sábado, 19 abril 2025 - 04:51

Mario Vargas Llosa. La contradicción del escritor que defiende la desigualdad

Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista.

Hace pocas horas, falleció Mario Vargas Llosa, una figura que trascendió más allá de la literatura para convertirse en un emblema del pensamiento conservador latinoamericano. Este escritor, cuya obra lo consagró como uno de los máximos exponentes de la narrativa en español, no solo utilizó su pluma para explorar los rincones más oscuros de la historia y la política, sino también para posicionarse como un defensor incansable de un modelo económico y social profundamente desigual. A manera de reflexionar sobre su legado es importante desentrañar las contradicciones de un autor que, mientras denunciaba las injusticias de los sistemas totalitarios, no dudó en abrazar el neoliberalismo, cuyo impacto devastador sobre las clases populares ha sido el verdadero sistema totalitario del siglo XXI.

La traición a sus orígenes

Vargas Llosa nació en un contexto muy específico, el de una sociedad peruana marcada por la inequidad y la exclusión. Criado en una familia de clase media, vivió de cerca las luchas y los sufrimientos del pueblo peruano, pero pronto adoptó una visión del mundo que contradecía esas raíces. En lugar de alzar su voz a favor de las masas o de los oprimidos, optó por un camino que lo llevaría a abrazar las ideas de la oligarquía y del imperialismo estadounidense.

En sus primeras novelas, especialmente en La ciudad y los perros (1963) y Conversación en la catedral (1969), Vargas Llosa ya mostraba una crítica feroz a la corrupción y la violencia de las élites peruanas. Sin embargo, al pasar los años, su discurso se fue alejando de la crítica estructural y se fue acercando a la defensa de una economía de mercado globalizada, incluso a costa de las tensiones sociales que provoca este sistema. Esta mutación ideológica es, en gran medida, el reflejo de la involución, que de la mano de su paso por la política peruana y sus posiciones liberales lo terminó transformando en un fervoroso defensor del neoliberalismo.

El neoliberalismo: el sistema totalitario de los tiempos modernos

La paradoja es que Vargas Llosa, un escritor que ha sido aclamado por su capacidad de reflexionar sobre el autoritarismo, se convirtió en un defensor acérrimo del neoliberalismo, un sistema que perpetúa la opresión de las mayorías a favor de una élite transnacional que acumula riqueza a costa de la pobreza y la marginalización de millones de personas. En su apoyo explícito a políticas neoliberales, como las que se implementaron en Perú durante la década de 1990 bajo el gobierno de Alberto Fujimori; Vargas Llosa se colocó del lado de aquellos que creen que el mercado es la solución a todos los problemas, sin considerar que este mismo mercado es el que ha generado una creciente concentración de la riqueza y una profunda desigualdad.

Es cierto que el Perú de los años 80 vivió un período de crisis económica y violencia, en gran parte producto de las políticas de un Estado incapaz de hacer frente a las demandas sociales. No obstante, la respuesta a esa crisis no debía ser la desregulación salvaje, la privatización de empresas estatales, y la flexibilización laboral que Vargas Llosa promovió. El supuesto “milagro” económico de los 90 no fue más que la consolidación de un modelo que favoreció a los grandes empresarios y multinacionales mientras condenaba a la mayoría de los peruanos a la pobreza y la precariedad.

La doble moral de Vargas Llosa

Una de las mayores críticas que se le puede hacer a Mario Vargas Llosa es su doble moral, que se reflejaba en su constante ataque al autoritarismo, pero su indiferencia hacia las consecuencias sociales y humanas del capitalismo neoliberal. Fue un firme crítico de los regímenes mal llamados progresistas, como el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela; y en su momento, también de la Revolución Cubana. Sin embargo, acostumbraba cerrar los ojos ante las prácticas autoritarias que surgen de los regímenes neoliberales que él respaldaba.

Por ejemplo, Vargas Llosa elogiaba los gobiernos de derecha en América Latina, como el de Sebastián Piñera en Chile o el de Mauricio Macri en Argentina, que, aunque democráticamente electos, han sido responsables de políticas de austeridad y de represión social.

El silencio ante la desigualdad

En su apoyo al modelo neoliberal, Vargas Llosa parecía ignorar las profundas desigualdades que este sistema perpetua. Según el informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), América Latina es la región más desigual del planeta, y el Perú no escapa a esa realidad. Sin embargo, Vargas Llosa no dedicó ni una palabra a cuestionar las estructuras que crean y mantienen esa desigualdad. En lugar de abogar por una redistribución justa de la riqueza, se limitó a promover el libre mercado como la única vía hacia el progreso.

Lo que Vargas Llosa jamás vio, o no quiso ver, es que el neoliberalismo no solo ha incrementado la pobreza, sino que ha fortalecido los sistemas de poder que perpetúan la injusticia social. Al defender un modelo económico que antepone los intereses privados por encima del bienestar colectivo, el escritor se ubicó, de facto, alineándose con los enemigos del pueblo, aquellos que buscan privatizar lo que es público y despojar a las masas de los pocos recursos que aún les quedan.

El último susurro del neoliberalismo

Mario Vargas Llosa, el escritor que tanto hablaba sobre la libertad, la justicia y la dignidad humana, cayó en la trampa del neoliberalismo. Durante las elecciones del 2021 brindó un oportuno apoyo a Keiko Fujimori llamando a votar por la candidata de la mafia. Un escritor que jamás entendió al mundo andino y que crítico la obra de José María Arguedas menospreciando su trabajo; en palabras de la historiadora María Rostworoski, quien explica que una de las causas de su derrota electoral fue precisamente esa incomprensión del pensamiento y sentir del pueblo peruano.

Cuando el Perú reclamaba con urgencia, coherencia y decisión en la defensa de la democracia, Vargas Llosa corrió presuroso al besamanos del gobierno para recibir la Orden del Sol y reconocer ante el mundo entero la legitimidad de Dina Boluarte sobre la sangre de nuestros hermanos asesinados en las protestas.

Para construir una sociedad más justa, equitativa y libre de la tiranía del mercado es necesario que la sociedad peruana reconozca las contradicciones de aquellos que, desde su pedestal intelectual, defienden un sistema que perpetúa la opresión. Que trabajemos sobre la memoria y el pensamiento crítico porque aquí efectivamente, no separamos al autor de su obra.

Por Sofía Martínez – Alternativa Socialista Perú

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