Pasó un jueves de profunda tristeza y bronca. Por la brutal represión y desalojo de las familias en Guernica nos movilizamos en Paraná para expresar nuestro repudio. Mientras llegábamos a las oficinas locales de Desarrollo Social de Nación se difundió la decisión de la jueza Castagno de desalojar a los militantes sociales y Dolores Etchevehere de Casa Nueva en Santa Elena.
Sin dar lugar a resolver la situación de fondo, se definió el desalojo de quienes se encontraban desde el 15 de octubre en Casa Nueva. El festejo de Luis Etchevehere, sus dos hermanos y su madre, junto a Patricia Bullrich, se viralizó rápidamente. Casi como una foto de campaña, pensando en 2021, sus sonrisas expresan el más profundo desprecio que tienen los ricos sobre las necesidades más básicas que tenemos la mayoría de la población. Su felicidad y sus expresiones en un día donde 1.400 familias fueron brutalmente desalojadas, reprimidas y expulsadas a no tener donde vivir, son despreciables. El Estado garantiza una vez más los privilegios de una clase capitalista y profundiza la desigualdad social.
La justicia no es garante de nuestros derechos
En respuesta a la decisión de la justicia, Grabois difundió una carta donde expresaba que fueron duramente derrotados. En la misma explica que dejarían la estancia y continuarán el reclamo en tribunales. Si hay algo claro para quienes venimos luchando por la transformación del modelo productivo es que la justicia entrerriana es una de las aliadas más directa del gobierno para sostener y profundizar el modelo de despojo y agronegocios.
Hacer un recuento histórico excede las posibilidades de este artículo, pero solo con mencionar el fallo a favor de las fumigaciones en las escuelas rurales[1], o el fallo contra Estela Lemes[2], docente que lucha para que el Estado reconozca que la enfermedad que sufre es producto de la exposición crónica a agrotóxicos por trabajar en una escuela rural. Muestran cómo la garantía no puede estar nunca en las instituciones que son sostén de un sistema que envenena contamina y expulsa. Necesitamos la más amplia unidad y organización por abajo para lograr la expulsión del agronegocio de nuestra provincia, para recuperar lo que es nuestro, la soberanía sobre qué, cómo y dónde producir.
Mención aparte merece el operativo desalojo. El despliegue policial casi sin precedente en nuestra provincia parecía responder más a una acción de demostración que de efectiva necesidad. Rosario Romero, ministra de gobierno, y el gobernador Bordet se preocuparon más en asegurarle a Cambiemos y los Etchevehere que la propiedad privada está garantizada, que en responder a las organizaciones sociales y agroecológicas cómo asegurar sus emprendimientos en medio del constante hostigamiento del agronegocio. En una provincia donde nos acecha el fuego en los humedales y la crisis económica y sanitaria, las respuestas sociales no llegan y las instituciones de nuevo se arrodillan ante el sostenimiento de un sistema desigual.
Las penas son nuestras. Las vaquitas, hectáreas y producción son ajenas
Desde el MST en el FIT Unidad expresamos nuestro rechazo a la represión en Guernica y exigimos tierra para vivir para todas las familias. Aportamos nuestra mirada socialiasta para expresar que es urgente y necesario declarar de utilidad social esos terrenos y ponerlos al servicio de las necesidades sociales y no de los negociados especulativos de unos pocos.
Esta realidad no es ajena a nuestra provincia. Mientras existan los Etchevehere y los defensores de la propiedad privada, privada porque priva de terreno a escuelas rurales, porque avanza sobre el borde costero, porque despoja a pequeños productores, porque es inaccesible para la mayoría de trabajadores con salarios congelados y por debajo de la línea de pobreza. Mientras exista una clase capitalista parasitaria que ostenta riqueza y poder gracias a la explotación y opresión de las mayorías, nuestros derechos más básicos no van a estar garantizados. Nos oponemos a la precarización de nuestras vidas, porque sabemos que una vida digna es posible. Por eso llamamos a organizarnos y luchar por otro modelo. Uno donde la tierra sea para vivir, la producción para que todxs podamos comer y las decisiones las tomemos la mayoría.
Frente a la crisis económica, sanitaria, ecológica y social, la salida es que las decisiones las tomemos los que nunca gobernamos, la salida es la democratización de la justicia para que las decisiones no queden en manos de quienes sostienen el statu quo. La salida es que las mayorías sociales decidamos sobre nuestro territorio mediante la declaración de utilidad sociales de las tierras y una reforma agraria integral y agroecológica. Así como la estatización de la banca y comercio exterior, para un efectivo control sobre las especulación financiera y comercial. Y el no pago de la deuda externa. Solo así toda la riqueza que el pueblo trabajador genera puede ser puesta al servicio de las necesidades reales de las mayorías sociales y no de las ganancias capitalistas de unos pocos. Sin socialismo no hay solución.
[1] https://www.pagina12.com.ar/227947-via-libre-para-fumigar-cerca-de-las-escuelas-rurales-de-entr
[2] https://periodismodeizquierda.com/entre-rios-estela-lemes-y-su-lucha-inclaudicable-contra-el-extractivismo/