Hace 11 años se aprobó la Ley de Identidad de Género, más precisamente el 9 de mayo de 2012. Fue un marco legal de avanzada, fue pionera porque se diagramó y conquistó por la lucha de las travestis y trans como Pía Baudracco, ATTTA la Federación Argentina LGBT y toda la comunidad de la diversidad que no sólo le pusieron el cuerpo sino también los fundamentos. Corresponde reconocer el valor ejemplar de la misma, ya que no exige ningún requisito judicial o sanitario para cambiar la identidad de género y garantiza la gratuidad de los tratamientos de reasignación. Igualmente, sigue pendiente el reconocimiento por parte del Estado de las personas no binarias.
El derecho a nuestras identidades, tal y como las deseamos y construimos, tiene un impacto concreto en nuestras vidas. Allí está la contradicción que me invade: la alegría de haber conquistado una ley que sentó las bases para construir otros imaginarios, otra habitalidad y otros tránsitos; y a la vez la necesidad del reconocimiento de la coexistencia social de nuestras identidades “travestis”. De que el DNI adjetive de lleno mi “estar siendo”, pero que eso no me cueste la vida, como sigue ocurriendo con la discriminación, la persecución policial y los travesticidios. Sabemos que no es suficiente, porque “la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida”, como bien decía Lenin.
Hoy más que nunca le exigimos al Estado que nos garantice condiciones de vida y oportunidades como a todes. Queremos políticas públicas concretas y efectivas. Como la real implementación, sin excusas, del cupo laboral trans del 1% en toda la administración pública y entidades del Estado. También el rápido tratamiento y aprobación de la Ley Integral Trans presentada por la FALGBT, que incluye educación, salud, vivienda, empleo y una reparación histórica para las personas trans sobrevivientes mayores de 40 años. Y seguimos gritando: ¡Basta de violencia policial e institucional!, ¡Basta de travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio!
Yo no quiero sólo llegar a vieja, tampoco quiero eso para mis compañeres. Yo quiero tener condiciones dignas para que esta vida sea bien vivida. No queremos más normativas a la medida justa de los gobiernos, que aun así no garantizan, no les destinan presupuesto y no tienen la voluntad política para ejecutar. No queremos más políticas discursivas para la tribuna y Ministerios de cartón pintado que no impactan sobre la dura realidad del colectivo. No queremos más que otres ocupen los lugares de decisiones, porque sin nuestras voces no hay verdadera democracia por más “centralismo” e “inclusión” que digan estar llevando a cabo.
Por eso te invitamos a que te organices junto a nosotres en Libre Diversidad y el MST en el Frente de Izquierda para dar la pelea contra los gobiernos ajustadores, sean del Frente de Todos o de Juntos por el Cambio. Siendo conscientes de que las transformaciones sociales no son luchas solitarias: es imprescindible la organización para dar la pelea tal como se hizo cuando se pensó y se logró la Ley de Identidad de Género.
Keili González