lunes, 23 diciembre 2024 - 04:18

LATAM. Ocho meses de lucha, un nuevo momento ¿Cómo seguir?

Reproducimos a continuación, un material elaborado por Aeronáuticxs del MST, sobre la situación y las tareas a llevar adelante, en medio de la importante lucha en defensa de los puestos de trabajo, que vienen llevando adelante las y los trabajadores de LATAM.

El día 19 de marzo, a tan solo tres días de declarada la emergencia sanitaria, y aun sin haberse declarado la cuarentena obligatoria, la CEO de la compañía manifestó la ‘necesidad’ de tener que reducir salarios en un 50% como única vía posible de supervivencia para la filial. Se iniciaba una lucha que ya lleva ocho meses, que comenzó en defensa de nuestro salario y que a partir de la presentación del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) el 17 de junio, tiene su eje en la exigencia de nuestra continuidad laboral.

Lxs aeronáuticxs del MST somos parte desde el inicio de esta dura batalla y hacemos este aporte para que discutamos entre todxs cómo continuar esta pelea.

Enfrentando grandes dificultades

Desde el inicio nuestra pelea tuvo que enfrentar grandes dificultades. En primer lugar, una multinacional que desde el comienzo tuvo como único objetivo aprovechar la crisis sanitaria para avanzar en una hoja de ruta de ajuste y flexibilización. Desde hace años la empresa busca avanzar en ese camino, y aunque consiguió algunos resultados (cierre de call centers, de oficinas comerciales, de bases en Bahía Blanca y San Juan, tercerización de sectores, implementación del Interchange, reducción de frecuencias de vuelo, interpretaciones ‘creativas’ a convenios colectivos), la realidad es que nuestra resistencia le impidió avanzar hasta donde quería. Por eso intentaron utilizar la pandemia de COVID-19 para avanzar en su agenda, comenzando por la reducción unilateral del 50% de nuestro salario, apelando a aprietes, extorsiones, negociaciones individuales, etc.

Se encontraron nuevamente con nuestra resistencia, y con la negativa de las conducciones sindicales. Al no contar con las garantías necesarias para avanzar en su agenda precarizadora, deciden suspender sus operaciones. Así lo reconocen ellos mismos. En un documento de 60 páginas presentado ante el Ministerio de Trabajo, la compañía dejó en claro las razones para retirarse del país: la imposibilidad de aplicar políticas de ajuste y flexibilización sobre sus trabajadorxs.

La mayor parte del documento está dedicado a enumerar los objetivos que LATAM se impuso en los últimos años y que no pudo lograr: fusionar tareas, ampliar horarios, comprimir turnos, reducir francos y feriados, cerrar dependencias, etc. Todo con el objetivo obvio de reducir drásticamente el personal. Medidas todas que contaron con la resistencia de lxs trabajadorxs.

En palabras de la empresa, “cada iniciativa asociada a estos objetivos [aumento de productividad, competitividad, y eficiencia] fue consistentemente resistida.”

LATAM nunca estuvo dispuesta a negociar, porque su objetivo fue en todo momento forzar al gobierno, a los sindicatos, y a nosotrxs, a aceptar su plan de reestructuración.

Esto explica que durante las audiencias realizadas en el Ministerio de Trabajo mandó siempre a la segunda y tercera línea a negociar y jamás se movió de su exigencia original de reducción salarial de 50% y reestructuración. Es decir, LATAM nunca intentó una negociación, sino imponer su decisión.  Según informan los sindicatos, todas las propuestas presentadas por ellos fueron rechazadas de plano por la compañía (vale aclarar que dichas propuestas son desconocidas por lxs trabajadorxs y nunca fueron consultadas). Y, por si fuera poco, a pesar de dictámenes y fallos en contra sigue sin cumplir con los trabajadores.

