Lanús. ACUBA: el síntoma de la crisis habitacional

El intento de ocupación del predio ACUBA en Lanús, que terminó con un operativo policial, tres personas detenidas y un fuerte despliegue de fuerzas volvió a poner sobre la mesa un problema profundo que atraviesa al distrito: la crisis habitacional,  la pobreza, la falta estructural de espacios disponibles para vivir, y la falta de políticas concretas.

Un problema estructural

Lanús es hoy uno de los municipios con mayor densidad poblacional del país. Es decir: la mayor cantidad de habitantes por metro cuadrado en toda la Zona Sur, un territorio donde casi no quedan tierras libres, donde escasean los espacios verdes y donde el crecimiento urbano se dio durante décadas sin planificación estatal sostenida.

A esto se suma un dato que agrava aún más la situación: la paralización de los programas municipales de vivienda, especialmente los que se proyectaban sobre la ribera del Riachuelo y que, con los cambios de gestión, quedaron suspendidos y nunca retomados.

Una necesidad que crece

La falta de tierras, la ausencia de viviendas accesibles, los alquileres imposibles y la caída del poder adquisitivo empujan a miles de familias a una situación desesperante. La demanda de un techo no surge de la “decisión” individual, sino de un contexto de pobreza creciente, empleos inestables y viviendas ociosas que permanecen vacías mientras aumentan los casos de hacinamiento.

La ocupación del predio ACUBA, donde participaron alrededor de 90 personas, no puede comprenderse si se la separa de esta realidad estructural. Como sucede en todo el Conurbano, detrás de cada conflicto por la tierra hay familias que no encuentran otra salida y un Estado que mira para otro lado.

Menos palos, más viviendas

Según el informe policial, algunas de las personas presentes en el predio portaban machetes y arrojaron piedras contra los efectivos, lo que derivó en un operativo con postas de goma, tres detenciones y un agente con lesiones leves.

Pero aun en estos contextos de tensión, la respuesta no puede reducirse a la represión. La intervención del ACUBA vuelve a mostrar que, sin políticas públicas de acceso a la vivienda, los conflictos se reiteran y se profundizan.

Planificación, vivienda y memoria

El debate sobre qué hacer con la tierra disponible tampoco es neutral. Lanús tiene muy pocos espacios libres y muchas casas ociosas. Y los pocos espacios libres que hay muchas veces se destinan a proyectos inmobiliarios que no dan respuesta a la necesidad habitacional, sino que terminan siendo un negocio para unos pocos.

El caso de Campomar es un ejemplo contundente. Ese predio, señalado como centro clandestino de detención y fusilamiento durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica, fue objeto de un proyecto municipal que buscaba avanzar con un mega proyecto inmobiliario bajo el argumento de museos, viviendas y plazas.

Organizaciones de derechos humanos y vecinos se opusieron porque ese terreno debe preservarse como espacio de memoria, no como un negocio privado ni como una excusa para borrar la historia.

Por eso, cuando se discute el uso del suelo en Lanús es fundamental aclarar: La solución habitacional debe construirse sobre tierras disponibles, ni destinadas a la memoria, y siempre bajo programas públicos que garanticen acceso real y equitativo a la vivienda. No un negocio inmobiliario.

Políticas sostenidas, no parches

Mientras los programas de vivienda sigan paralizados, mientras no exista un plan integral de urbanización, mientras los alquileres sigan siendo inaccesibles y mientras las tierras libres se destinen a negocios antes que a necesidades sociales, la crisis habitacional seguirá generando escenarios de conflicto.

Lanús necesita:

  • Reactivar y ampliar los programas de vivienda detenidos.
  • Planificar el uso del suelo, incorporando espacios verdes y reservas urbanas.
  • Garantizar que las tierras no se destinen a proyectos privados a costa de la memoria histórica.
  • Generar alternativas para las familias que no pueden alquilar y viven en condiciones críticas.
  • Uso planificado y colectivo de las viviendas ociosas

Sin estas medidas, cada operativo policial será apenas una foto tensa de un problema mucho más profundo: el derecho a un techo, postergado una vez más.

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