Las promesas del superministro. A mediados del 2022, el Frente de Todos propagandizaba la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. Decían que era la solución necesaria a la debacle social y económica que la salida de Guzmán había dejado a las puertas del país. Tras el olvidado paso de Silvina Batakis, Hacienda recibió al hombre que los círculos del poder económico local e internacional querían. Las visitas constantes a Estados Unidos en busca de órdenes del Fondo, como las reuniones con empresarios del mismo país prometiendo la posibilidad de profundizar la explotación de nuestros bienes comunes, alentaban la idea de Massa como salvador. Sin embargo, el plan para contener la inflación que marcó un 7,4% en julio del año pasado, comenzó a desmoronarse.
La hora de la verdad. El IPC del mes de enero de este 2023 echó por tierra las dos afirmaciones que el tigrense y el gobierno en su conjunto propagandizaban: una tendencia hacia la desaceleración de la inflación y la posibilidad de que el índice comience con “el 3 adelante” en abril próximo. Algo totalmente desmentido con la medición del IPC de enero de 2023 que marcó un 6%. Haciendo que, al mismo tiempo la inflación interanual llegue a casi un 99%. Un índice que, además de esmerilar el plan económico, también comienza a poner en cuestión las posibilidades del ministro como posible candidato presidenciable en representación del Frente de Todos.
Febrero no prevé nada diferente. Se espera otro aumento de precios que promoverá aún más la carestía de vida, el incremento del 4% en las naftas que anunció Shell y la suba en el precio de la carne. Para que este último punto no desequilibre totalmente el número de la inflación, Massa extendió “Precios Justos” al sector, prometiendo una serie de cortes de carne, los cuales será una odisea poder encontrar. Un gran paso en falso en la apuesta del oficialismo y un mayor deterioro del nivel de vida de grandes franjas trabajadoras y de sectores populares. Un fenómeno que, además, conjuga grandes transferencias a sectores concentrados como las diferentes rondas del “dólar soja”.
Los ataques al bolsillo no terminan allí. Degradar aún más el poder adquisitivo es una política consciente que no piensa variar. Sumando a lo heredado por el gobierno macrista, el golpe real al bolsillo de los trabajadores formales registrados y el de los no registrados ha sido del 23,2% y del 19,6% (hasta 2022) respectivamente. Elemento central para entender el empobrecimiento de los trabajadores, que ya tiene a grandes capas dentro del porcentaje que contempla al 43% de la población pobre. A este mapa de ingresos en 2023 el oficialismo lo piensa completar con paritarias a la baja. Utilizando la falsa inflación proyectada en el presupuesto, va a intentar poner un techo en las paritarias de apenas un 60%. El dibujo contable del presupuesto que el Frente de Todos aprobó con la bendición del Fondo, nada tiene que ver con la realidad. Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que realiza el Banco Central, la inflación anual alcanzaría un 97,6%. Es probable que los deseos del gobierno nacional, como el de los provinciales, se topen con nuevos reclamos que empiecen a emerger producto de esta situación, poniendo a prueba, nuevamente, el rol de las direcciones burocráticas de los sindicatos. Son principalmente la CGT y ambas CTA quienes han funcionado como la garantía del oficialismo para hacer pasar este ajuste y entregar o congelar cualquier reclamo que haya surgido en estos tres años.
Un freno que agrava las cosas. A lo dicho se le suma otro elemento importante que comienza a preocupar al FdT: la tendencia a un posible freno económico. La escasez de dólares en las reservas, la caída de la recaudación fiscal, entre otros elementos, comienzan a debilitar la producción en la industria privada por la dificultad de importar insumos, y en el área pública disminuyendo las partidas de obras públicas. Queda claro quiénes vamos a pagar los costos de esta crisis.
Cumpliendo con el FMI. Todo lo hecho por Massa no ha significado más que el cumplimiento del programa del Fondo, hecho que meses atrás generó que recibiera las siguientes palabras por parte de Kristalina Georgieva: “Hay un compromiso muy fuerte de Argentina con el programa”. Desde el gobierno esconden la discusión, pero el nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas que se firmó con el FMI es uno de los principales elementos que alientan la inflación. No sólo por los altos porcentajes que alienta en este índice el programa que se tomó para pagar la estafa de la deuda macrista, sino también porque alienta a subir las tasas de interés hasta que las mismas emparden la inflación. Esto, también colabora con que se dé un freno en la economía, que continúe el negocio de la bicicleta financiera y que se vaya incubando un problema de la deuda en pesos. Como así también es el mismo programa el que exigió que se borren los subsidios a la energía eléctrica, medida que el gobierno decidió que termine recayendo sobre los trabajadores, absorbiendo la eliminación de los mismos en un incremento de tarifa.
Más bronca y reclamos. El fracaso principal del plan contingente de Massa comienza a expresarse en las movilizaciones y acciones que empezaron a desarrollarse nuevamente en todo el país. El ajuste exigido por el Fondo y, principalmente, el recorte en Desarrollo Social eliminando más de 160.000 programas, ubicó a la Unidad Piquetera y nuestro MST-Teresa Vive en pie de batalla. A esto se suma el reclamo en varios puntos por los tarifazos en la energía eléctrica, como en otros servicios. Así como se popularizó el reclamo de los vecinos de CABA, aunque más que nada por lo desastroso de la prestación por parte de Edesur, en Salta comienzan a desarrollarse luchas importantes. En esta provincia los tarifazos han querido pasar con un protocolo represivo por parte del gobierno provincial, sin embargo el pueblo salteño se organiza y lo enfrenta organizándose en asambleas. Otros sectores, más allá de sus direcciones, comienzan a verse obligados al menos a hacer una amenaza de paro en reclamo por las paritarias, tal es el caso de UTA. Y así se puede enumerar el comienzo de otros conflictos como el de los Metrodelegados, bancarios, el Hospital Posadas y SATSAID, entre otros.
La responsabilidad del Frente de Todos. La debacle del plan de Massa con el incremento generalizado de la inflación y la descarga del ajuste sobre los trabajadores y sectores populares, es la comprobación del verdadero carácter de este gobierno. Un frente que ya no puede sostener su careta progresista y deja asomar un contenido de derecha y fondomonetarista. Con este escenario, para tener una salida es necesario que además la lucha se complemente con una salida política en favor de las necesidades de las mayorías. En este sentido, como lo venimos haciendo público, entendemos que la actuación del FIT-Unidad debe pegar un salto y, además de ser un polo de referencia para los conflictos, tiene que ser una herramienta para desarrollarlos. Desde el MST seguiremos abonando a esta propuesta mientras intervenimos en cada lucha para ayudar a que se gane y avanzar en terminar con el plan de ajuste fondomonetarista y alentar una salida obrera y popular.