Segunda dificultad: la pasividad del gobierno frente a la empresa

Desde el inicio del conflicto el gobierno mostró una pasmosa pasividad frente a las decisiones de LATAM. Así lo decíamos en un comunicado que escribimos en el mes de junio:

 “Lo cierto es que el Gobierno Nacional que prometió ‘mano dura para con el empresariado que incumpla’, muestra una notable falta de decisión para tomar las medidas necesarias contra una empresa que no tiene ningún inconveniente en declarar públicamente que violará ‘todas las normas que hagan falta para defender sus intereses’. Después de desentenderse durante semanas del conflicto, el Ministerio de Trabajo sacó un dictamen dándole a la compañía tres días para pagar el monto salarial descontado. A más de una semana de dicho dictamen la empresa no ha cumplido y sigue sin recibir sanciones.

Por el contrario, sin revisar siquiera los libros contables, y muy lejos del ‘les toca ganar menos’, el gobierno de Alberto Fernández brinda subsidios millonarios a una compañía que acaba de repartirse 57 millones de dólares en dividendos. Así, mientras millones de personas buscan con qué subsistir la cuarentena, la CEO de la compañía cobra subsidio ATP. Así de indignante y ridículo como se lee”. (Aeronáutica y pandemia: vía libre para el atropello empresarial)

El propio ministro de Trabajo, Claudio Moroni, tuvo la desfachatez de decir tras la presentación del PPC que “la empresa anunció su cese de operaciones y no hay ninguna perspectiva. Ya no nos queda más que hacer, para nosotros la etapa administrativa está cerrada. Ahora quedan decisiones individuales, que cada trabajador haga lo que considere”. Una verdadera burla para lxs trabajadores, y más viniendo de un gobierno que habla de un ‘Estado presente’ y de ‘empresarios miserables’ a los que finalmente deja que se salgan con la suya.

Por el lado del Ministerio de Transporte, pasaron siete meses para que el ministro Mario Meoni manifestara públicamente la decisión de garantizar nuestra continuidad laboral. Aunque las declaraciones no tienen aún un correlato en la realidad.

Esta pasividad, además de dejarnos desprotegidos ante la prepotencia patronal, le dejó las manos libres a la empresa para avanzar en su política de vaciamiento. Por eso, desde el inicio dijimos: “Exigimos que el Estado actúe de manera inmediata, en primer lugar, para evitar el vaciamiento de la empresa: que toda su estructura, incluida flota de aviones y cuentas bancarias se declaren de utilidad social. Y si LATAM insiste en su política y chantaje, que se nacionalice la empresa, incorporando todas sus rutas, infraestructura y personal al sistema aerocomercial estatal junto con Aerolíneas Argentinas, bajo control de sus trabajadorxs y garantizando, por supuesto, el salario y los beneficios de sus empleadxs.”  (Unidad para enfrentar la extorsión LATAM, 20 de junio)

Tercera gran dificultad: la pandemia de COVID y la cuarentena

Atravesamos gran parte de esta lucha sin poder encontrarnos en nuestro lugar de trabajo para debatir y poder tomar medidas de lucha. La falta de vuelos comerciales y las suspensiones no nos permitieron, por ejemplo, tomar acciones directas que frenaran los vuelos u otras variantes.

Hasta el 14 de julio, con la toma del hangar, tuvimos que organizarnos y dar la pelea de manera virtual con las lógicas complicaciones y debilidades que esto tiene. Fueron meses en los que la empresa aprovechó para avanzar con aprietes y extorsiones, a la vez que comenzaba su política de vaciamiento.

Cuarta gran dificultad; la política de casi todas las conducciones sindicales

Esta fue de las más importantes. Empezando por APA y el Frente Aeronáutico, hasta la AAA y los sindicatos de empresa, ninguna de las conducciones sindicales se puso a la cabeza de organizar a lxs trabajadorxs y discutir con la base la manera de enfrentar la prepotencia de LATAM. Algunos incluso guardaron silencio directamente durante ocho meses, abandonando a sus afiliados.

Escudándose en la seguridad sanitaria, no solo se negaron a movilizar, sino que cuando la movilización era un hecho pusieron todos sus recursos para desmovilizar: sabotearon asambleas y reuniones, bloquearon compañerxs de grupos de whatsapp, lanzaron acusaciones contra quienes nos movilizábamos, intentaron generar divisiones, etc.

