jueves, 21 noviembre 2024 - 13:47

Marcha del 20: polémica con el PO. Una política equivocada, que debilita la lucha

La marcha del 20 fue la primera acción conjunta de rechazo al gobierno de Milei, su plan de ajuste y el protocolo represivo de Bullrich. Al respecto polemizamos aquí con la política del PO que consideramos muy equivocada, porque ante el ataque del gobierno y el corset represivo del gobierno, se necesitaba una marcha unitaria, con cabecera común y multisectorial; por el contrario, por la política divisionista y hegemonista del PO terminamos marchando en dos columnas.

Pese a la brutal campaña del gobierno, sus aliados y los medios hegemónicos demonizando a los convocantes y amenazando con que “el que corta no cobra” para reducir la concurrencia, la protesta fue un primer round favorable al pueblo trabajador. Por sus consignas, por la amplia composición y sobre todo porque derrotó el operativo represivo de requisas y bloqueos a quienes iban llegando. Se llegó a la Plaza de Mayo en un clima combativo y se leyó una declaración común.

El otro escollo fue el rol de la burocracia sindical, que se viene negando a llamar al paro nacional; y de los movimientos sociales ligados al PJ, que sectariamente se negaron a marchar en común con la izquierda. La responsabilidad de poner en pie esta primera acción contra el gobierno de Milei quedó esencialmente en manos del sindicalismo combativo, los movimientos sociales de lucha y la izquierda, a la que se sumaron otros sectores y favorecieron la protesta de la noche con los cacerolazos y cortes.

Este éxito no puede ocultar las tensiones y debates que hubo dentro del arco convocante, en especial con el PO y su Polo Obrero. Su hegemonismo, autobombo y sectarismo pusieron en jaque varias veces la acción unitaria. La divergencia se expresó en un acto pero con dos columnas diferentes: una unitaria, del sindicalismo combativo, sectores piqueteros, organismos de derechos humanos, centros de estudiantes, ambientalistas y partidos de izquierda que entramos por Diagonal Norte, y la columna exclusiva del PO y el Frente de Lucha Piquetero, muy mermada respecto de lo previsto, que no pudo entrar por avenida de Mayo y al final debió hacerlo por Diagonal Sur. Si bien logramos confluir en un acto unitario en la Plaza de Mayo, fue por neutralizar esa política del PO que puso en riesgo y debilitó la convocatoria cuando se necesita la mayor unidad frente al ajustazo y al operativo represivo.

Los debates no son nuevos. Pero en el marco actual del país es imprescindible sacar conclusiones para no reiterar esos errores que perjudican la lucha contra el plan del gobierno.

Sin unidad se debilita la pelea del movimiento piquetero

El movimiento piquetero refleja una conquista del Argentinazo de 2001: la organización barrial ligada a direcciones combativas y de izquierda, que le arrancaron buena parte de la ayuda social al Estado para su distribución democrática, fondos que antes manejaban los punteros del PJ con criterio clientelar. Desde entonces todos los gobiernos intentaron sacarlas de la calle, cooptaron a una parte y ahora Milei quiere barrerlas del mapa.

Con el PO venimos con un debate conceptual en torno al movimiento y sobre cómo se debe organizar y luchar. En nuestra opinión, la pelea por ayuda social es coyuntural, táctica y ayuda a acumular fuerzas en la pelea estratégica por trabajo genuino. Por eso es clave que esos movimientos se unan a la clase obrera ocupada, construyan un programa en común y superen los reclamos inmediatos, articulando la unidad de ocupados y desocupados y elevando esa lucha al plano político. El PO opina lo opuesto. Sobreestima al movimiento piquetero por encima del rol estratégico de la clase trabajadora ocupada. Considera al movimiento piquetero el nuevo sujeto social de la revolución, que debe traccionar al sector ocupado. Y que debe limitarse a una organización corporativa, separada del trabajador ocupado y de la izquierda. Una postura muy errada, más aún cuando el ajustazo ataca a todo el pueblo trabajador.

