Entre 2018 y 2019 se sucedieron diferentes denuncias sobre un hombre joven que captaba a chicas de edad de 18 a 20 años. El que quedó marcado de los relatos es que él recorrió con su auto el centro de Marcos Paz a altas horas de la noche y mencionó a una chica que se encontraba sola, que alguien la estaban siguiendo. La víctima por temor, accedió a que el hombre la llevará a su casa pero allí abuso de ella.
El violador se llama Franco Brauton, joven de familia acomodada de la localidad de Marcos Paz, profesor de música para todas las edades. Tras las denuncias, se observó que en sus relaciones con mujeres se establecía un vínculo afectivo. Comenzaban siendo consensuadas, pero con el tiempo las terminaba abusando. Franco también usaba las fiestas para llevarse chicas alcoholizadas y luego proceder a torturar y abusarlas.
El relato es terrible, pero le da un detalle más escabroso al saber que Franco Brauton es hijo del violador serial, Walter Brauton.
El padre, un contador que fue sentenciado en 2009 a 40 años de cárcel por nueve violaciones cometidas durante 2005 por Castelar (él se iba a otras localidades para efectuar los crímenes), en la zona oeste del conurbano, con víctimas que tenían entre 17 y 23 años. Usaba el modus operandi del relato que recordamos a Franco, salía con el auto a la tarde, recorría plazas y si veía una chica sola la confrontaba y apuntaba con un arma haciendo que está se subiera al auto, efectuando así la violación.
Walter, había sido beneficiado con salidas transitorias y el 17 de agosde 2013 escapó tras visitar a su madre, luego de aprovechar un descuido de los penitenciarios que lo trasladaron, hasta que finalmente fue recapturado en Bolivia a fines de 2018.
No creemos que la perversión del padre y del hijo tengan que ver con un tema genético, sino más bien, social. Hay una estructura preexistente de desigualdad y violencia machista. Es un problema social extendido, en general desatendido por el Estado y desoído por la justicia. En una sociedad machista, los modos de conductas aprehendidos están dados por las instituciones, más que por lo biológico en sí.
Las denuncias fueron varias, la última se registró el 25 de diciembre de 2020, pero quedaron estacadas todas las posibilidades de los procesos judiciales por la pandemia del 2020. Las víctimas estaban cansadas de exigir justicia, esperando que se acelere el proceso, mientras que Franco Brauton salía a fiestas clandestinas y dictaba clases normalmente. En 2021 realizaron la marcha No es No, en el que participamos, el 28 de enero de ese mismo año, con ayuda de su abogada Valeria Carreras.
El tiempo paso y todo quedó en manos de la justicia. El lunes 22 de abril de 2024 se declaró culpable a Brauton hijo por el cargo de cuatro violaciones, con una condena de 14 años, poco. Y muchas de las otras denuncias que se efectuaron no se tomaron en cuenta (13 en total).
En el juicio, Brauton se declaró inocente alegando que fue inmaduro por no preguntar a las chicas si querían tener relaciones, mientras que su abogada Mónica Smidt argumentó que, Franco no tenía la culpa de ser un Playboy, pedía la absolución del acusado, porque eran falsas denuncias e intentó desacreditar a las víctimas, además, mencionando «la paranoia de género«. Terrible.
La justicia en sí fue lenta y los medios de comunicación, solo los portales grandes escribieron notas, pero en la localidad hubo un silencio atroz cubriendo los sucesos.
Lo que no se dice, no existe. Entonces, por eso, hay que levantar la voz, aunque la condena no haya sido la esperada, fue un paso fundamental para las mujeres en Marcos Paz y sobre todo para las víctimas. Las abrazamos, y estamos desde Juntas y a la Izquierda, para lo que necesiten. No están solas.
Rocío García
*Agradecimiento por la información a Valeria Carreras, abogada del caso