Vale aclarar que estos mismos sindicatos, que nos llamaban a no movilizar y quedarnos en casa, son los mismos que no tuvieron ningún problema en salir a la calle en pleno pico de la pandemia para celebrar el 17 de octubre el ‘Día de la lealtad’ y días después recordar a Néstor Kirchner. O sea, para movilizar con sus trabajadores no, para sus actos partidarios sí. ¡Y son los mismos que después hacen discursos macartistas contra la izquierda!

Durante ocho meses jugaron todas sus fichas a la negociación en los ministerios. Ya en el mes de junio advertimos “la experiencia de estos noventa días demuestra que la negociación por sí sola no alcanza para frenar a una patronal que ha mostrado de sobra su negativa a buscar puntos de acuerdo. La movilización no solo no va contra la negociación, sino que es la única manera de fortalecerla”.

Hoy, son los propios sindicatos lo que aceptan que la negociación no condujo a nada (discurso de Llanos en el Ministerio de Transporte).

Una lucha ejemplar: el comienzo de la organización

Como respuesta a la ofensiva patronal y a pesar de las limitaciones que nos imponía la cuarentena obligatoria, lxs trabajadores empezamos a organizarnos desde el principio. En el caso de tráfico, a través de asambleas virtuales, con una gran participación de trabajadorxs de todo el país.

Las primeras acciones que tomamos fueron la publicación de un comunicado denunciando los aprietes de la empresa y una campaña de flyers y videos denunciando y dando a conocer la actitud de la empresa. A la vez que rechazamos la negociación individual que la compañía quería imponernos para quebrarnos. Más tarde abrimos cuentas en Twitter e Instagram para difundir la lucha y recoger adhesiones.

En el caso de vuelo, empezamos con las transmisiones streaming por Youtube. Si bien no se trataba de asambleas en la que todxs tuvieran voz y voto, fue un primer paso importante para contrarrestar la ofensiva que la empresa había desatado sobre lxs compañerxs, llevando claridad y propuestas.

La presentación del PPC y un avance en la lucha

En la noche del 17 de junio, tras enterarnos que la empresa había presentado el PPC realizamos una masiva asamblea del sector de tráfico, que duplicó en número las ya de por sí importantes asambleas que veníamos haciendo en plena cuarentena. Muchxs compañerxs que no asistían habitualmente se sumaron y manifestaron la disposición a enfrentar este atropello patronal. A pesar de habérselo solicitado, la conducción de nuestro sindicato (APA), no participó.

En la asamblea resolvimos impulsar una acción el día viernes 19 en el Ministerio de Trabajo, con el objetivo de instalar nuestro conflicto en la calle y de mostrar nuestra disposición a luchar en defensa de nuestra fuente de trabajo. Pero mientras la mayoría de lxs compañerxs buscaba la manera de poder movilizarse, lamentablemente sectores de la conducción del sindicato comenzaron a operar a través de mensajes privados para levantar la acción. Sus argumentos eran básicamente que la movilización podía entorpecer las negociaciones, que no contaba con el aval del sindicato, que violaba la cuarentena, etc.

A pesar de que la acción ya había sido votada y que considerábamos equivocado levantarla, convencidxs de que solo la máxima democracia puede fortalecernos en esta pelea, decidimos impulsar una nueva asamblea en la noche del jueves 18. Asamblea que otra vez contó con una participación masiva y que volvió a mostrar la disposición de todxs a defender nuestros derechos.

Para que no quedara ninguna duda de que consideramos indispensable la máxima unidad posible para esta lucha, decidimos entre todxs posponer la marcha y convocar una nueva asamblea con la participación de la conducción del sindicato. La participación de APA en esa asamblea fue lamentable. En lo que pareció una burla hacia quienes nos jugábamos el trabajo, solo nos dedicaron unos minutos “porque tenían un cumpleaños”. Y sin ninguna propuesta alternativa siguieron insistiendo en desmovilizarnos. En ese momento priorizamos mantener la unidad por sobre todas las diferencias, y así la movilización se fue posponiendo. La empresa aprovechó la pasividad y el inmovilismo a que nos llevó la conducción de APA para redoblar la ofensiva sobre nuestrxs compañerxs a través del retiro ‘voluntario’.

