jueves, 21 noviembre 2024 - 13:57

Lealtad… ¿a quiénes?

Hace 75 años, el 17 de octubre de 1945, una multitud obrera y popular copaba la Plaza de Mayo para exigir la libertad del entonces coronel Juan Domingo Perón. Como secretario de Trabajo del gobierno militar que lideraba Farrell, desde fines de 1943 Perón había reconocido numerosos derechos laborales. Sectores patronales y militares veían allí un peligro y presionaron para desplazarlo: el 8 de octubre Perón renuncia a su cargo y el 13 es detenido.

El 17 a la noche, ya liberado, desde un balcón de la Rosada Perón anuncia su retiro de la política. Pero la fuerza del apoyo sindical y social lo lleva, días después, a lanzar su campaña presidencial. En febrero de 1946 le gana las elecciones a la Unión Democrática: una alianza gorila, pro-yanqui y clerical. La gesta del 17 de octubre pasaría a la historia como el Día de la Lealtad, aunque ya no lealtad a las conquistas obreras que le dieron origen sino a la cúpula del PJ.

De “combatir al capital” a cederle todo

Este 17 tuvo sus bemoles. La burocracia de la CGT, que había amagado con una marcha, hizo un acto virtual con el PJ, los gobernadores y el massismo buscando oxigenar a un Alberto Fernández que viene en baja y de paso al Frente de Todos. Moyano y la Corriente Federal hicieron su caravana al mediodía. Y el sector cegetista de Acuña-Piumato hizo otro acto aparte el 16, con Duhalde, Barrionuevo y Guillermo Moreno, en el monumento a Perón. El evento central sufrió problemas técnicos y circuló la versión de un ataque. El acto empezó con imágenes de militantes e históricas, al final no estuvo Cristina y aunque preveían más de un millón de asistentes no fueron más que algunas virtuales decenas de miles.

Como siempre, entre el relato oficial y la vida real hay una distancia. Pero esta vez fue kilométrica. En su corto discurso, Alberto dijo que su “mayor preocupación fue que nadie padezca más de lo que ya padece” y “pararnos primero al lado de los que más necesitan”… ¿Ah, sí? ¿Y cómo explica que el 41% de la población y el 63% de la niñez hoy estén en la pobreza? ¿Sólo por la pandemia? ¿Y qué medidas tomó para revertirlo? Ni una palabra.

“Perón no pensó en una Argentina de clases, sino en una Argentina integrada”, dijo Alberto. Ocultando así que la división de clases existe y la desigualdad social es cada vez mayor, llamó a la oposición macrista a la “unidad”. O sea, conciliación con la derecha. Y si recordamos las tres banderas del peronismo, ¿qué independencia económica es pagar la deuda externa trucha incluido lo que fugó Macri, someterse al FMI, bajarles retenciones a los sojeros y subsidiar a las petroleras? ¿Qué justicia social son los despidos, los bajos salarios, el recorte del IFE, la suba de tarifas y empoderar a policías, gendarmes y milicos? ¿Y qué soberanía política es seguir en el cipayo Grupo de Lima y votar junto con Trump, Piñera y Bolsonaro contra Venezuela? ¿Lealtad a quiénes, Alberto?

La izquierda debe terciar

La realidad viene confirmando que, para combatir a la derecha, el supuesto “progresismo” del gobierno no sirve. Es al revés: ante cada banderazo macrista, Alberto cede y retrocede. Lo hizo con Vicentín, con los bonistas y el FMI, con el impuesto a los ricos, con la apertura de la cuarentena por presión empresarial y ahora con nuevas prebendas a las corporaciones del agronegocio y el extractivismo contaminantes.

El agravamiento de la crisis reclama una tercera voz, distinta por supuesto a la derecha gorila y también al gobierno que le cede. Es que en lo esencial el plan económico de ambos no es muy diferente: hacer del país un mero exportador de materias primas para juntar dólares y luego entregarlos a los usureros internacionales. O sea, una semicolonia capitalista, sumisa al imperialismo, con los servicios privatizados, todo a costa de más ajuste, pobreza y precarización al pueblo trabajador, y a palos si hace falta.

Desde el MST insistimos en llamar a las demás fuerzas del FIT Unidad a que organicemos un evento masivo, en las calles de todo el país, junto a las luchas obreras, populares, ambientales, antirrepresivas y de género. Para ofrecer una alternativa política de izquierda, antiimperialista y anticapitalista. Para que la crisis la paguen los capitalistas y pongamos los bienes comunes al servicio del pueblo y del país. Y para fortalecer una alternativa de gobierno que ponga fin a la lealtad a los de arriba y los de afuera y sólo sea leal a las necesidades sociales.

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