de ahogar las luchas que se estaban desenvolviendo.
Dicha represión tenía un claro objetivo: frenar la movilización obrera y popular que había echado a los presidentes de facto Onganía y Levingston. Ante el ascenso de las luchas, Lanusse promovía el GAN (Gran Acuerdo Nacional) para negociar con la burguesía y el peronismo una salida electoral.
Quiénes eran los presos y víctimas de la masacre
Una semana antes de la masacre, 25 presos políticos pertenecientes a las organizaciones FAR, ERP y Montoneros, conseguían fugarse de la cárcel de máxima seguridad de Rawson, de los cuales seis – Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna (ERP), Roberto Quieto y Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros) – tras secuestrar un avión comercial escaparon a Chile, y desde allí a Cuba.
Los diecinueve restantes no alcanzaron a abordar el avión. Luego de ser cercados por tropas de la Armada, aceptaron rendirse después de pactar con los jefes navales que serían devueltos a la cárcel de Rawson con todas las garantías, en una negociación presenciada por un juez federal, abogados y periodistas.
No obstante, en lugar de ser llevados a la cárcel de Rawson, fueron alojados en la base aeronaval y allí se los ejecutó.
Tres de los ejecutados sobrevivieron: los ruidos de las balas atrajeron a soldados conscriptos que llegaron hasta el lugar de la masacre y su presencia inhibió a que los ejecutores terminaran de rematar a los sobrevivientes.
Pese a los medios de información de la burguesía que, a través de diarios, radios y la televisión, pretendieron encubrir el crimen como un intento de fuga de los presos políticos, el montaje de la infamia se fue conociendo por los testimonios de sus sobrevivientes: Ricardo Aidar, Alberto Camps y María Antonia Berger. Los tres serían asesinados y desaparecidos por el terrorismo de Estado entre 1976 y 1983.
Significado político de la Masacre de Trelew
La masacre de Trelew es considerada como el hecho inaugural del terrorismo de estado en la Argentina, como metodología sistemática para liquidar a las organizaciones políticas sean o no guerrilleras, del peronismo radicalizado o la izquierda y para desaparecer a las nuevas direcciones obreras y estudiantiles emergentes sin las limitaciones que impone la ley. Este fusilamiento dio comienzo al plan clandestino de represión, cuyo momento de mayor contundencia fue la última dictadura cívico-eclesiástica-militar.
Hoy, en la entrada de la Base Almirante Zar existe un monumento recordatorio que dice «En esta unidad de la Armada Argentina, el 22 de agosto de 1972 se cometió la Masacre de Trelew. También fue utilizada como centro clandestino de detención de la última dictadura cívico-militar».
Por ello nuestro reclamo continúa: ¡juicio y castigo a todos los responsables!