La toma del hangar y el inicio de la movilización

El martes 14 de julio, un grupo de 20 técnicos pertenecientes a USTARA, ocuparon el hangar que LATAM tiene en el aeroparque porteño para evitar que la compañía se lleve a Chile los seis aviones Airbus 320 que se encontraban ahí.

Más allá de nuestras profundas diferencias con la conducción de USTARA, entendimos que la permanencia en el hangar y la convocatoria en Aeroparque abrían la posibilidad de comenzar el proceso de movilización.  Y así fue que se generó una movilización de cientos de trabajadorxs que nos autoconvocamos para apoyar a los compañeros que ocupaban el hangar y para defender nuestra fuente laboral.

En aeroparque confluimos trabajadorxs de todas las áreas: técnicos, cargas, ventas, tráfico, vuelo. Muchxs ni siquiera nos conocíamos a pesar de trabajar juntxs desde hace años. Para otrxs, que nunca habían participado de marchas o asambleas, se trataba de su primera experiencia de lucha en condiciones muy difíciles. Lo que vivimos diariamente bajo el frío del río, fue solidaridad, compañerismo y decisión de luchar juntxs en defensa de nuestro trabajo. En pocos días logramos lo que el conjunto de sindicatos aeronáuticos no había hecho: instalar nuestro conflicto en la agenda nacional.

Lejos de sumarse y unificar el reclamo, las cúpulas sindicales hicieron prevalecer sus internas. La conducción de Aeronavegantes ‘apoyó’ aunque sin movilizar toda su capacidad. La cúpula de APA se dedicó a sabotear e intentar desmovilizarnos, acusándonos de estar con la derecha mientras se guardaban en sus casas sin hacer ninguna propuesta alternativa. Fue el colmo, cuestionar y atacar a quienes pasábamos frío y arriesgábamos la salud, mientras ellos no hacían absolutamente nada. O se dedicaban a meras negociaciones ministeriales que ahora reconocen que no sirvieron para nada.

Comienza el trabajo intersectorial

Los 20 días de toma y la presencia diaria que mantuvimos en Aeroparque fueron la clave para que surgiera la primera gran conquista de nuestra lucha: el trabajo intersectorial.

Fue esta unidad entre sectores y por la base, la que permitió instalar el conflicto en la agenda nacional, generar la impresionante campaña de solidaridad que contó con la participación de infinidad de artistas y personalidades, realizar tres grandes caravanas, recibir la solidaridad de muchísimas organizaciones sindicales, expresadas el plenario solidario del lunes 27 de julio.

De esa unidad surgió el gran festival virtual del sábado 15 de agosto que fue seguido por más de nueve mil personas, y que contó con la presencia de artistas de la talla de León Gieco, Javier Malosetti, Falta y Resto, Agarrate Catalina, Karamelo Santo, La Delio Valdez y muchxs más.

De esa unidad surgió también la innovadora propuesta del Flashmob LATAM en el Obelisco, que tuvo una gran repercusión mediática no solo en nuestro país, sino a nivel internacional, alcanzando las 250.000 reproducciones en el mundo entero.

En poco tiempo se demostró de lo que somos capaces lxs trabajadorxs cuando nos unimos, cuando participamos, cuando nos escuchamos y respetamos, cuando luchamos juntxs. Una fuerza que ningún aparato sindical puede reemplazar, la de sentirnos protagonistas.

Y todo este trabajo en común se consolidó a partir de la Asamblea Intersectorial. Un espacio donde todxs podemos participar, hablar, escucharnos y decidir. Sin imposiciones, sin censura y sin patotas que callen a quienes piensan diferente.

