Este lunes 10 el Tesoro pagará a bonistas de la deuda externa un nuevo vencimiento del acuerdo de canje de deuda pactado por Guzmán en agosto de 2020. Esa negociación, que el gobierno pretende hacer pasar como exitosa, fue una nueva entrega de nuestro país a los fondos buitres de una deuda odiosa, ilegítima e impagable. En momentos en que se registra una grave escases de reservas netas, el gobierno cede a la presión de los buitres para seguir pagando una fraudulenta deuda y cerrar otro ruinoso acuerdo con el FMI.
De un total de vencimientos por U$S 693 millones se pagarán a los tenedores de títulos bajo legislación de Nueva York y bajo la ley argentina, U$S 538 millones corresponden a los fondos buitres privados y otros U$S 155 millones al Fondo de Sustentabilidad de la Anses y al Banco Central. El pago se realizará en un momento que las reservas netas del país se encuentran en un nivel muy bajo, apenas U$S 2.600 millones y algunos especialistas especulan con que el Banco Central estaría vendiendo las reservas en oro, para cumplir con los compromisos.
Se registran fuertes presiones de los buitres, como el Argentina Exchange Bondholders Group, que asesorado por el abogado Dennis Hranitzky, ex empleado del fondo de Paul Singer, presionan al país en momentos que los valores de las acciones argentinas retrocedieron un 4%, luego de los anuncios de Guzmán de dificultades con los funcionarios del Fondo para cerrar el nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas.
Con los dólares que hoy saldrán del país, se podrían construir 20.000 viviendas populares, generando 60.000 puestos de trabajo directos y otros tantos en forma indirecta, o se podría dar un refuerzo en los haberes de los jubilados y pensionados, el sector más castigado por el ajustazo de Guzmán, de $ 20.000 durante este mes de enero.
Un nuevo pago a los buitres
El gobierno suele hacer propaganda de un “exitoso” canje de deuda de Guzmán con los acreedores privados en el 2020, en el cual se habrían ahorrado al país miles de millones de dólares. La realidad fue muy distinta. El canje de bonos con acreedores externos de U$S 66.000 millones realizado por el ministro de economía el año pasado, fue altamente favorable al negocio de los buitres. Bonos que se cotizaban al 30% o menos de su valor en el mercado internacional, fueron reconocidos prácticamente a su valor nominal, capitalizando intereses devengados –o sea incorporándolos como capital de deuda a pagar- U$S 6.000 millones, y logrando como contrapartida un estiramiento de los plazos de pagos y una reducción en la tasa de interés, que sigue estando muy por arriba de la que se utiliza internacionalmente.
Un negocio redondo para fondos buitres que compraron a precio de remate bonos de la deuda argentina durante la crisis de pagos que tuvo Macri en 2018, cuando muchos de estos fondos decidieron retirarse de sus posiciones especulativas en el país. Es curioso, además, que el propio Guzmán reconozca que U$S 5.500 millones de estos capitales especulativos sigan aún “atrapados” en el circuito financiero del país y en lugar de expropiar estos capitales productos de la usura y el fraude, se piense en alternativas de inversión para contenerlos.
Próximos vencimientos
Se vienen nuevos vencimientos de deuda para enero, febrero y marzo. Durante este mes, de acuerdo a los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, al pago de hoy debe sumarse un nuevo vencimiento de capital con el FMI de U$S 718 millones y otros vencimientos con distintos acreedores, que sumarán en total un desembolso para el país de U$S 1.771 millones.
Entre fines de enero y principios de febrero el Fondo Monetario recibirá en total, contando el vencimiento de intereses del segundo mes del año de alrededor de U$S 360 millones, cerca de U$S 1.080 millones. Estos desembolsos se sumarán a los U$S 8.000 millones ya pagados por los gobiernos de Macri y Fernández, por los vencimientos del fraudulento crédito Stand By de U$S 45.000 millones contraído por la administración macrista y reconocido por este gobierno. De esta enorme suma Macri abonó intereses por U$S 1.479 millones y Alberto Fernández U$S 6.479 millones en concepto de capital e intereses.
El Fondo quiere más ajuste para cerrar el acuerdo
Guzmán tiene hasta marzo para cerrar un nuevo acuerdo con el FMI. A partir de ese mes, dado el monto de los vencimientos que el país no puede cumplir, la Argentina entraría en default. El gobierno ha asegurado una y mil veces que esa alternativa no está contemplada.
En el informe ante los gobernadores de la semana pasada sobre las negociaciones con los funcionarios del Fondo, el ministro de economía tuvo que reconocer que existían diferencias sobre el “sendero fiscal”. Pese a los extraordinarios deberes del gobierno, ajustando las cuentas fiscales del país (de un 4,5% presupuestado a un 3,1% final para el 2021) y las gravosas consecuencias que esto tuvo el año pasado para los ingresos de los argentinos, tal cual lo demuestra el artículo central del diario La Nación de hoy: “El déficit fiscal bajó por el ajuste en las jubilaciones y la mayor presión impositiva”, las negociaciones –secretas- estarían en problemas según los dichos del gobierno.
Los medios especializados señalan que el FMI no acepta la pauta de equilibrio fiscal primario para el 2027 que pretende el gobierno y exigiría una reducción mucho más rápida del déficit y el inicio del superávit fiscal. Como ha hecho en los acuerdos de Facilidades Extendidas (EFF) firmados en los últimos tiempos, como es el caso de Costa Rica, Ecuador, Gabón, Jordania, Kenia, Paquistán y Seychelles, las proyecciones acordadas muestran superávits fiscales para 2023 y 2024. Un ajuste muy superior al ya implementado, que no pasará sin convulsiones sociales contra un ya débil y vapuleado gobierno, que ya no habla de que el Fondo cambió para mejor, sino de lograr un acuerdo lo menos malo posible.
Esta semana se retomarán las negociaciones con el Fondo. Ya Guzmán tuvo su primera reunión por teleconferencia con el nuevo negociador del organismo para la deuda argentina, el “ortodoxo” banquero Ilan Golfajn, presidente del Banco Central durante la gestión de Temer y directivo del Credit Suize. Como con los bonistas, el acuerdo pretende hacer pasar que su actuación en las negociaciones es defendiendo la camiseta argentina. Con defensores como estos, que ya han pagado cerca de U$S 6.000 millones de un crédito, que denuncian como fraudulento, sobre la base de un brutal ajuste, estamos jodidos.
No hay posibilidades de crecer, pagar y no afectar el desarrollo de la economía y el nivel de vida de los argentinos, como mienten Guzmán, Fernández o Cristina. La única manera de hacer crecer el salario y las jubilaciones, de desarrollar la economía del país es romper definitivamente con el FMI, el Club de Paris y los bonistas buitres, dejar de pagar la fraudulenta deuda externa y destinar el esfuerzo de los trabajadores los argentinos a generar fuentes de trabajo, a la educación y salud públicas.
Para ello no hay otro camino que movilizarse masivamente como el pasado 11D, cuando a iniciativa del Frente de Izquierda Unidad, se llenó la Plaza de Mayo y las plazas centrales de todas las provincias y ciudades importantes del país contra el FMI y apoyar cada lucha contra el ajuste y entrega del país en curso, como fue el triunfante Chubutazo contra la megaminería contaminante o el reciente Atlanticazo, contra la explotación off shore petrolera en las costas argentinas.