En los días previos a la marcha del 20, con esta concepción la dirección del PO pretendía que todos los sectores convocantes se subordinen al movimiento piquetero, en especial al Polo Obrero. La reunión del 15D en AGD-UBA fue multisectorial y hubo más de 200 referentes de organizaciones sindicales, políticas, sociales, estudiantiles, de género, de derechos humanos y ambientales. Acordamos una cabecera representativa de todo el arco convocante, al estilo del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ). Pero el PO rompió esos acuerdos y el lunes 18 de nuevo pretendió que su sector piquetero encabece la marcha y todo el resto vaya detrás de su protagonismo.

Esta postura absurda dificulta la pelea en los barrios, los aísla y los expone más al ataque del gobierno. Todas las demás organizaciones rechazamos esa pretensión, mantuvimos el criterio unitario y marchamos juntos por Diagonal Norte. El PO decidió dividir, mantener su cita en Congreso y su trayecto por Avenida de Mayo. Pero su piqueterismo cerrado los dejó en orsai, mermó su columna y tuvieron que ingresar a la Plaza por Diagonal Sur en forma apresurada y deslucida.

El PO separa la pelea sindical de la política y esconde a la izquierda

El otro motivo que empujó al PO a dividir y realizar su propia columna únicamente piquetera fue su posición irreductible de negarse a que los dirigentes de la izquierda integren la cabecera común y convoquen a la marcha junto a los sectores sociales. Un viejo debate con este partido, que limita la pelea al plano sindical y separa la política en otro plano, de propaganda.

Esto es ridículo, porque los propios dirigentes piqueteros del Polo lo son también del PO. Pero esta concepción tan arraigada también debilita la acción conjunta del FIT Unidad para motorizar los espacios de coordinación como el Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) y para desarrollar las nuevas direcciones y al propio movimiento piquetero. En el balance del 20, el PO repite que la marcha fue “convocada por organizaciones piqueteras, sindicales y de derechos humanos”… omitiendo por completo la presencia determinante del FIT Unidad y el resto de la izquierda.

PO: autoproclamación y sectarismo, lo opuesto a la unidad

Estas posiciones equivocadas del PO alimentan su habitual método autoproclamatorio de actuar con un pretendido hegemonismo sobre los demás sectores. Esto dificulta mucho la construcción de unidad y, en este caso, forzó a que se haya dos columnas separadas.

Durante los días de preparación del 20 el PO desconoció las convocatorias que luego logramos unificar (PSC, EMVJ y otras) y los acuerdos alcanzados en la primera reunión conjunta. Incluso pretendió subordinar a todas las demás organizaciones y espacios a un plenario limitado al sector piquetero que acompaña al Polo Obrero.

El balance de Prensa Obrera insiste en que “la iniciativa (del 20) se originó en un plenario de organizaciones piqueteras realizado en Plaza Lezama”. ¡Como si el aniversario del 2001 tuviera una paternidad exclusiva! La magnitud del ajuste llevó a otros sectores a ir confluyendo en la marcha, incluidos algunos que habitualmente no se movilizan con la izquierda, como una delegación de la conducción de ATE Capital. Como el PO también pretendía subordinarlos, marcharon con la columna unitaria de Diagonal Norte.

Si la dirección del PO no reflexiona y cambia esta línea, reconociendo la diversidad de espacios y los pesos reales de todas las organizaciones, además de ahondar los problemas en la Unidad Piquetera, el PSC y demás espacios de unidad, de hecho será funcional a las divisiones que impulsan el gobierno y la burocracia.

Como venimos planteando, para derrotar el plan de Milei y el FMI no alcanza con una marcha ni la lucha de un solo sector. Necesitamos la mayor unidad para que entre en escena con fuerza la clase trabajadora ocupada, impulsando asambleas y plenarios y exigiendo que la CGT y las CTA llamen a un paro general y un plan de lucha para derrotar el ajuste y por una salida obrera y popular.

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