A partir de esta asamblea intersectorial, y a pesar del previsible abandono de la conducción de USTARA, fuimos resolviendo y llevando adelante nuevas acciones:

  • Varias concentraciones en la puerta del Ministerio de Transporte, en la que presentamos una solicitud de audiencia
  • La marcha desde la A.N.A.C hasta el mismo Ministerio
  • La gran movilización del 8 de octubre desde el Obelisco al Ministerio de Transporte para solicitar que finalmente nos reciban. Acción que dio origen al grupo creativo intersectorial encargado de cartelería, pasacalles, cancionero y demás propuestas centradas en volcar mucho ingenio a las manifestaciones
  • La Caravana a Ezeiza del lunes 19 de octubre: una caravana que surgió bien desde abajo, con el impulso y la fuerza de todxs. Discutiendo en asambleas intersectoriales y superando los intentos de división y aislamiento que intentaron desde las distintas conducciones sindicales burocráticas. Tuvo la importancia, además, de ser la primera acción en respuesta a la reapertura de vuelos de LATAM. Días después, APA haría una nueva acción en Ezeiza, sin convocarnos, sin permitirnos el uso de la palabra y enviando dirigentes a amedrentarnos para que no hablemos. Quienes fuimos ese día pudimos vivir en carne propia la diferencia entre acciones en las que somos protagonistas, de aquellas en las que somos un adorno para engrosar el aparato sindical.

Un primer éxito en nuestra pelea

La caravana se dio además en el marco de los primeros éxitos obtenidos en estos siete meses de lucha, ya que el miércoles 14, y como resultado de la acción del 8 de octubre, fuimos recibidos por primera vez por el Ministerio de Transporte, abriendo la posibilidad de una negociación que garantice nuestra continuidad laboral. Al día siguiente, a través de los medios de comunicación, el ministro Meoni nos reconocía como interlocutores a quienes nos venimos movilizando sin apoyo de los sindicatos.

El jueves 5 de noviembre volvimos a movilizar al Ministerio de Transporte, ya que durante veinte días habíamos intentado sin éxito que nos atendieran para continuar la negociación por la continuidad laboral.  

Una vez más, la movilización dio resultado y fuimos recibidxs por representantes del Ministerio. Se nos volvió a plantear que a partir de la ‘normalización’ de los vuelos se iba a garantizar la continuidad laboral y que para eso se iba a conformar una mesa de trabajo con todos los sectores involucrados, incluyendo a quienes estamos organizados en la asamblea intersectorial.

Naturalmente creemos que no podemos conformarnos con meras declaraciones. Es necesario seguir presionando para lograr que ese compromiso pase de las palabras a los hechos. Pero no estamos en absoluto de acuerdo con quienes minimizan este logro.

Un nuevo momento

Si hicimos todo el relato de estos ocho meses de lucha no fue para ejercitar la memoria ni para pasar el rato, sino con dos objetivos bien precisos:

a) Valorar todo lo que hemos hecho, que es mucho, y que lo hicimos en condiciones muy difíciles. Mientras muchxs fueron abandonando el barco nos mantuvimos con fuerza, unidxs y movilizadxs. Y esto ya es una gran conquista. Instalamos nuestro conflicto en la agenda nacional, recibimos innumerables muestras de solidaridad, resistimos la extorsión de la empresa y los aprietes sindicales, y logramos ser recibidos por el Ministerio de Transporte.

b) Comprender que estamos en una lucha que no terminó y en la que aún queda mucho por recorrer, lo que nos obliga a pensar entre todos los nuevos pasos.

En ese sentido, lxs aeronáuticxs del MST creemos, y ponemos a consideración y debate de todxs, que es necesario definir un cronograma de lucha teniendo en cuenta lo que logramos y lo que nos resta conseguir.

Tras ocho meses de lucha seguimos siendo empleados de LATAM. Aunque algunos gremios nos digan que la empresa ya no existe y nos insten a agarrar el PRV, la realidad es que la empresa aún no se fue ni renunció a sus rutas. Es muy posible que se vaya. Y también es posible que intente reiniciar sus operaciones con una plantilla reducida y tratando de cambiar condiciones laborales.

Mientras, seguimos siendo empleados y cobrando una parte de nuestro salario. Sin embargo, desde hace meses nos deben la mitad de nuestro sueldo. Y a pesar de dictámenes y cautelares a favor, el Ministerio de Trabajo no ha hecho nada. Por lo tanto, proponemos hacer en el Ministerio de Trabajo lo mismo que hicimos en Transporte: pedir que nos reciban y movilizar hasta que lo hagan.

A su vez, y ante las promesas de Transporte, mantener la presión para lograr que se plasme el compromiso asumido.

