martes, 19 noviembre 2024 - 02:42

Mary Shelley. La mujer que dio vida al moderno Prometeo

El 30 de agosto de 1797 nació en Londres Mary Shelley. Novelista, ensayista, dramaturga y biógrafa. Autora entre otras obras de Frankenstein o el Prometeo moderno, considerada la primera novela de ciencia ficción. Hija del filósofo William Godwin y de Mary Wollstonecraft, escritora, filósofa y autora de Vindicación de los derechos de la mujer, una de las obras fundantes del feminismo liberal.

La historia de Frankenstein, dicen, nace de un sueño, de forma inconsciente. Shelley definió como “un siniestro terror” una visión que tuvo al irse a dormir luego de un ejercicio de escritura propuesto por Lord Byron. «Vi al pálido estudiante de las artes prohibidas arrodillado junto a la cosa que había creado. Vi el espantoso fantasma de un hombre tendido, y luego, por obra de algún potente mecanismo, mostró signos de vida y se agitó con un movimiento inquieto y antinatural. Espantoso como era; porque sumamente espantoso sería cualquier esfuerzo humano para burlarse del mecanismo estupendo del Creador del mundo». Inmediatamente empezó a trabajar, aunque solo como un pasatiempo, sin darse cuenta que acabaría convirtiéndose en la obra por la que sería recordada.

Una historia alimentada por los propios fantasmas, el sentimiento de pérdida por la temprana muerte de su madre y su primera hija y la separación de su padre. Todo ello fue gestando una novela sobre la muerte y la vida, la responsabilidad de la paternidad y las consecuencias de desafiar al orden establecido. La historia de un hombre atormentado que desafía a la propia naturaleza, al crear un ser destinado a no tener lugar en el mundo y lo termina rechazando, junto con su responsabilidad por haberlo creado y finalmente, causa la muerte de sus seres más queridos y lo condena a la soledad.

La novela se publicó por primera vez en 1818 y el hecho de que se hiciera anónimamente da una idea de lo escandalosa que resultaba. Incluso para su propia autora, que diría años después «¿cómo pude yo, entonces una muchacha joven, idear y explayarme en una idea tan horrible?». Durante años se creyó que el libro pertenecía a su esposo Percy, quien había escrito el prefacio del libro.

«Así como el monstruo que creó Víctor Frankenstein está hecho de retazos, esta historia, por la manera en cómo se presenta al lector, también da la impresión de estar hecha de retazos, con un toque de texto epistolar presentado a modo de carta».

Esta obra entre muchos otros detalles lleva a reflexionar sobre temas como la vida, la muerte, el cariño, la bondad y en especial, la naturaleza humana. ¿En qué momento se intercambian los papeles del monstruo y el humano y termina demostrando más humanidad el primero que el segundo? ¿Qué pretende decirnos Shelley cuando el monstruo, supuestamente irracional, reflexiona sobre su existencia? ¿Qué relaciones existen entre la decisión de Shelley de escribir desde una visión masculina y la opresión de aquella época? Estos son solo algunos de los interrogantes o disparadores que abre esta magnífica obra literaria, que seguirá siendo material de estudio y de descubrimiento, sin lugar a dudas.

Algunas otras obras de la autora son: «Mathilda» (1819); «Valperga» (1823); «El último hombre» (1826); «Perkin Warbeck» (1830); «Lodore» (1835); «Falkner» (1837); «Caminatas en Alemania e Italia en 1840, 1842 y 1843» (1844).

Mary Shelly muere el 1 de febrero de 1851, en Londres debido a un tumor cerebral. Sin lugar a dudas precursora del género ciencia ficción, poco valorada por los críticos literarios, seguramente en una muestra más del machismo imperante en su época, pero que lamentablemente hoy seguimos viendo cotidianamente. Por eso desde aquí, mi modesta vindicación a la obra literaria de Mary Shelley.

Manuel Rolón

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