Persecución y balacera irracional
El jueves por la madrugada, tres jóvenes volvían en un automóvil Fiat Palio de la fiesta de presentación de la remera de Alvarado, el club de futbol del que eran simpatizantes y pensaban pasar por la casa de otro amigo a buscar un mazo de cartas. Emanuel, el conductor, observa que una camioneta Ford Escosport sin patente los sigue desde hace unas cuadras y al llegar al semáforo de Polonia y Fortunato de La Plaza, un Volksvagen Bora también sin patente, se cruza y los encierra. Se bajan hombres de civil, armados y sin identificarse intentan abrir la puerta de su vehículo. Emanuel, asustado y convencido de que se trataba de un robo, intenta escapar. Se desata una feroz balacera, irracional desde todo punto de vista y una persecución por Polonia y Tripulantes del Fournier, hasta Goñi y la 37. Ahí el auto es interceptado por un patrullero de la Comisaría 16°, en el lugar donde quedó Matías Paredes dentro del auto, en el asiento de atrás, ya sin vida. El conductor del coche fue llevado al Higa con heridas de postas de goma. En el Palio no se encontró ningún arma y ninguno de los jóvenes que iba en el auto tenía antecedentes penales.


Del hecho participaron cinco efectivos, personal GTO, de diferentes dependencias, en dos vehículos sin identificación y vestidos de civil. En un Volskwagen Bora iban el Subteniente Juan Molina y el Sargento Julio Rufino Gerez, ambos de la comisaría 16° y con sus armas reglamentarias, marca Bersa Thunder.
En la Ford Ecosport iban el Oficial Principal Héctor Murray, de la SubComisaría de Parque Camet, el Oficial Principal Bernardo Emilio Flores, de la Comisaría 15°, y el Oficial Principal Javier Yancamil Masia, de la Comisaría 14°, todos también con sus armas reglamentarias
Como todo sucedió a unas pocas cuadras de la casa de Matías, sus familiares se enteraron en el momento, alertados por los vecinos. Corrieron al lugar a socorrer a su hijo, y fueron golpeados salvajemente por los policías que no los dejaban acercarse. Horacio, el padre del joven, relató a los medios locales “llamamos a la ambulancia y nunca apareció. Estaba Infantería y no me dejaban pasar. Me tuve que pelear con ellos, me tiraron un par de tiros, no me mataron de casualidad. Rompí el vidrió y lo saqué yo del auto. A mi señora una policía la agarró de los pelos y la tiró al suelo. ¿Qué policía tenemos? Matan a la gente buena y a los malos no”.

En el velatorio se reunieron familiares, amigos y vecinos. “No me dejen sola ¡Toquen los bombos, quiero justicia!”, pidió María Elena a los amigos de su hijo.
No es un policía, es toda la institución
Otro caso más de gatillo fácil, otra vez la maldita policía se ensaña sobre los jóvenes de sectores populares. La política de mano dura avalada por el gobierno nacional se replica en todos los niveles de gobierno.
Esta semana, el comisario mayor Luis Alberto Senra fue desplazado de su cargo como jefe de la Departamental de la Policía Bonaerense de General Pueyrredón y reemplazado por Edgardo Vulcano, proveniente del municipio vecino de General Alvarado, también manchado por un caso de gatillo fácil, en el que fue asesinado de un tiro en la espalda Luciano Olivera de tan solo 16 años, en el verano de 2021 en Miramar.
Es el segundo relevamiento de los jefes policiales de la ciudad en menos de un año, ya que en 2024 el comisario Luis Segovia fue desplazado y luego detenido por una causa de asociación ilícita que investiga la Justicia. Esto derivó en la detención de otros subordinados que habrían operado junto a él en una banda que tendría el control de los “arbolitos” y la compra-venta de moneda extranjera, el armado de causas y exigir dinero a delincuentes para asegurarles la impunidad.
Y en el marco de una avanzada represiva y criminalización de los sectores populares, el jueves 6 de febrero, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, anunciaron la llegada de las fuerzas federales a Mar del Plata: la Policía Federal, la Gendarmería y Prefectura. La medida forma parte del plan 90-10.
Son medidas de militarización de la ciudad, políticas de control social focalizadas hacia vendedores ambulantes, cuidacoches, trabajadoras sexuales, personas en situación de calle y jóvenes de barrios populares.
Repudiamos esta escalada represiva y nos solidarizamos con las victimas de gatillo fácil y sus familiares. Nos ponemos a su disposición para cualquier acción en reclamo de justicia.
¡Ningún pibe menos! ¡Basta de gatillo fácil!