¿Qué hacer frente a los sindicatos?

El miércoles 11 de noviembre los sindicatos nucleados en el Frente Aeronáutico realizaron una caravana desde Ezeiza hasta los Ministerios de Transporte y Trabajo, de la que fuimos parte.

Como nos tienen acostumbradxs, ni la acción, ni los objetivos, ni la continuidad, fueron consultadas con el conjunto de lxs trabajadorxs, quienes debemos limitarnos a ser observadores y receptores de las decisiones que toman otrxs. Este método, tradicional en la mayoría de las conducciones sindicales argentinas va acompañado por el silenciamiento de quienes opinan distinto, incluyendo el amedrentamiento y la utilización de patotas, como quedó claro en la propia acción cuando dos compañerxs de vuelo fueron agredidxs por el solo hecho de pertenecer a la Asamblea Intersectorial y flamear sus banderas en lugar de las banderas de los sindicatos.

El discurso de Llano desde la puerta del Ministerio de Transporte estuvo centrado en la denuncia de los Ministros Moroni y Meoni, diferenciándolos de Alberto Fernández.

Nosotrxs no coincidimos con esa visión. Consideramos que la pasividad mostrada por ambos Ministerios frente a LATAM no es distinta que la mostrada por todas las áreas del gobierno de Alberto Fernández frente a Vicentín, las clínicas privadas, la misión del FMI y los acreedores internacionales, los grandes dueños del agro-negocio etc.

Por lo tanto, nos negamos a participar o ser utilizados para una disputa interna del Frente de Todos con el objetivo de sacar y poner Ministros de acuerdo al sector peronista que representan. Nuestro reclamo es concreto y está dirigido al gobierno de AF, sea quien sea su ministro.

Lxs aeronáuticxs del MST coincidimos en que hace falta una lucha unificada de todxs los aeronáuticxs contra la política aeronáutica y que debe incluir: la continuidad laboral de lxs trabajadorxs de LATAM, Andes, Avianca, tercerizadxs, etc.; la defensa de los convenios en toda la actividad; la apertura de paritarias; el enfrentamiento a los despidos en Aerolíneas Argentinas, la lucha contra la modificación del decreto 671 de la ANAC; la oposición al desafuero de los delegados de Austral, etc.

Pero para eso no alcanza con convocatorias aisladas. Es necesario un plan de lucha que sea debatido y decidido por el conjunto de lxs trabajadorxs.

Lo que proponemos es:

  • Elaborar nuestro propio plan de acción según las necesidades que tiene nuestra lucha, comenzando por ir hacia el Ministerio de Trabajo sin abandonar la presión sobre transporte. En ese sentido hacer todas las acciones que sean necesarias, incluida la posibilidad de volver a Ezeiza
  • Mantener y fortalecer nuestra Asamblea Intersectorial. Esta es la única instancia que reconocemos para organizar nuestra lucha, ya que ahí tienen voz y voto todxs lxs trabajadorxs de LATAM. Sean del sector que sean, sin importar si son delegados o no, sin importar las diferencias políticas o de cualquier índole, ahí decidimos entre todxs democráticamente. Esa es la manera de mantener la fuerza y la unidad.
  • Consideramos fundamental la unidad de acción para defender las reivindicaciones. En ese sentido nos parece importante exigirles a todos los gremios aeronáuticos un verdadero plan de lucha discutido con el conjunto de lxs trabajadorxs. Pero como no confiamos en una dirigencia sindical que se maneja sin consultar, sin socializar la información, que prioriza sus disputas internas (políticas y sindicales), que calla, desplaza y agrede a quienes opinan distinto; creemos que cada acción que sea convocada hay que evaluarla y definir si sirve o no de acuerdo a nuestra propia agenda. No podemos correr detrás de una agenda que no manejamos, que se mantiene oculta y que además no nos incluye.
  • Impulsar la coordinación con sectores de otras empresas que opinen como nosotrxs, es decir que estén de acuerdo en una lucha unificada, pero en la que lxs trabajadorxs seamos protagonistas, discutiendo y decidiendo entre todxs.

Aeronáuticxs del MST

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